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Manuel Ollé Sesé: “Solo por la defensa de las víctimas vale la pena ponerse la toga”

“Cuando se siente en el banquillo a mandatarios de EE. UU., China, Rusia o Israel, la utopía por la que algunos luchamos será una realidad”

Manuel Ollé Sesé
Manuel Ollé Sesé
S.E.

Nació en Barbastro hace 55 años es Profesor de Derecho Penal Internacional de la Universidad Complutense, en Madrid, y abogado profesional con prestigio bien ganado por su defensa en casos nacionales e internacionales. Gran aficionado taurino y seguidor “impenitente” de la SD Huesca

¿Cuál es el emoticono que define su personalidad?

Me lo pone difícil. Yo soy un clásico y mejor que un emoticono prefiero un personaje universal del comic: la cara de Mafalda cuando dice “paren el mundo que quiero bajarme”. Por momentos, no aguanto a nadie, ni a mí mismo.

Genio y figura. ¿Se identifica?

Genio cuando llegue a la agudeza desenfadada de Marx, pero de Groucho, no de Karl. ¿Figura? Con mi percha física, imposible, ¡qué más quisiera yo!.

La sonrisa es el lenguaje universal de las personas inteligentes. ¿Sonríe mucho?

¡Qué descubrimiento! Las personas que tengo por inteligentes y que trato, sonríen poco, pero miran con ojos de sabios. Yo, sí sonrío, y practico la risoterapia todo lo que puedo, pero por vitalidad.

¿A quién le haría la reverencia sin dudarlo?

Ni a papas ni a reyes. A mi maestro don Quijote y también a Sancho, porque el caballero sin el escudero no valdría un ardite.

¿La hipocresía cotiza al alza o a la baja?

La capitalización bursátil de la hipocresía alcanza máximos históricos en estos momentos.

¿Cuáles son sus criterios de selección de las personas?

En lo profesional, personas con vocación, honestas, inquietas e inconformistas para crear y conseguir la excelencia. En lo personal, huyo de sectarios, intransigentes, iluminados, roba tiempos, aprovechados y de los que desprende aromas de maldad.

Al choque, ¿es sutil, esquiva o frontal?

Si el contrincante es noble y serio, siempre con la muleta planchadita, plana, de frente y cruzado de pitón a pitón. En caso contrario, junto los pies, me perfilo, y me adorno con una larga cambiada.

¿El abogado del diablo existe?

Mi compañero francés, Jacques Vergès, el abogado del diablo por excelencia, existió hasta los 88 años. Como él decía con ironía, defendería a George W. Bush pero "sólo si se declarase culpable". Es decir, los malos malísimos tienen su derecho al abogado del diablo.

¿Cómo es la relación de un abogado con los medios de comunicación?

En mi caso buena. No obstante, siempre hay determinados colegas suyos que se autodenominan periodistas, que escriben o vocean al dictado de intereses oscuros y partidistas. Les importa un comino la veracidad informativa e insultan en nombre de la libertad de expresión.

¿Dónde está la clave del buen abogado para defender un mal cliente?

En defender su verdad, en que se sienta verdaderamente defendido, en la confianza recíproca, en la necesaria independencia del abogado, y en la paciencia del santo Job.

¿Ha conocido y tratado personas muy relevantes en España y fuera de España qué lección ha aprendido de ellos?

Así es, de casi todos se aprende. El conocimiento se puede adquirir con el estudio, la experiencia con el paso del tiempo, pero determinadas habilidades admirando y aprendiendo de auténtico sabios y grandes, humildes, personas que irradian generosidad y humanidad. También de algunos otros se asimila lo que nunca se debe hacer.

¿Le identifican a usted con sus clientes?

Lamentablemente, en alguna ocasión sí, para atacarme. Es una inmadurez democrática, impropia de un Estado constitucional donde el derecho de defensa y a un juicio justo es sagrado.

¿La Justicia española está en buena forma?

Hay jueces, fiscales y funcionarios excepcionales que honran a la justicia, sin embargo, el sistema necesita un cambio profundo: una justicia ágil y efectiva. Que el justiciable la identifique como un bien y no como un mal necesario.

Su último libro, que versa sobre extradiciones y derechos humanos ¿por qué lo ha escrito?

Porque algunos Estados están persiguiendo fraudulentamente, bajo el disfraz jurídico de la extradición, a personas sin causa legítima, por cuestiones políticas, económicas, sociales o raciales, o por su religión, o por su nacionalidad, o por opinar o informar libre y verazmente, o por su disidencia política. Y la vida de muchos de ellos corre peligro, pueden ser torturados, o no tendrán un juicio justo.

Representar a las víctimas ante tribunales internacionales ¿le ha dado prestigio o problemas?

Una profunda e íntima satisfacción personal. Problemas los propios que te granjeas de los que no quieren rendir cuentas y pretenden permanecer en una intolerable impunidad. Sólo por la defensa de las víctimas de los más graves crímenes internacionales, vale la pena ponerse la toga.

¿Qué le dice la defensa de los Derechos Humanos?

La respuesta es para escribir una enciclopedia. Los poderes públicos deben garantizarlos y respetar todos los derechos fundamentales civiles, políticos, económicos, sociales, culturales, medioambientales, etc. Son el pilar básico sobre los que descansa el Estado de Derecho y la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político. La dignidad del ser humano es un principio universal e irrenunciable.

¿Cree que se persiguen, con garantías suficientes, los crímenes internacionales?

