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LOS MONEGROS - GENTE DE AQUÍ

Fernando de Oleza: “Aquí hay cartujas, aire puro, sol casi todo el año y una gente maravillosa”

Nació en Mallorca hace 44 años, se considera canario de adopción y desde hace un año fabrica sus guitarras “Soulezza” en Alcubierre, en “una estepa enorme que nos aparta del ruido”

Fernando de Oleza: “Aquí hay cartujas, aire puro, sol casi todo el año y una gente maravillosa”
Fernando de Oleza: “Aquí hay cartujas, aire puro, sol casi todo el año y una gente maravillosa”
M. B.

NACIÓ EN MALLORCA, si bien se considera canario de adopción, y con 44 años, recién cumplidos, Fernando de Oleza lleva 8 años dedicado a la artesanía de la madera y las cuerdas, siendo un meticuloso productor de guitarras que terminan llenando almas de alegría, convirtiendo maderas en instrumentos de cuerda, fabricados a medida para cada músico.

0No se trata de un fabricante, Fernando se siente intensamente conectado con la música y por ello transforma con sus manos una serie de piezas, cargadas de detallismo y delicadeza que llenaran espacios del universo musica.

Hace apenas un año, Fernando decidió buscar un lugar para crear sus guitarras "vi un anuncio en un portal inmobiliario donde anunciaban una nave, con mucho espacio para mi taller a un precio muy razonable. Cuando vine a verlo en persona y vi la estatua del cristo junto al tejado, las higueras y la torre mudéjar en mi corral, flipé en colores", dice riendo sobre este espacio en Alcubierre que le asombro gratamente "en los EE UU tiene Montana, pues en España, tenemos los Monegros. Cipreses en el horizonte, una estepa enorme que nos aparta del ruido, aunque a la vez estemos en el centro del noreste casi equidistando de las mayores ciudades españolas a unas pocas horas de coche. También hay castillos, cartujas, aire puro, sol casi todo el año y una gente maravillosa", añadiendo otra cualidad importante "la baja humedad relativa es también perfecta para guardar la madera que uso para construir".

En 2013 fundó Soulezza Guitars "donde comparto mi afición en el trabajo artesanal de su construcción con mi pasión por la buena música, para intentar diseñar y producir las mejores guitarras que me sea posible", unas guitarras construidas a mano, una a una, apreciadas por su versatilidad, tono característico, buen balance y portabilidad "cada instrumento es un compromiso personal con la calidad, para intentar llevar la manera de tocar a un nivel de expresión musical superior", revela el luthier que toca la guitarra desde pequeño, y muchos años profesionalmente "sigo intentando combinar ambas, pero construir lleva la mayor parte de mi tiempo ahora, y tocar ha pasado a ser un hobby", confiesa .

Este profesional artesano comenzó su pasión por las guitarras hace tiempo "mi primera guitarra eléctrica me la regaló mi hermana Cristina con 11 años, una copia inglesa de una Gibson SG que me trajo de sus viajes al Reino Unido. Si existiese una ley que penase la tortura infringida en instrumentos musicales, yo ya estaría entre rejas hace tiempo. Dios sabe dónde estará y si queda algo de ella", exclama, si bien hizo lo mismo con las que le regalo su padre "cuando cumplí 13, mi hermana Carolina me regaló un libro precioso que se llama Manual de Guitarra de Ralph Denyer que ponía nombre a las partes de todo y explica cosas fascinantes sobre casi todos los aspectos del instrumento".

Poco a poco fue pasando de ser "un manazas a algo un poco más serio y mis inventos fueron dando sus frutos, hasta que en cierto momento con unas pocas herramientas, comencé a crear mis prototipos que son muy parecidos a las Soulezza que construyo y vendo actualmente".

De esta afición hizo su modo de vida "que se presentó como consecuencia durante mis ocho años trabajando de guitarrista en orquestas de cruceros. En las conexiones internacionales, era muy fácil que en el check-in, te obligasen a meter la guitarra en la cinta. Mis prototipos, por su tamaño reducido al tener las clavijas en el puente, viajan muy bien y las mías si me permitían llevarlas en cabina y llegar con ellas intactas a los bolos a bordo, que a veces eran la misma noche de la llegada. En los cruceros llegaron los primeros pedidos, de otros guitarristas a bordo, que les construía en mis vacaciones. Enseguida entendí que ya no tendría vacaciones en tierra nunca más y cree Soulezza que es del apellido de mi esposa que es Souza, y el mío que es Oleza, para darles una identidad".

Fernando de Oleza desde www.soulezzaguitars.com y desde Alcubierre ofrece la distinción de unas guitarras con la particularidad de no tener un clavijero y ser afinadas desde el puente "son de un diseño único con su propia personalidad tanto en aspecto como por su sonido. Aunque no soy el primero en crear guitarras "headless", desde los 80, es un diseño atractivo para muchos músicos. En mi caso quizá lo que me diferencia es que me concentro en producir y rescatar ese tipo de diseño ochentero pero hecho mío y orientado a un público más jazzero".

El artesano indica que cada guitarra es como una hija "a pesar del intercambio económico que supone dejarla ir, me da una pena enorme meterlas en cajas y enviarlas. Imagino que estoy orgulloso de todas, sin distinción, porque se llevan un buen pedazo de mi tiempo de vida y de energía", una parte de su buen hacer que se extiende por el mundo "aunque el mercado no está en su mejor momento, sigue habiendo oportunidades, especialmente gracias a internet. Mis encargos suelen ser sobretodo envíos a tiendas y clientes en Japón, USA, Europa, y hasta Méjico o EUA", concluye.