Somontano

Balbina Campo: “Las plantas tratadas por artesanos ofrecen muchas posibilidades”

La vecina de Costean (Somontano) ha conseguido 25 muestras manuales de tintes ecológicos de lana, algodón y seda natural

Balbina Campo, con algunas muestras.
Balbina Campo, con algunas muestras.
Ángel Huguet

BARBASTRO.- Ramas y bayas de chinebro, hojas de níspero, bayas de sangüeño, flores secas de aldiaga, hojas de malva, espinacas, remolacha roja, cáscara de cebolla morada y cáscara de cebolla roja son algunas de las 25 muestras manuales de tintes ecológicos que ha conseguido Balbina Campo, vecina de Costean, de acreditada trayectoria como directora de la Escuela Taller de Artesanía “El Vivero” desde 1980 hasta 2017.

En su caso ha aplicado las técnicas “heredadas” de su abuela y de su madre para “sacar provecho” a plantas de remolacha, bayas de gabardera, ramas con flor de aldiaga, cáscara de nuez, cáscara de naranja, col morada, hojas de minglanera, hojas de palosanto, remolacha roja y pencas de remolacha roja. En total, 25 muestras de tintes ecológicos de lana, algodón y seda natural con referencias del lenguaje “Costeano”.

Una seña de identidad personal porque Campo ha recopilado más de 3.000 palabras, expresiones orales, términos y costumbres de Costean donde su madre (fallecida) fue fuente inagotable de expresiones y términos propios del habla local. Un recopilatorio digno de publicar para el que ha recibido una propuesta editorial.

Campo se planteó esta iniciativa durante la etapa de confinamiento por la pandemia y la ha llevado a la práctica con su marido Pepe Noguero. “De momento tengo 25 muestras, pero el proceso sigue adelante. Se basa en conocimientos y artesanía manual. La naturaleza nos ofrece infinidad de posibilidades, hay que conocer las plantas, saber qué época del año es la más adecuada para recolectar, pero lo más importante, respetarlas y cuidarlas”.

En este sentido señala que “es un trabajo inusual, poco conocido, un mundo apasionante en el que puedes experimentar de forma constante. Hasta ahora lo hemos conseguido desde que iniciamos la experiencia y los resultados son satisfactorios. No es fácil, por ejemplo, tener un pañuelo de seda hecho a base de estas plantas ni tampoco sacar 25 muestras con tonalidades muy diferentes”.

“Es un trabajo inusual, poco conocido, un mundo apasionante en el que puedes experimentar de forma constante"

El proceso lleva consigo técnicas y aplicaciones heredadas de familia. “Aquí he recordado lo que hacían mi abuela y mi madre para adaptarme y he experimentado con los mismos productos que utilizaban, todos son de la naturaleza. En este proceso, las sorpresas son constantes si partimos de la base de que el color de la planta no determina el color del tinte que se obtiene. Por ejemplo, hojas verdes cogidas en primavera y las mismas recogidas en otoño o en invierno, dejan tonalidades diferentes”, dice.

La conclusión principal para Campo es que “las plantas bien tratadas por manos artesanas ofrecen muchas posibilidades. En ese sentido, la lana, el algodón y la sede son los materiales con que trabajo y las opciones son inmensas. Con estas plantas no se pueden teñir fibras sintéticas porque no admiten el tinte de origen vegetal”.

Balbina y Pepe son autores del libro La artesanía textil del Somontano (2000) y de publicaciones posteriores sobre el mismo tema, sin contar el recetario gastronómico recopilado que no se ha editado, por ahora. l