Cultura

VII MUESTRA DE TEATRO AMATEUR "VILLA DE BIESCAS"

Audentes fortuna iuvat

Audentes fortuna iuvat
Audentes fortuna iuvat
S.E.

C UANDO hace unos años me llamo el bueno de Fernando Larrosa para contarme el proyecto de Muestra de teatro aficionado en Biescas no lo quise desilusionar. Pero quizá no me pareció la mejor idea del mundo. No tenían teatro, un pequeño escenario sin equipamiento, ni vestido escénico, ni focos, ni telón. Sin un grupo de teatro en la localidad que pudiera "tirar del carro", sin experiencia ninguna en la organización de teatro… y, sobre todo, y la cosa no es baladí, lejos de todo. Al lado de la frontera. ¿Quién iba a querer cruzarse España por amor al arte?. ¿A quien se le ocurre montar una muestra en un valle Pirenaico en lo más crudo del crudo invierno Si pagas su cache un grupo profesional va donde sea, pero los aficionados tienen tiempo y recursos limitados.

Es cierto que hubo un entusiasmo inicial que arrastraba, pero uno tiene experiencia y sabe que las buenas intenciones se acaban rápido cuando el equipo es corto y hay que arrimar el hombro de continuo.

Luego estaba el público. Llevarlo a la sala es complicado pero hacer una selección de obras que puedan interesar a un público tan variopinto desde niños a ancianos, gentes de Zaragoza que van el fin de semana acostumbrados al teatro en la ciudad, gentes del pueblo que acuden al teatro de vez en cuando a Sabiñanigo o Huesca mezclados con un público para el cual la muestra es su única relación con el teatro. Es difícil aunar esas sensibilidades en una obra. Es difícil conseguir que las obras aunque no entusiasmen a todos por igual no decepcionen a nadie.

Los profesionales hacen teatro para vender. Los aficionados (con razón y todo el derecho) hacen el teatro que les gusta, encontrar una selección de obras que gusten a un publico tan diverso no iba a ser fácil.

No quise ponerme pesimista pero me pareció complejo que cuajara la idea.

Pronto el salón de actos se vistió, se fueron incorporando gentes a la organización. Incluso se formó un grupo en el pueblo.

La cosa empezó a funcionar.

Los grupos siempre han deseado venir, supongo que al principio por exotismo, luego por la exquisita calidez en el trato (estas cosas siempre se saben) y ahora por prestigio.

Hubo algunos (entre los que me cuento) que ayudamos sin preguntar demasiado, contestando con las mejores intenciones a lo que se nos preguntaba, y recibiendo (al menos en mi caso) más que lo que dábamos. Hubo trueque de ideas, y consejos por sonrisas amabilidad, respeto y cariño. Para mí la muestra siempre estará ligada a esos inicios.

La suerte ha jugado sus bazas, nunca el mal tiempo ha cortado una carretera al carro de Talía, aunque ha caído mucha nieve en estos años.

Equipo de organización, Ayuntamiento, este periódico socio eficaz e incansable, y grupos han contribuido, pero nada hubiera tenido sentido si el lugar no hubiera hecho suya la muestra desde el principio. La cultura necesita hundir sus pies en el barro y hacerse fuerte con la tierra que pisa. Las entradas se agotan una y otra vez y eso mantiene la muestra viva.

Me gustaría decir: fue una buena idea yo lo vi desde el principio.

Prefiero ser sincero. A priori no era una buena idea. Pero, como dijo Virgilio en la Eneida "Audentes fortuna iuvat".