José María Cabrero, Hijo Predilecto de Siétamo

El Ayuntamiento de Siétamo ha nombrado Hijo Predilecto a José María Cabrero y el reconocimiento lleva implícito dar su nombre a la pista polideportiva de la localidad natal. Por tanto, sumará este nuevo espacio a la plaza que tiene dedicada en Radiquero, junto a la iglesia en cuya torre hay una campana que regaló “el cura Cabrero”. En enero de 2003, el Ayuntamiento de Alquézar le dedicó una placa “a su párroco y amigo” por la labor social.

El reconocimiento, recibido con “plena satisfacción popular” se aprobó en la sesión plenaria celebrada del jueves en Siétamo y aunque la iniciativa se planteó hace tiempo no ha trascendido hasta ahora.

En su trayectoria ha recibido el Premio Cruz de Sobrarbe y la Pajarita de Plata en la Gala Alto Aragoneses, de DIARIO DEL ALTOARAGÓN. Ambos acreditan el perfil propio de curas rurales que realizan su labor pastoral con tanta proximidad que parecen “de la familia” y tienen puertas abiertas en todas las casas.

La actividad pastoral de Cabrero se extiende por 21 parroquias del Obispado de Huesca desde que llegó hace 45 años. En ese tiempo, ha contribuido a la rehabilitación de más de 30 ermitas, abadías e iglesias con apoyos del Obispado, vecinos y ayuntamientos. Se involucra en casi todo con vecinos de pueblos y aldeas distribuidas entre Alquézar, Radiquero, Buera, San Pelegrín, Asque, Colungo y 15 localidades del Sobrarbe donde su presencia es habitual. “Para el cura es una satisfacción. Significa que el servicio pastoral es del agrado, congeniamos y estamos a gusto”. Encarna el espíritu propio del cura rural, de vida generosa y sacrificada que se desvive por todos, dotado de cualidades como cercanía, proximidad y trabajo abnegado. “Soy de pueblo (Siétamo) y conozco bien el ambiente, de respeto, confianza plena y buen humor que ha sido una de mis características. Es bueno alegrar a la gente y animarla con jotas cantadas”, afirma.