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SOMONTANO - EXPOSICIÓN

Pilar Larrosa, una vida “entre tules” en Barbastro

La sala de temporales del Museo Diocesano exhibe hasta hoy 3 de julio 24 vestidos de novia de su taller

Clara Sallán, Pilar Larrosa y Pilar Artasona.
Clara Sallán, Pilar Larrosa y Pilar Artasona.
Á.H.

La muestra Entre tules, que se expone en la sala de temporales del Museo Diocesano Barbastro-Monzón, hasta este domingo 3 de julio, define la vida profesional de Pilar Larrosa, entre los años 1955 y 2002. A través de 24 trajes de novia confeccionados en el taller de costura que tuvo en Barbastro, que fue referencia importante a nivel nacional. Los vestidos se elaboraron con tejidos, tocados y bordados de las mejores firmas: Gratacós, Santa Eulalia, Rius de Forns, Luguell…, “nombres de leyenda ligados a Barcelona, de fuerte vínculo con el mundo de la moda y con este taller que hubo en Barbastro”, explica Pilar Artasona, hija de la modista local, que ha expuesto la colección de trajes, por primera vez en la reciente historia de la ciudad.

“Detalle, laboriosidad, belleza, distinción, elegancia y también, memoria, definen este recorrido por medio siglo de moda nupcial”, destaca Pilar Artasona, quien califica la muestra en términos de “excepcional”. Las manos de Pilar Larrosa, que tiene 87 años, contribuyeron a la leyenda del taller de costura que tuvo en Barbastro. “Ha vestido a diferentes generaciones en toda clase de eventos”, explica. Se refiere a modelos diferentes elaborados con tejidos y bordados que definen la trayectoria profesional de su madre, que ha dejado en manos de Pilar (hija) y Clara (nieta) las informaciones sobre esta excelente exposición.

Algunos vestidos de la exposición.
Algunos vestidos de la exposición.
Á.H.

La colección en el Museo Diocesano encaja con las obras de arte expuestas en salas, de diferentes autores, estilos y siglos. Todo un contraste que no pasa desapercibido. Los vestidos son joyas del arte manual que fue característico en el mejor taller de costura que hubo en la ciudad. “Los veinticuatro trajes de novia son veinticuatro historias contenidas en el vestido de un solo día, pero que se conservará como ninguno. Todos los días de una vida y, tal vez, más”, explica Pilar Artasona, profesional de sector de moda.

La exposición es única por características y el tiempo que ha llevado consigo prepararla con cesiones de vestidos, conservados en condiciones impecables, excepcionales, como si la boda hubiera sido ayer en vez del tiempo que transcurre entre 1955 y 2002. “Se ha organizado con la pretensión de homenajear a las modistas, mujeres que en momentos difíciles de nuestra historia y durante jornadas interminables se multiplicaron para ejercer su profesión de manera infatigable y cuidar de sus familias. La exposición es un recorrido por medio siglo”.

La moda y cuanto se relaciona con el sector ha sido el denominador común entre la familia porque Enrique Artasona (padre), fallecido en fecha reciente, desarrolló su labor profesional entre emblemáticos establecimientos locales, Sederías Goya y Tejidos Lacambra, ambos en Barbastro. Al mismo tiempo, Pilar Larrosa dirigió su taller de costura. Clara Sallán, nieta, no ahorra elogios sobre la muestra: “Son trajes cedidos por sus propietarias y familias para esta exposición exclusiva. Tendencias diferentes y características adaptadas a cada etapa con referencia del taller basadas en perfeccionismo, calidad, arte, cuidado y mucho trabajo detrás. Pilar Larrosa fue una marca de calidad, de garantía”.

La cesión de trajes de novia ha llevado consigo un proceso previo, “algunos son antiguos y se han preparado con mucho mimo para presentarlos ante el público”. Los trajes nunca se habían expuesto y casi todos solo se vieron una vez, el día de la boda, se recopilaron fotos y datos de cada vestido para la cesión posterior de quienes los lucieron por un día.

En cuanto a las reacciones de Pilar Larrosa, “es difícil porque mi abuela no suele expresar en público la satisfacción y el orgullo de ver una colección como esta que le recuerda muchos años de trabajo. Es evidente, también, que está muy satisfecha por el interés que ha despertado entre el público. Al final, es un cúmulo de sensaciones emotivas que no pasan desapercibidas”.

La exposición se puede visitar hasta este domingo 3 de julio, en horario de 11 a 14 horas, en el Museo Diocesano.

Vale la pena.