En absoluto. Existe una impunidad generalizada. Por regla general, al ser crímenes estatales, los Estados donde se cometen no los persiguen. Y la Corte Penal Internacional tiene unas competencias muy limitadas que le impiden asumir la mayoría de los casos. Tenemos mucho camino por recorrer hasta alcanzar un sistema de justicia penal universal eficaz. El día que se siente en el banquillo de un tribunal penal internacional a mandatarios de Estados Unidos, China, Rusia o Israel la utopía por la que luchamos algunos será una realidad.

La reciente defensa de Brahim Ghali, líder del Frente Polisario, ¿le ha originado quebraderos de cabeza y también amenazas?

Es un caso apasionante, jurídicamente precioso, pero muy complejo por las connotaciones geopolíticas, especialmente las internacionales. La presión ha sido muy dura y hasta insoportable. He tenido el repugnante privilegio de tener “acompañantes y observadores no deseados”.

Este procedimiento judicial es una muestra más de tratar de secuestrar la libertad y la independencia del pueblo saharaui.

¿Se santigua al salir de casa o es preferible mirar las cuatro ruedas de su vehículo?

Ni una cosa, ni otra. Mi abuelo Manuel Sesé me dejó santiguado para siempre. De niño, cada día, cuando salía de casa él me persignaba, por lo que me siento bendecido. Lo del coche…Me desplazo en moto, con dos ruedas grandes y sin bajos, pero con un arma defensiva muy útil, el retrovisor que me permite ver por el cogote.

¿Cuál es el consejo más frecuente para sus alumnos en la Universidad?

Que lean todo lo que puedan, que nunca dejen de estudiar y de aprender, que no tengan prisa por ganar dinero, que sean críticos, que utilicen el Derecho al servicio de la sociedad y así aporten desde el Derecho soluciones, que respeten a las personas, que no se dejen influenciar negativamente por nadie, que sean originales. Que procuren hacer las cosas, como decía don Joaquín Ruiz Giménez, por amor. Pero, sobre todo, les exijo, baja amenaza de suspenso perpetuo, que traten de ser felices.

Las nuevas generaciones de la pandemia van a sufrir mucho.

¿El juicio y condena por los cinco jesuitas españoles, en noviembre de 1989, ha sido un hito para la Justicia universal?

Sin duda. Fue caso difícil. Había que demostrar que los dirigentes del gobierno salvadoreño de entonces perpetraron tan aberrante crimen, calificado como terrorismo desde el Estado. Estados Unidos ayudó a encubrirlo. Hoy este caso se estudia, al ser considerado un leading case, en muchas universidades, especialmente americanas.

¿Recuerda alguna vez al represor argentino Adolfo Francisco Scilingo, condenado a 1084 años por los vuelos de la muerte?

Sí. Y sé que él a mí también. Con frecuencia, pienso ¿qué pasaría por su cabeza para cometer semejantes crímenes contra la humanidad? Ojala haya reflexionado y se haya arrepentido. De lo contrario el Derecho penal internacional fracasa.

El tomate rosa de Barbastro, chiretas, callos caseros y vinos del Somontano ¿tienen buena defensa ante los tribunales gastronómicos?

Es el único caso que conozco en la historia del Derecho, que no necesita abogado. Su calidad, aromas, sabor y textura dictan la mejor sentencia. Imbatible, como diría el Sr. Sánchez Castejón.

¿Sufre más con las derrotas del Huesca o cuando arrima el hombro al paso de la Verónica en Semana Santa?

Son dos sufrimientos distintos. El día del descenso regresé a mi domicilio desde la Casa de Aragón (donde estuvimos un grupo de altoaragoneses viéndolo), deportivamente desolado. Luego tuve que dormir tres días seguidos con la ayuda de las pastillas que me dispensó mi tío Rafael. La vara de debajo de la Verónica convierte el sufrimiento en una insuperable satisfacción personal.

¿Qué le dice a un abogado como usted el litigio por los bienes de Barbastro-Monzón y de las pinturas de la sala capitular de Sijena?

Un esperpento judicial. Nunca debió tener lugar. Se tuvo que haber solucionado extrajudicialmente con sensatez y racionalidad, pero si nuestros vecinos eclesiales contrarios adolecen de esas virtudes, poco se puede hacer. Y, en cualquier caso, ellos, los clérigos leridanos, se apropiaron indebidamente de los bienes, en el sentido penal de la palabra,

¿Se considera un abogado con mucha energía a quien le gustan las aguas de Barbastro y la sombra de los sauces?

Ahora, Sr. Huguet, acaba de tocarme el corazón. El agua de Barbastro y los sauces me acompañaron y cobijaron cada segundo de mi vida durante mi niñez y juventud. Forman parte de mi sangre y adn familiar.

¿El independentismo tiene defensa?

El catalán, en el Derecho internacional, ninguna. Otros, totalmente distintos, como el derecho a la libre determinación e independencia del pueblo saharaui tienen defensa: el Derecho les ampara.

¿Supervisa mucho su trabajo cotidiano?

Sí, es fundamental. Aunque tengo la suerte de contar con un excepcional equipo de juristas colaboradores comprometidos, sacrificados, solidarios y apasionados por el derecho de defensa, que son la imprescindible base de mi trabajo.

Por último ¿existen abogados, abogadas y abogades para defensa de la matria?

Alex Grijelmo sería el más indicado para contestar. No sacar las cosas de quicio, ni confundir situaciones, es una virtud. Existe “abogacía”, femenino, al servicio de los ciudadanos. Matria es pleonasmo de patria que no es sino la madre patria, evocación genuinamente femenina. Hay que pensar lo que se dice antes de lanzarse al ruedo. Dicho esto, el machismo y la violencia machista tiene que desaparecer.