Las últimas monjas dejarán este martes el monasterio de Villanueva de Sijena

BARBASTRO.- Las religiosas de la familia monástica de Belén y de la Asunción de la Virgen y de San Bruno pondrán fin, este martes, a su larga estancia en el monasterio de Villanueva de Sijena, donde han estado 35 años. De las 20 que hubo en el cenobio solo quedan la priora y ocho religiosas que se marcharán el martes, ya que el sábado entregaron las llaves al abogado José Antonio Miñán, que representa a las Sanjuanistas, propietarias del monasterio. En la misma jornada, celebró la misa en el monasterio Pedro Escartín, secretario canciller del Obispado de Barbastro-Monzón.

El alcalde de la localidad, José Jaime Castellón, confirmó que está prevista este lunes una "despedida protocolaria por parte de una representación municipal, ya que las religiosas no son partidarias de actos oficiales". Desde que se iniciaron las tareas previas al traslado, el Ayuntamiento ha colaborado "en todo lo que nos han pedido" y, sobre la decisión, indicó que "han optado por cerrar una etapa de su vida religiosa pero dejan el monasterio en perfectas condiciones de habitabilidad. Si mañana, por ejemplo, vinieran otras religiosas no tendrían ningún problema para vivir en condiciones".

En este aspecto, señaló que "cuando vinieron las hermanas hace 35 años el monasterio estaba ruinoso pero han realizado muchas reformas, lo han reconstruido y dejan las ermitas individuales en perfectas condiciones. En los 35 años han convertido el monasterio en referencia importante. El claustro y otras estancias los recuperaron para dejarlos en condiciones adecuadas. Han hecho un gran trabajo y se notará su ausencia. De hecho, las visitas al pueblo han decrecido en los fines de semana. En la práctica, dejan mucha huella".

Al mismo tiempo reconoce que "les ha costado mucho tomar esta decisión pero las condiciones estrictas de su vida monástica se alteraron en los últimos años, según explicaron". A partir del martes, "hay una persona, seleccionada por sus condiciones, que vivirá en el monasterio para tareas de mantenimiento, seguridad y cuidados. Hasta ahora, las visitas guiadas están suspendidas, por efectos de la situación actual, y se desconoce cuándo serán viables de nuevo".

Por otra parte, el Ayuntamiento ha adquirido a las religiosas un terreno de 7.000 metros cuadrados próximo al monasterio que destinará a aparcamientos y recepción de turistas, según informó el alcalde. "Ha sido la última venta que han hecho y nos facilitaron las cosas".

Se refiere a la firma del convenio de colaboración entre las Sanjuanistas y el Gobierno de Aragón; "el futuro del monasterio dependerá de este convenio y me consta que hay interés mutuo en que no se demore porque la dependencia está clara. Marisancho Menjón, directora general de Patrimonio Cultural, hace todo lo posible, se ha esforzado y ha sentido mucho la decisión de las religiosas que hicieron pública con antelación suficiente, en diciembre de 2019. A nivel del Ayuntamiento hemos colaborado pero son decisiones ajenas y el monasterio es propiedad de las Sanjuanistas".

Por otra parte, el vicario general del Obispado y delegado de Patrimonio, Ángel Noguero, reiteró que "se han hecho gestiones y ha habido contactos con órdenes religiosas pero, de momento, no han fructificado. El obispo ha puesto interés desde el comienzo y sigue adelante para que el monasterio tenga vida, si es posible". En la misma línea se manifestó con antelación Ángel Pérez tras la misa celebrada con motivo de la reciente Jornada Pro Orántibus, cuando expresó su "agradecimiento por 35 años de oración y servicio".

Las últimas religiosas se irán este martes hacia los destinos donde están las que se fueron con antelación en monasterios de España, Chile y Francia. El Obispado pierde uno de los cuatro cenobios habitados con religiosos y religiosas de vida monástica entre Barbastro (2) y Monzón. El monasterio es propiedad de las Sanjuanistas, cuya sede está en Salinas de Añana (Vitoria). En el litigio por devolución de las obras de arte delegaron las acciones en el Ayuntamiento y en la DGA. Las religiosas de Belén nunca tomaron parte en el litigio ni tampoco se pronunciaron, pero el aumento de visitantes y la apertura de la sala con las obras devueltas afectaron a las condiciones de su vida monásticas.