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Ánchel Belmonte: “La sensación de estar en mis montañas no la cambio por nada”

El coordinador del Geoparque de Sobrarbe tiene como “gran reto, que la sociedad se entusiasme por la naturaleza geológica de nuestros paisajes”

Ánchel Belmonte
Ánchel Belmonte
S. E.

SU PASIÓN por la Geología le ha llevado a la región de Khumbu en el Everest, los glaciares de la Patagonia, la Cordillera Blanca en Perú, los Alpes, a ascender volcanes activos…, unas experiencias que son “fascinantes”, aunque asegura que “cuando vuelvo al Pirineo, por muy alta que sea la montaña de la que venga, la sensación de estar en mis montañas y de estar en mi casa es insustituible, no la cambio por nada”. Es Ánchel Belmonte Ribas (Huesca, 1973), con residencia en Aínsa, coordinador científico del Geoparque Mundial Unesco de Sobrarbe-Pirineos, un destino lógico si se tiene en cuenta la trayectoria de este oscense que “siempre quise entender el por qué de los paisajes que veía, y si te haces preguntas sobre el paisaje, la mayor parte de las respuestas están en la Geología”.

Se licenció en Geología y fue 5 años profesor de Secundaria en Málaga y otros 11 entre Mequinenza, Huesca y Barbastro. Ya conocía Sobrarbe, por su afición a la montaña, cuando llegó a la zona a nivel profesional. El Geoparque se creó en 2006, entró en su patronato, y desde 2009 es su coordinador científico.

Sus padres y Rafael Andolz, Fernando Biarge y Enrique Satué, entre otros, le animaron a conocer las montañas de la provincia de Huesca. Luego, en la Universidad, conoció la figura de Lucas Mallada, que “ha sido un estímulo en muchos aspectos y creo que es un personaje desgraciadamente todavía poco conocido en el Alto Aragón” pese a ser “uno de los padres fundadores de la Geología como ciencia moderna en nuestro país, y para mí esto es un orgullo”.

Sobre el Geoparque Sobrarbe-Pirineos, afirma que “el sello de la Unesco es un distintivo de calidad que debe alegrarnos a todos, es un reconocimiento a unos valores, en este caso principalmente geológicos, que tiene un territorio. Gozar de esa distinción en nuestra tierra es un hecho cultural y social de primer orden”, y los que conocen el Geoparque, “lo valoran muy positivamente, porque es un motor de desarrollo económico, una potentísima herramienta cultural, que está trayendo la ciencia accesible a todo el mundo a un entorno rural y poco poblado y es un privilegio poder gozar aquí de los centenares de científicos de primer orden que han venido a hablar de lo que saben y a compartirlo con la gente”.

“El Geoparque es motor de desarrollo y una potente herramienta cultural”

Además, recuerda que Sobrarbe tiene otros dos sellos Unesco: el de Patrimonio Mundial (el bien Pirineos-Monte Perdido y las Fiestas del fuego del solsticio), y el de Reserva de la Biosfera (Ordesa-Viñamala). Así, “somos uno de los siete u ocho lugares del mundo que tienen las tres figuras Unesco en un mismo territorio, y eso da fe de la calidad de Sobrarbe”.

Al decirle que la Geología no está entre las ciencias más populares, tal vez porque las rocas son cuerpos inertes, Ánchel responde: “las piedras tienen vida a su manera, lo que pasa que generalmente esa vida se expresa en unos ciclos de decenas o centenares de millones de años”.

Acercar esta ciencia a los ciudadanos es, precisamente, una de las funciones del Geoparque, a través del geoturismo, “que consiste no solo en ofrecer un paisaje, sino en ofrecer una interpretación accesible de ese paisaje geológico. En el Geoparque, llevamos 15 años trabajando duramente en esa línea”, y Ánchel está convencido de que todas las personas que pasan por las actividades programadas, “adquieren los conocimientos mínimos como para disfrutar de manera autónoma, en sus paseos, en sus ascensiones, de esa parte geológica de la naturaleza... Cuando uno establece esa conexión entre el paisaje y el tiempo, se obra una magia que nos hace disfrutar muchísimo más del paisaje y valorarlo muchísimo más. Hay que atreverse a asomarse a ese abismo del tiempo profundo y aprender a leerlo en las rocas y en las montañas”.

Al hablar del retroceso que sufren los glaciares del Pirineo, Ánchel Belmonte comenta: “Desde luego, prefiero un Pirineo con glaciares a un Pirineo sin ellos”, aunque como geólogo, “no lo contemplo con dramatismo ni soy partidario de ese lenguaje un poco lacrimógeno y gratuito de la agonía de los glaciares, me parece además científicamente aberrante. Me gusta no solo el placer intelectual de estudiar el proceso de desaparición sino, sobre todo, de ver también qué otros nuevos procesos geológicos y nuevas formas de relieve sustituyen a los glaciares en el espacio que han liberado, con nuevos ibones, nuevos campos de lapiaces, nuevos canchales, etcétera”.

Una evolución del paisaje que, no obstante, es consecuencia del cambio climático en el que tanta responsabilidad tiene la acción del hombre, ¿no? “Sí, desde luego, el estilo de sociedad que tenemos planteado en los países occidentales no es sostenible en el tiempo para la especie humana”.

“El estilo de sociedad que tenemos no es sostenible”

Tiene pasión por Sobrarbe, pero también por los Monegros. “Somos unos privilegiados de poder contar con una geodiversidad tan grande y con elementos de una calidad brutal. Hay zonas de Monegros que son un paraíso magnífico”.

De su Huesca natal, dice: “es una ciudad con un tamaño muy humano , con unos servicios estupendos, y donde está mi familia y mis amigos de siempre”.