Monegros

DE CERCA

Lizer Ariste Campos: “Si algún rey tiene que levantar la cabeza, que sea Pelé”

“En el momento en que entras a Los Monegros, familiarizas con sus tierras y sus paisajes, sientes que has llegado a casa”

Lizer Ariste Campos
Lizer Ariste Campos
M. B.

Lizer Ariste Campos cocinero por vocación, ya que desde pequeño ha preferido los fogones al balón o a la videoconsola, por ello abrió, junto a su familia, el restaurante Boira en Sariñena, establecimiento que regentan desde 2021. A pesar de apostar por el emprendimiento en plena pandemia, han conseguido un gran éxito.

¿Cuál es el emoticono que define su personalidad?

—Podría ser el de los corazoncitos… pero no, soy el del matasuegras.

De grandes cenas están las sepulturas llenas, refrán castellano. ¿De acuerdo o más bien están llenas de falta de cena?

—Ya no solo por la salud, una alimentación saludable y equilibrada te hace sentir más a gusto contigo mismo, y eso te llega a hacer más feliz. Pero jamás se tienen que abandonar las grandes cenas, son vitales.

¿A quién le daría el premio de gastronomía?

—Se lo daría a mi padre, ha cocinado muy bien siempre, tiene buena mano y no sé si lo sabe, pero me ha enseñado muchísimas cosas. Su seguridad me ha quitado muchos miedos.

La sonrisa es el lenguaje universal de las personas inteligentes. ¿Sonreímos poco?

—Sonreímos mal.

¿La inmigración es una bendición o una necesidad?

—En el sector hostelero es una necesidad, todos buscamos camareros y cocineros.

¿Digital o analógico?

—Horno digital, brasa analógica.

¿Es usted PSI (Persona Sobradamente Informada)?

—Me gusta estar informado, sobradamente no lo sé, pero lo importante es estarlo bien. Es más importante la calidad que la cantidad.

¿A palabras necias, oídos sordos, la otra mejilla o mamporro –dialéctico-?

—Con las palabras se solucionan todos los problemas.

¿Orgullo altoaragonés y/o cosmopolitismo planetario?

—Más bien monegrino, es maravilloso.

¿Guasapear conecta o aísla?

—A mí ni la una ni la otra, soy un auténtico desastre con el móvil.

Si los Reyes de Aragón levantaran la cabeza y vieran el panorama (mundial), ¿retornarían a su reposo eterno a la velocidad del rayo?

—Por muy aragoneses que sean, dejémoslos donde están. Y si algún rey tiene que levantar la cabeza, que sea Pelé.

¿El negocio es la negación del ocio o usted se divierte currando?

—Mi puesto de trabajo está en un bar, ¿hay alguien que no se divierta en los bares?

¿De dónde nace su amor por la gastronomía?

—En la palanca, una caseta de la familia donde nos juntábamos más de 40 personas, allí hacíamos paellas, calçotadas, patés y hasta embotábamos pimientos.

Su lugar preferido de Los Monegros.

—Cuando has pasado un tiempo fuera de casa o vienes de un largo viaje, en el momento que entras a Los Monegros, familiarizas con sus tierras y sus paisajes te sientes que has llegado a casa. No podría decir uno solo, faltaría al respeto a los demás.

¿Y de su pueblo?

—Lo que más me gusta es el río Alcanadre. En cualquier lugar de la orilla me siento en paz. Supongo que será porque somos de secano.

¿Qué es para usted trabajar en el restaurante Boira?

—Me gusta el ambiente de trabajo. Además, dentro del desorden horario que se suele llevar en el sector de la hostelería, al menos nosotros hacemos cuarenta horas semanales con dos días de fiesta, lo que nos permite tener una vida muy parecida a la que lleva el resto de personas.

Si tuviera que describir este territorio, en un plato, ¿cómo sería? ¿cómo se llamaría el plato?

—A la vista debería ser irresistible, un orgasmo absoluto en boca y activaría de inmediato el sistema lagrimal. Difícil no, imposible de experimentar la inmensidad de Monegros en un plato.

¿Qué es lo que más valora del servicio que ofrece su restaurante?

—Que sus puertas están abiertas para comer, cenar y dormir todos los días del año, aunque algún día hemos aprovechado a cerrar un pequeño rato, eso sí, cuando el resto de restaurantes están abiertos.

¿A qué famoso o famosa le invitaría a comer?

—A José Antonio Labordeta, que en gloria esté.

Diga tres cosas que le hagan feliz.

—Sariñena, mi trabajo y aquellas personas con las que me suelo rodear.

¿Qué platos destacaría de la carta de Boira?

—Nos suelen felicitar por nuestros arroces.

¿Se imagina a sí mismo con otra vida diferente siendo alguien totalmente distinto? ¿Qué y quién le hubiera gustado ser?

—Invertiría mi tiempo en ayudar, tender la mano y luchar por todas aquellas personas trabajadoras honradas que se sienten abandonadas, explotadas y humilladas en sus puestos de trabajo. Abogado sindicalista, por ejemplo.

Un sueño por cumplir.

—Que no se me acabe nunca la ilusión.