Somontano

SOMONTANO - CRISIS DEL CORONAVIRUS

Las Capuchinas de Barbastro, hogar de personal sanitario durante seis meses

En el convento han podido descansar profesionales del Hospital

Las Capuchinas de Barbastro, hogar de personal sanitario durante seis meses
Las Capuchinas de Barbastro, hogar de personal sanitario durante seis meses
A.H.

BARBASTRO.- Las Capuchinas han cedido 8 habitaciones de su hospedería, durante seis meses, de forma altruista, para personal sanitario no residente del Hospital de Barbastro para descansar tras su jornada habitual. La proximidad del convento ha sido una ventaja añadida desde que se inició la cuarentena y esta semana ha finalizado la estancia en las dependencias de la hospedería, en el interior del recinto pero separada del convento donde residen las seis religiosas de clausura, tres de ellas son mayores de 80 años.

La abadesa Florence explica que "durante su estancia se han ocupado de todo y se han ido contentos de esta experiencia, la verdad que todos se han portado muy bien y aunque son profesionales no ha sido necesario que atendieran a las hermanas aunque las tres más mayores tienen miedo al virus". La posibilidad de ceder las 8 habitaciones surgió a comienzos de la cuarentena cuando el Obispado ofreció la posibilidad y se recibió "con agrado". Las dependencias de la hospedería están en perfectas condiciones aunque no está abierta al público, explica la madre Florence.

Además,las seis religiosas contribuyeron a mitigar los efectos de la situación con mascarillas confeccionadas en el convento "en una primera remesa entregamos más de cien, fue una experiencia novedosa porque era la primera vez, desde el Hospital nos dieron instrucciones y miramos en Internet. Así que hemos contribuido a la situación en la medida de nuestras posibilidades".

Florence tiene 35 años y está entre las tres jóvenes keniatas que completan la comunidad con tres "hermanas mayores, Ester Goicoechandía, que tiene cerca de 90 años; Josefina y Mercedes, con más de 80 años , llevan casi toda la vida en el convento.

Además "dedicamos tiempo a la oración, al trabajo en tareas del convento y elaboración de dulces para la venta. Así que tenemos claro el servicio de la vida contemplativa. Estamos acostumbradas a no salir de casa salvo para compras o determinadas tareas y por tanto no nos cuesta sacrificio".