Ribagorza

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Buira: ese núcleo al que el litigio de los bienes ha puesto en el mapa

Este pueblo de Bonansa nunca llegó a despoblarse y ahora tiene todas sus casas rehabilitadas

Buira es un núcleo de Bonansa, en la Comarca de La Ribagorza, donde todas sus casas están rehabilitadas y son residencia habitual, excepto una. Entre ellas, está Ca del Roi, una casa de turismo rural
Buira es un núcleo de Bonansa, en la Comarca de La Ribagorza, donde todas sus casas están rehabilitadas y son residencia habitual, excepto una. Entre ellas, está Ca del Roi, una casa de turismo rural
D.A.

Cuando los últimos vecinos de Buira marcharon, llegaron nuevos habitantes a finales de los años 70. Este núcleo de Bonansa, en la Ribagorza, nunca llegó a deshabitarse. En los últimos meses, su nombre ha sonado más que nunca por el litigio con Cataluña por las obras de arte sacro que han regresado a Barbastro. El frontal de San Hilario o la arqueta de Buira son dos de las piezas más valiosas del conjunto, que han situado en el mapa a este pueblo limítrofe con Lérida, y ahora se planea hacer una reproducción de la primera para atraer turistas a la zona. Aunque Buira sea casi un descubrimiento para muchos, sus vecinos lo conquistaron hace años. Poco a poco llegaron nuevos habitantes y, ahora, todas sus casas, excepto una, están en pie y habitadas todo el año.

Eric Baudu y María Solana, con sus hijos Rita y Matís, han sido de los últimos en llegar. En la búsqueda de un pueblo, encontraron en Buira la oportunidad de cumplir el sueño de construir una casa de turismo rural. “Vimos la posibilidad de subir a trabajar (a Pont de Suert) y queríamos instalarnos y hacer aquí nuestra vida. Fue un poco sobre la marcha porque a veces te haces planes... y van surgiendo oportunidades. Inspeccionando todos los pueblos de esta zona, tanto de Aragón como de Cataluña, porque estamos en medio, vimos que era la parte menos explotada a nivel turístico y es lo que a mí me gustó”, comenta Baudu.

Eric Baudu y María Solana con sus hijos Rita y Matís en Buira, donde viven y regentan el alojamiento de turismo rural Ca del Roi.
Eric Baudu y María Solana con sus hijos Rita y Matís en Buira, donde viven y regentan el alojamiento de turismo rural Ca del Roi.
D.A.

“Coincidió que había programas de desarrollo para gente joven que se instalaba e hicimos nuestra casa y la rural con pelet, placas... Siempre habíamos tenido la idea de una casa rural y de poder vivir en un pueblo pequeño”, detalla. Fue en el año 2005, en pleno dinamismo económico, y sus hijos ya han nacido allí. Y, además, no son los únicos, a pesar de que en el pueblo hay en torno a media docena de casas.

"Siempre habíamos tenido la idea de una casa rural y de poder vivir en un pueblo pequeño"

Hoy, en su casa de turismo rural Ca del Roi acogen a visitantes que quieren “naturaleza y estar solos. Buscan estar en un territorio Virgen”, resume, y con un entorno natural espectacular con senderos como el GR-15 (el tramo de Santorens a Bonansa) en la puerta de casa. Sobre todo, les llegan familias que quieren juntarse, ya que la pueden alquilar completa o por apartamentos con capacidad para unas 15 personas. En general, su público acostumbraba a ser de Cataluña y de otros países, especialmente, Alemania y Bélgica. “Buscan lugares para huir de la masificación”, apunta. Pero, al mismo tiempo, resalta que se encuentran entre zonas con más actividad como Benasque o Roda y el valle de Boí (Lérida), por lo que el turista tiene muchas opciones.

Con todo, cree que es importante generar “recursos turísticos” y, aprovechando la excusa del litigio, apuesta por que se haga una reproducción del frontal de San Hilario, la iglesia que ve todos los días desde su ventana. “El litigio del arte podría ser una oportunidad de hacer algo, ya que nos han puesto en el mapa. La iglesia la arreglaron hace unos años y quedó muy bien, no tiene nada que envidiar a alguna románica. Se podría poner una réplica de la arqueta o del retablo y que la gente que sube a la ermita de La Mola, que es mucha, pueda pasar por aquí. Sería interesante”, indica. “Que esté en Lérida o Barbastro a nosotros nos da igual, lo ideal es que estuviera aquí, pero por el valor que tiene y las condiciones de conservación, se entiende que tiene que estar en otro sitio. Sin embargo, a nivel turístico y por lo que representa históricamente... de ahí la idea de poner allí un frontal”.

Imagen de la casa de Eric en Buira, que emerge de la naturaleza
Imagen de la casa de Eric en Buira, que emerge de la naturaleza
D.A.

