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Jaime Mozás: “He llegado a administrar la unción por medio de enfermeras o hijas”

El capellán del Hospital de Barbastro ve representados en sus testimonios a los compañeros de todos los hospitales del mundo

Jaime Mozás
Jaime Mozás
Á.H.

La labor pastoral que realiza Jaime Mozás (Pozán de Vero) desde hace 25 años como capellán en el Hospital de Barbastro no pasa desapercibida en la Conferencia Episcopal Española (CEE) que la difundirá en un suplemento cuya distribución está prevista este domingo en medios informativos españoles. En la Memoria de Actividades que se presentó este martes se seleccionó entre otros testimonios del servicio que realiza la Iglesia en diferentes ámbitos. En este caso concreto, para difundir la tarea de capellanes en hospitales.

Mozás la comparte con Basilio Servín como auxiliar. El cardenal Juan José Omella, presidente de la CEE, conoce bien al sacerdote porque fue párroco en Pozán de Vero en su etapa como obispo de Barbastro-Monzón entre los años 1999-2004. La trayectoria personal está muy vinculada al medio rural donde ha desarrollado su labor desde que le ordenaron sacerdote en el año 1957 hasta que se retiró hace tres años en su localidad natal, Pozán de Vero, donde disfruta del aprecio vecinal.

“Es bueno que se reconozca la labor pastoral de la Iglesia en cercanía”

La vida entre las localidades de la montaña y el llano, en el ámbito rural, unido a 25 años de capellán en el Hospital de Barbastro que tiene 37 años de historia, avalan posiblemente la elección de testimonios personales. La reacción fue en clave de modestia. “Me alegro de que haya salido adelante porque, con independencia de la labor, me siento satisfecho y agradecido porque veo representados a todos los compañeros de distintos hospitales en el mundo entero”, señaló el sacerdote.

En especial, “porque nuestro obispo Ángel Pérez coordina la Pastoral de Enfermos en Aragón y lo manifiesta en frecuentes visitas al Hospital. A veces le acompaño y en muchas ocasiones va él solo por las habitaciones como si fuera un capellán más. Es una sorpresa que les lleva alegría y lo valoran mucho”.

“Ha sido muy duro, ha costado mucho mentalizarse”

Según considera, “es bueno y lógico que se reconozca la labor pastoral de la Iglesia en cercanía y acompañamiento a enfermos, que se hace extensivo al personal sanitario, enfermeras, enfermeros, auxiliares, personal de servicios y mantenimiento, sobre todo durante la pandemia que ha sido una época muy dura en general”. Por ejemplo, “el equipo de limpieza se deja la piel a diario en las habitaciones y tienen más contacto con enfermos. Es habitual hablar de doctores y enfermeras, pero casi nadie recuerda su labor y es un gran equipo de personas. Todos contribuyen a aliviar el dolor de enfermos y de familias”, resalta.

Jaime Mozás, antes que capellán, fue párroco de larga estancia en varias localidades del medio rural: Morillo de Liena, Navarri, Las Colladas, Foradada, Nocellas, El Solano y Vacamorta (10 años); tres estuvo en la catedral de Barbastro -“no me iba la pastoral de ciudad y pedí al obispo Damián Iguacen que me trasladara”-; La Puebla de Castro y su grupo Ubiergo; Bolturina, Secastilla y Olvena (25 años). Pozán de Vero, Castillazuelo y Huerta de Vero fueron su último destino por decisión del obispo Ambrosio Echebarría.

En el año 1994 se incorporó como apoyo al capellán Jacinto Coyo, responsabilidad que asumió más tarde. A su lado, en diferentes etapas, ha tenido a Ramón Bestué, Juan Sanz, Carlos sacerdote del Opus Dei y ahora Basilio Servín. En 25 años ha sido habitual la visita por las habitaciones y las celebraciones en la capilla del Hospital. “La situación de la pandemia ha sido dura y sobre todo distinta, ha costado mucho mentalizarse, aún sigue y en mi tarea he vivido experiencias y situaciones complicadas”, señala. “La vacuna ha llevado más tranquilidad”, agrega.

“El personal sanitario tiene gran vocación y eso anima”

“Hubo momentos -rememora- en que me equipé casi de astronauta para estar con enfermos. Algunos estaban en estado crítico y regresaron a casa, casi una especie de milagro. Ninguna familia puede decir que no haya tenido auxilios espirituales si los han pedido. El sacramento de la unción de enfermos no ha faltado”. En este sentido, según explica, en algunos casos “rezaba la oración desde la puerta de la habitación, otros fue virtual desde fuera, en algún caso he administrado los óleos con unción por medio de la enfermera vestida de forma adecuada. En varias ocasiones, fueron las hijas quienes cogieron el óleo para ungirlo. Han sido ejemplos de vida”.

Al mismo tiempo, destaca “la gran preparación del personal sanitario, por encima de ser profesionales tienen gran vocación y eso anima para seguir adelante en este ministerio”.

Ha tenido todo tipo de experiencias, “pero me quedo con las agradables porque han sido muchas. Estamos en una comarca donde el personal es una bendición de Dios, sobre todo las personas mayores a quienes más tratamos. Tienen fundamento religioso bastante fuerte aunque no practiquen. A poca psicología que tengas, enseguida te das cuenta cuando entras en la habitación y he vivido alguna situación donde te transmiten: Mosén, con nosotros no tiene nada qué hacer, cuando, en realidad, paso a saludarles”. Un mosén que reconforta.