Monegros

LOS MONEGROS - LA NUEVA NORMALIDAD

La energía de los héroes invisibles que dio soporte frente a la covid

Centenares de voluntarios han ayudado a contener la pandemia en Los Monegros

La energía de los héroes invisibles que dio soporte frente a la covid
La energía de los héroes invisibles que dio soporte frente a la covid
M.B.

SARIÑENA.- Haberlos, haylos, y si en Los Monegros corresponden casi 7 kilómetros para cada habitante, se puede afirmar que hay más de uno en cada kilómetro, porque, en la situación tan inverosímil que estamos viviendo desde el 14 de marzo, los héroes sin capa, pero uniformados, han movilizado todo tipo de energías positivas. Sus acciones en toda clase de actividades esenciales y sentimentales, han hecho que todo funcione.

En Sariñena, Pilar, Juan, Lorena, Tere, José Luis, Enrique, Ingrid, Ani, Sandra, María Jesús, Montse, Alicia, Marisa, Judith, José María, Ana, Alex, Carmen, Iris, Nuria... y cientos más se han sumado, a través de sus agrupaciones, a colaborar en iniciativas que han permitido, por ejemplo, proveer de material de protección, acompañar y apoyar a los colectivos más vulnerables en esta crisis, como son los ancianos, las personas confinadas o las que están en riesgo de exclusión.

Casi 24 horas al día, durante casi tres meses, han velado por sus vecinos y vecinas desde la residencia para personas mayores, donde la capitana de ese barco -su directora Pilar Guerrero-, junto a sus trabajadoras y trabajadores han logrado que haya vuelto navegar con toda seguridad. Con mucho trabajo, sacrificio, con muchas horas e incansables, han conseguido que flote, que haya vuelto al rumbo del que nunca debió salir y del que nunca más se va a desviar.

Otros y otras han realizado su labor desde el Ayuntamiento, gestionando la desinfección de todo el pueblo y sus pedanías, llevando alimentos y medicinas a cada casa, tomando decisiones muy difíciles y muy duras e incluso soportando críticas.

"Sin duda, nos quedamos con las reflexiones que hemos extraído en estos meses tan duros que nos ha tocado vivir: la solidaridad y el esfuerzo de todos los vecinos, valorar más el tiempo en familia, frenar el ritmo de vida y el consumo... en definitiva, sacarle partido a cada día de la vida como si fuera el último", manifiesta el alcalde, Juan Escalzo.

José Luis Ripoll, como representante de Cruz Roja, se queda con la vuelta a casa de las personas que tuvieron que ser trasladadas al centro covid ubicado en la Residencia de la Abubilla. "Sus caras, sus expresiones y su mirada expresaban su sensación de felicidad", rememora Ripoll, que realiza también un balance en positivo: "La solidaridad que se ha manifestado por parte de todos es lo más extraordinario de estos meses".

INFORMACIÓN Y APOYO

Ani Peralta, voluntaria de Servicios Sociales de la Comarca de Los Monegros, es ya de por sí una persona positiva. "Estos meses me he dedicado a llevar la comida casa por casa", y como no podía ser de otra forma "hablaba con cada persona un buen rato, nos echábamos unas risas y se quedaban contentos, que era lo que yo pretendía", contaba de sus logros en llevar a cada casa alimentos y sonrisas.

Enrique Martínez, desde Protección Civil, ha hecho kilómetros para visitar a muchos monegrinos "llevando comidas". También, añade, "recuerdo el llevar material informático a alumnos de toda la comarca, mascarillas, apoyo a otros cuerpos de seguridad, materiales a ayuntamientos, vecinos confinados que necesitaban compra o medicinas, un gran número de necesidades que se han cubierto desde varios entes". Destaca la colaboración de Ingrid Lana, otra de las voluntarias, "con la que he vivido experiencias emocionantes, como cuando con nuestra música puesta en el coche oficial de la Agrupación sacábamos la sonrisa de los peques, la ilusión de los padres a la hora de preparar los disfraces y balcones, el agradecimiento con una mirada de las personas mayores o la sensación de los cumples, las chicas de la residencia y las charradas de las ocho, son muchas".

Como dice la empresaria y voluntaria Sandra Esteban "hacer balance de estos meses es un cúmulo de emociones. Tristeza e impotencia por la situación y orgullo y satisfacción por poder colaborar con los nuestros", y añade: "Cuando contactamos con el Ayuntamiento para ponernos a su disposición en lo que necesitaran, no pensamos que la experiencia nos iba a enriquecer tanto. La responsabilidad de hacer bien las cosas, de dar la talla, de llegar a todos los sitios que nos decían; el trato diario con los empresarios, comercios, farmacias, residencia... despiertan un sentido de agradecimiento que tardaremos mucho en olvidar".