Somontano

Se reanudan las visitas al campanario de la Catedral de Barbastro con motivo de San Ramón

Las visitas se contemplaban ya en 2020 pero fueron inviables por motivos sanitarios y se han retrasado dos años

Las visitas se reanudarán este martes.
Las visitas se reanudarán este martes.
Á. H.

Las visitas culturales a la torre campanario de la Catedral se reanudarán el martes próximo con motivo de la festividad de San Ramón, patrono de la Diócesis y de Barbastro. La reapertura ha sido viable por la colaboración del área de Servicios del Ayuntamiento, presidida por la concejal Raquel Salas, gracias a la cual ha sido posible la iluminación del último tramo de escaleras y Somontano Social, empresa de la Comarca, que proporcionará el personal necesario para atender este monumento tan emblemático.

Las visitas serán viables de martes a jueves, de 11 a 13 y de 16 a 18 horas, viernes de 11 a 13 y de 16 a 19 horas, sábados de 10 a 13 y de 16 a 19 horas, domingos y festivos de 11 a 14 horas. Las entradas a 3 € se pueden adquirir en el Museo Diocesano y por medio de www.museodiocesano.es La propuesta de la Pulsera de Barbastro por 8 € permite también los accesos a Catedral, Museo Diocesano, Capuchinas, Museo de Mártires Claretianos e iglesia de San Francisco.

La posibilidad de visitar el interior de la torre campanario se contemplaba en el año 2020 pero fue inviable por motivos sanitarios de la pandemia y se ha retrasado dos años. En la práctica, las visitas culturales se reanudan nueve años más tarde porque en 2013 la torre se cerró por la situación originada por nidificación de cigüeñas en el deambulatorio y en el chapitel. Las soluciones al problema se demoraron hasta que se consiguió la autorización del INAGA sujeta a unas condiciones determinadas.

La torre tiene consideración Bien de Interés Cultural (BIC) y forma parte del conjunto de la catedral, declarado Monumento Histórico Artístico desde 1923 amparada a la Ley de Patrimonio Cultural de Aragón. Se levanta exenta al norte de la cabecera de la catedral, presenta planta exagonal de grandes dimensiones que la hacen visible desde los alrededores de Barbastro. Los dos cuerpos inferiores hasta la segunda moldura corresponden a la fábrica medieval y sus muros tienen un grosor superior a dos metros como se puede comprobar en el interior y en el acceso, un pequeño pasillo cubierto con una bóveda de cañón apuntado.

Al exterior, el acceso presenta arco de medio punto que corresponde a la reforma realizada en el siglo XVII, según explica María Puértolas, subdirectora del Museo. Se basa en textos escritos por los canónigos historiadores Saturnino López Novoa y Manuel Iglesias. El acceso a los pisos superiores se realiza por una escalera de caracol de impecable fábrica y se ilumina a través de pequeños vanos a modo de aspilleras que remarcan el carácter medieval y defensivo de la torre.

Al finalizar la escalera de caracol se accedía a una estancia cubierta con bóveda de nervios que apeaban en capiteles lisos y pequeñas columnillas adosadas a cada uno de los ángulos. En lo que aún queda de la estancia es donde se aprecian restos del incendio que, con toda probabilidad, sería el que en 1366 acabó con la vida de más de 300 personas que se refugiaron en el interior. En el siglo XVII, el 9 de junio de 1610, se firmó con Pedro de Ruesta la capitulación de la obra de la torre. Se conserva en el Museo Diocesano un alzado del proyecto que propuso para rehabilitar las partes más pequeñas dañadas de la estructura medieval para proporcionarle mayor altura mediante la construcción de un cuerpo más de sillería exterior y ladrillo al interior, al modo de una contratorre o torre interior.

En el siglo XVIII, la obra del cuerpo de la torre se culminó con unas almenas decoradas en los ángulos con pilarcillos y con la construcción de un chapitel de ladrillo que tiene una altura de 50 metros. En la sala de campanas hay cuatro, de los muertos (1817), Santa Bárbara (1941), Isabel (1941) y María de la Asunción (1954). Además, en el chapitel, la campana de los cuartos y la Raimunda (de las horas).

María Puértolas, subdirectora del Museo, opina que “la torre es una gran sorpresa para quienes no la conocen por dentro para descubrir los distintos tipos de construcciones hasta llegar al deambulatorio que es un mirador excelente de la ciudad y las sensaciones son increíbles. Es un emblema de la ciudad y su monumento más visible con mucha historia asociada a Barbastro. Se integra, perfectamente en el paisaje turístico y está entre los acontecimientos históricos locales más importante, la torre es un testigo en piedra”.