Marcel Iglesias, alcalde del municipio de Bonansa al que pertenece, ya está en conversaciones con Patrimonio del Gobierno de Aragón para valorar la reproducción.

“La idea es revitalizar un poco esta zona, necesitamos inercias turísticas”, insiste Eric. Con María volvieron tras los pasos de sus padres. Eric es francés pero su madre nació en Pont de Suert y los de María se fueron de Laspaúles a Barcelona, ciudad donde ambos estudiaron antes de instalarse en Pont de Suert. Era María la que se había formado en turismo y de ahí su proyecto, pero es un complemento al trabajo de ambos en entidades bancarias en Pont de Suert. Y es que a Buira, aunque pertenece a Bonansa, se accede de forma directa desde esta localidad leridana. En ocho minutos te sitúas a 1.165 metros de altitud, de ahí que Eric bromee y diga que todavía está dolorido de palear nieve este invierno. Pero, también destaca que cuentan con todos los servicios.

Un municipio dinámico con turismo y ganadería

“Es curioso porque es un pueblo que nunca se llegó a abandonar y que, con nuevos pobladores, en casi todas las casas hay gente viviendo”, comenta Marcel Iglesias, alcalde del municipio de Bonansa, que tiene 93 vecinos repartidos en varios núcleos: Bonansa, Buira, La Torre de Buira, Cirés y Bibiles (o Bibils). También cuenta con Gabarret y Espollá, deshabitados desde el éxodo rural.

De estos vecinos, una docena viven en Buira y muchos menos en Torre de Buira. A diferencia de lo que sucede en otros pueblos, en estos vive más gente de los que hay censados, algo que el alcalde achaca a cuestiones sanitarias. En Cirés, también junto a Pont de Suert, hay dos casas de turismo rural y otros que viven a temporadas, en general oriundos de este pequeño núcleo. En Bibiles, antiguos habitantes de este núcleo cerca de Bonansa, que llegó a quedarse despoblado, han rehabilitado casas y un par de familias viven allí habitualmente, otras son segundas residencias y aún hay alguna sin arreglar.

Es en Bonansa donde se encuentra el grueso de la población, con el turismo como la principal actividad económica de sus vecinos, pero donde se mantienen las mismas explotaciones de ovino y de vacuno que hace 15 años, y “además hay relevo”, comenta el alcalde, “con lo que conlleva también para la conservación del medio ambiente”. En esta localidad fueron de los primeros que pusieron en marcha el turismo rural, hay un camping próximo y se han abierto hoteles de lujo con claras apuestas por la sostenibilidad como marca diferencial.

La iglesia de San Hilario de Buira, de donde salió el valioso frontal, del que ahora quieren hacer una reproducción para situarla en su lugar original. De hecho, todavía está configurada como cuando los curas daban la misa de espaldas y en latín.
La iglesia de San Hilario de Buira, de donde salió el valioso frontal, del que ahora quieren hacer una reproducción para situarla en su lugar original. De hecho, todavía está configurada como cuando los curas daban la misa de espaldas y en latín.
D.A.

“Estamos en un momento con futuro. Hace unos años, la perspectiva era más negra. El Pirineo tiene mucho atractivo y el turismo nos está sujetando mucha población. En zonas que no tienen recursos turísticos, es más complicado”, indica. Además, “hemos tenido la suerte de que varias familias han decidido invertir en el municipio, con alojamientos diferentes. Alguno ha sido hasta visionario”, asegura, de forma que puedes elegir entre un alojamiento económico para alguien de paso u hoteles de ‘alto standing’.

El turismo catalán es el más habitual en esta zona. “Desde Huesca parece que está en una esquina, pero está en medio de lo más bonito del Pirineo, desde Aínsa, el sur de Francia, el valle de Boí o las pasarelas de Montrebei. En un radio de una hora está todo”, comenta el alcalde.

“Buira es un caso casi milagroso de recuperación”

Este dinamismo hace que la población del municipio no está envejecida, porque entre los 93 vecinos hay cinco de más de 80 años. Una, incluso, de 102. Pero hay jóvenes y niños, que van a la escuela a Montanuy y al instituto de Pont, al que va la hija de Eric y María, Rita, de 12 años. La vida ahí es pausada, en conjunción con la espectacularidad de la naturaleza que rodea estos pequeños núcleos que un día albergaron tesoros del arte religioso. Además del frontal de San Hilario (siglo XII) y la arqueta de Buira (s. XIV), también devolvieron un tejido; un mueble de Gabarret, una tabla de Cirés...

Tras la marcha del arte y de antiguos vecinos por el éxodo rural, hoy acogen un futuro que apuesta por la sostenibilidad y la vida lenta. Eric, con el grupo de música tradicional Ribatonics, vuela a los orígenes a nivel musical y quiere devolver con conciertos la vida a las iglesias. Con casi todas sus casas habitadas, “Buira es un caso casi milagroso de recuperación”, concluye Marcel Iglesias.