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Miguel Ángel Alcubierre: "El atardecer desde la ermita de Lanaja es un espectáculo"

Nacido en Lanaja y jubilado, se considera un ‘transporterman’, porque ha estado muchos años haciendo miles de kilómetros con su trailer 

Miguel Ángel Alcubierre.
Miguel Ángel Alcubierre.
M.B.

¿A quién le daría el premio nacional de gastronomía altoaragonesa?

—A mi madre sin dudar, se le da muy bien la cocina, su plato estrella son los jarretes con setas que bien podrían tener cabida en cualquier restaurante con estrella Michelín.

La sonrisa es el lenguaje universal de las personas inteligentes. ¿Sonreímos poco?

—Menos de lo que debiéramos, pero por las circunstancias actuales son las que hay y permiten pocas alegrías.

¿La inmigración es una bendición o una necesidad?

—Es muy duro ver a esas personas que se ven en la encrucijada de poner sus vidas en peligro en busca de un futuro mejor y puede llegar a ser una bendición si consiguen la legalización, un puesto de trabajo e integrarse en la sociedad.

¿Por quién doblan las campanas? (un recuerdo en positivo)

—Por los jóvenes que se han decidido a crear sus negocios, empresas y apostar por su pueblo.

¿A quién le haría usted sin dudarlo la reverencia?

—A los profesionales de la Sanidad que estuvieron al pie del cañón durante los duros años de la pandemia, trabajando al principio sin medios y al límite, anteponiendo sus vidas para salvar la de los demás.

¿Usted ha comprobado alguna vez si un “ebook” huele a las delicias del libro de papel?

—Por supuesto que no huele igual. Donde esté un libro o un periódico de papel y tomando un buen café que se quite todo.

¿Es más de esperar o de reaccionar a la primera de cambio?

—Soy más bien de esperar y de dar oportunidades, tal vez sea por esa forma que tengo de ser, tan tranquilo.

¿Orgullo altoaragonés y/o cosmopolitismo planetario?

—Orgullo altoaragonés siempre, somos gente noble y a lo que añadiría orgullo najino porque como decía aquella famosa “yo por mi pueblo mato”.

Dime con quién te juntas y te diré quién eres. ¿Hace un casting para seleccionar sus amistades?

—Presumo de tener muchos y muy buenos amigos y a esos no hay que hacerles ningún casting.

Al choque, ¿es sutil, esquivo o frontal?

—Muy frontal, no me gustan las medias tintas, voy siempre de cara como también quiero que sean para mí los demás.

Es un aficionado a participar en los concursos de televisión, ¿en cuantos ha participado?

—La verdad que soy un friki de los concursos, me gusta, he estado en El precio Justo, Atrápame si puedes, Tribunal Popular, Más o menos.

¿Usa alguna estrategia?

—El último que participe, Más o menos, la última prueba era la pirámide donde subías peldaños acertando preguntas de igual manera que si fallabas bajabas al último peldaño, así que cuando llevaba 150 euros y a falta de 10 segundos decidí callarme y pensé “más vale pájaro en mano...”.

¿Concursaría en un reality?

—No me gustan los realitys, me gustan los programas que me sumen y me aporten.

¿Sirven los concursos para desmontar el mito de que “la televisión no educa”?

—Por supuesto, los hay culturales y longevos como Saber y Ganar, Pasapalabra o Quien quiere ser millonario, que son educativos y se aprende y allí hay que ir suficientemente preparado.

Ha sido transportista y ha visitado muchos países, ¿Cuál le ha impactado más?

—Por mi oficio he estado en Alemania, Francia, Portugal y el que más me impactó en negativo fue Portugal por su precaria red viaria. A raíz de la Expo sufrieron una gran restructuración.

¿Cuál es el espacio monegrino que más le gusta?

—Hay muchos espacios monegrinos muy bonitos, los torrollones de Gabarda, la Laguna de Sariñena, la Sierra de Alcubierre… pero recomiendo el atardecer por la Sierra de Alcubierre desde la ermita de San Sebastián de Lanaja. Es un espectáculo.

Una experiencia que le haya marcado.

—Mi servicio militar en Sevilla cuando, a punto ya de licenciarme, se produjo el intento de golpe de Estado. Yo me encontraba en Capitanía General haciendo guardia, dormimos en el cuerpo de guardia vestidos y con las botas puestas. A mí se me pasó por la cabeza aquella película de Murieron con las botas puestas (risas). Al salir el rey en TV nos dio cierta tranquilidad.

¿Cuál es el emoticono que define su personalidad?

—El emoticono de la carita riéndose a mandíbula partida, tal vez por lo divertido y extrovertido que soy.

¿La hipocresía cotiza al alza o a la baja?

—La hipocresía ha existido, existe y existirá. Es una lacra que va a ser muy difícil erradicar.

¿Es usted más de esperar o de reaccionar a las primeras de cambio?

—Soy más bien de esperar y de dar oportunidades. Tal vez sea por esa forma que tengo de ser tan tranquilo.

Si los Reyes de Aragón levantaran la cabeza y vieran el panorama, ¿retornarían a su reposo eterno rápidamente?

—Con la que está cayendo yo creo que ni levantarían la cabeza y dirían aquello de “virgencita, que me quede como estoy”.