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Natalia Martín: "Sobrarbe es una tierra que engancha"
Natural de Alcañiz, desde hace más de una década reside en Aínsa, donde dirige la Escuela de Música y Danza José María Campo

Cerca de 200 kilómetros separan a nuestra protagonista de su tierra natal. Natalia Martín nació en Alcañiz (Teruel) un 18 de diciembre de 1985 y desde hace más de una década reside en Aínsa, donde dirige la Escuela de Música y Danza José María Campo.
Recuerda una infancia feliz junto a su hermana, dos años mayor que ella. “Vivíamos en un barrio tranquilo y podíamos salir a la calle sin preocupaciones”.
Le encantaba escaparse con su familia al pueblo de su padre, La Cañada de Verich, una pequeña localidad a 20 kilómetros de Alcañiz que frecuentaban mucho y donde se hacía vida en la calle, “montábamos en bicicleta, jugábamos a fútbol, a las canicas..., tengo muy buenos recuerdos de mi infancia”, afirma.
En Alcañiz Natalia siempre estuvo muy ligada a la actividad musical del municipio. “Tocaba en la Banda de Música y también en la Orquesta, me encantaba, siempre he sido muy activa y me ha gustado formar parte de la vida cultural de mi pueblo”.
Su afición por la música fue temprana. Comenzó con cuatro años en la Escuela de Música de Alcañiz y después, con siete, se apuntó al Conservatorio para aprender a tocar el clarinete, instrumento que le ha acompañado hasta nuestros días.
Recuerda que los inicios en el Sobrarbe no fueron fáciles, pero ahora está feliz con la decisión que tomó hace más de diez años. “Lo que más me gusta es la tranquilidad, el entorno con sus montañas y ríos, sus tradiciones y raíces, su gente, leal, que cuando te acoge es para siempre. Es una tierra que engancha, y que nunca llegas a descubrir del todo”.
“En Aínsa -continúa- he podido desarrollar mi carrera profesional, en el ámbito en el que quería dirigirla y he crecido mucho tanto profesional como personalmente, pues llegué muy joven, aquí me he quedado, y espero que sea por mucho tiempo más”.
Amante de la naturaleza y apasionada de la música, Natalia Martín defiende el trabajo que hacen las escuelas de música. “Son centros más libres, tienen más libertad a la hora de enseñar a los estudiantes y se hacen cosas muy interesantes”, opina.
Recientemente la Escuela de Música y Danza José María Campo ha estrenado instalaciones y su directora no puede estar más satisfecha. Es un espacio renovado y precioso de once aulas, ubicado en la planta superior del Centro Cultural de Aínsa, junto a la biblioteca municipal y el pabellón deportivo de la localidad.
Natalia se puso al frente del proyecto musical del Sobrarbe después de graduarse en el Conservatorio Superior de Música de Aragón y de hacer un máster en Pedagogía del lenguaje musical en Zaragoza.
Cuando se enteró de que el Ayuntamiento de Aínsa convocaba oposiciones para la escuela municipal de música no lo pensó dos veces. “Conocía la zona porque de pequeña íbamos todos los años unos días con mi familia al valle de Pineta de vacaciones”, cuenta.
Con su apuesta por el Sobrarbe, Natalia ganó un trabajo y un sueño, dedicarse a la enseñanza en una escuela de música en un lugar único que, dicho sea de paso, tiene el título de ser uno de los pueblos más bonitos de España.