Ribagorza

RIBAGORZA / HOMENAJE

Homenaje a 23 ribagorzanos deportados a campos nazis

La plaza Sebastián Romero Radigales acoge un monolito en su honor

Imagen durante el acto en el que se descubrió la placa en homenaje a los ribagorzanos deportados.
Imagen durante el acto en el que se descubrió la placa en homenaje a los ribagorzanos deportados.
E.F.

El monolito destinado a homenajear a los 23 ribagorzanos deportados a los campos de concentración nazi se alza desde el pasado jueves en la plaza Sebastián Romero Radigales, que toma su nombre del diplomático grausino que usó su cargo para salvar a decenas de judíos sefardís. En emotivo acto con familiares de los deportados, autoridades y vecinos, se descubrió la placa con sus nombres, evocados en medio de un sepulcral silencio mientras los leía el presidente ribagorzano, Marcel Iglesias, que terminó el acto con un “Por la libertad y la democracia. Nunca más”.

Iglesias recordó que este monolito es “un reconocimiento a todas aquellas personas nacidas aquí que fueron deportadas a los campos nazis en la II Guerra Mundial, la mayoría de los cuales fallecieron”. “Habríamos deseado que los cuatro supervivientes vieran el homenaje, pero nunca es tarde para mostrar a las generaciones futuras la historia de lo que pasó en Europa para aprender”, comentó, agradeciendo la investigación y el trabajo de la Amical de Mauthausen.

“Gracias a ellos y a estudiosos como Carlos Bravo, sabemos que 23 personas ribagorzanas estuvieron en esos campos, pueden ser más, incluso. Es un número alto de deportados, por la gran relación con Francia. Por proximidad, ha habido siempre más emigración por motivos no solo políticos sino también económicos”, apuntó el presidente de la Comarca.

La ubicación del monolito resulta especialmente significativa, como resaltó la alcaldesa de Graus, Gemma Betorz. “Este sentido recuerdo a todos estos ribagorzanos fallecidos en los campos de concentración, decidimos ubicarlo aquí porque esta plaza ya está dedicada a un grausino cuya misión fue importante porque con su labor como diplomático salvó a decenas de judíos sefardíes. Ahora es una plaza de doble recuerdo, a quienes sufrieron en campos concentración y a este grausino que hizo una labor importante para salvar a esas personas que estaban siendo exterminadas”, comentó lamentando el fallecimiento en épocas recientes del último de los 4 supervivientes de los 23 deportados ribagorzanos, Román Egea, natural de Graus.

El delegado de la Amical de Mauthausen en Aragón, Josep Sanmartín, intervino tras el descubrimiento del monolito y, junto con Fernando Cardoso, ofreció a continuación una charla en Espacio Pirineos, incidiendo en el reconocimiento y la filosofía del colectivo. “Desde la creación de la Amical, en plena clandestinidad en 1962, el objetivo es reconocer a estos republicanos españoles, su sacrificio para que podamos hoy vivir en libertad, una libertad que no fue gratuita y que se ha conseguido gracias al esfuerzo, la lucha y la muerte de muchas personas, entre ellas los ribagorzanos que conmemoramos en esta placa”.

Sobrino de uno de los deportados ribagorzanos fallecidos, José Delmás, de Chía, recordó a su tío, al que no llegó a conocer, con la última carta que envío en la mano. “Conservamos su última carta, de diciembre del 39, dice ‘Con fuerte cariño de vuestro hijo y hermano que no os olvida’ y se acompaña de una foto suya. Luego, no supimos nada más y se tardó tiempo hasta que el gobierno alemán informó de que había fallecido de un paro cardiaco. Esto es lo poco que se puede hacer y pensar que sirva para generaciones futuras”, dijo conmovido.

La autora del diseño del monolito, Cristina Puigdellivol, describió la obra que, bajo la silueta de los Pirineos ribagorzanos vistos desde Francia, incluye el listado de los deportados en la placa.

En el pie, un 23 y una paloma de la paz troquelados sustentan la estructura.