Cultura

FESTIVAL FOLKLÓRICO DE LOS PIRINEOS

Jaca cierra un festival para la historia con una vuelta al mundo

La 50ª edición mejoró la afluencia a recintos cerrados y mantuvo su éxito en la calle, donde se ha visto a 800 bailarines de veintiún grupos y diecisiete países

Jaca cierra un festival para la historia con una vuelta al mundo
Jaca cierra un festival para la historia con una vuelta al mundo
R.G.

JACA.- Miles de personas llenaron este domingo el casco histórico de Jaca y volvieron a conformar la "calle Mayor del mundo" durante el desfile de clausura de la 50ª edición del Festival Folklórico de los Pirineos, que congregó a cerca de 800 participantes de 21 grupos procedentes de 17 países de Asia, África, América y Europa.

La energía de Tanzania, la simpatía de los grupos latinos y la elegancia mostrada por Uzbekistán o Armenia fueron algunas de las señas de identidad del desfile que cerró la fiesta del folclore jaqués, que se celebra cada dos años. Por lo tanto, el público deberá esperar hasta 2021 para reencontrarse con esta Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Entre las autoridades presentes, se dio cita la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales del Gobierno de Aragón, María Victoria Broto, para la que "Jaca demostró que es el centro de la cultura y el folclore". Además, felicitó a la organización por la 50ª edición y deseo "que haya muchas más, porque es un atractivo importantísimo para la ciudad".

Según la concejala delegada del festival, Olvido Moratinos, "ha sido una edición muy redonda con una increíble colaboración de 350 voluntarios, el tejido social y la ciudad en general". Con respecto a los espectáculos en recintos cerrados, "se alcanzaron las mejores cifras desde hace mucho tiempo en el festival", mientras que la valoración de la calle es "excepcional" al lograrse "la convivencia que se buscaba entre los grupos", por lo que "el objetivo está más que cumplido".

Tanto el alcalde, Juan Manuel Ramón, como Olvido Moratinos, presidieron el intercambio de regalos organizado en el Ayuntamiento de Jaca, en el que se reconoció la labor de Festivales del Sur y el CIOFF, por facilitar los grupos participantes. Asimismo, se rindió un homenaje a las familias de Armando Abadía y Louis Haure (impulsores del festival) y a las de Tomás Asiaín y Jesús Dumall (autores de la letra y el himno del festival). Por último, hubo un reconocimiento para los voluntarios como motor del evento. El galardón lo recogieron un niño y una niña.

Por otro lado, en el Palacio de Congresos, el Joven Ballet del Pirineo ofreció un espectáculo que abordó la unión de los pueblos a través del folclore y sus diferentes emociones. Al acto asistieron componentes de todos los grupos del festival.

UNA VUELTA AL MUNDO

El desfile de clausura favoreció el contacto entre los grupos, que cumplieron a rajatabla el mensaje de hermandad, amor y paz incluido en el himno del festival. Como es habitual, algunos voluntarios lucieron trajes cedidos por los grupos a los que acompañaron.

La responsabilidad de abrir el desfile recayó sobre el Grupo de Jota Uruel de Jaca, con su muestra del folclore montañés. A su espalda, desfilaron un grupo de voluntarios con las banderas de España y el CIOFF, junto a la bandera de las azafatas. El público se vino arriba con los acordes del himno del festival tocados por la Banda Santa Orosia de Jaca, a la que sucedieron sus compañeros de la Banda Saint Martin d"Eicks de Alemania, una de las más veteranas del festival, tras su novena participación.

El Ballet Las Américas de Colombia coloreó el desfile con música impregnada de los ritmos latinos que contrastaron con los bailes de la Asociación Cultural Coros y Danzas de Santander y las sevillanas del Grupo de Danzas Ciudad de Dos Hermanas.

Seguidamente, el grupo Maculxóchitl de México abarcó desde danzas aztecas hasta bailes mestizos acompañados por la majestuosidad de los mariachis, mientras que el Grupo Sabo de Uzbekistán ofreció un viaje extraordinario a la frontera entre Oriente y Occidente, donde las canciones compuestas por coplas poéticas relatan el día a día de la población.

El Conjunto Don-Don Dance Theatre de Taiwán, representante de las tradiciones más originales de la isla a través del canto y el baile, destacó por su maquillaje y sus trajes de seda pura. El Ballet Bafochi de Chile, famoso en todo el mundo, trasladó lo más profundo de la cultura chilena con un alto porcentaje de raíz folklórica y un elevado sentido del espectáculo. A su espalda, desfilaron el Grupo Folklórico Alto Aragón de Jaca y el Guarionex de Puerto Rico, que exhibió los sones caribeños como la salsa, el merengue o la bomba.

Avanzado el desfile, el Grupo Bumbin Orn de Kalmukia (Rusia) mostró su cultura influenciada por la música caucásica y rusa, junto al grupo Wild Goose Chase Clogger de EEUU, referente de un baile folk que podría definirse como próximo al zapateo. Somos Cultura Viva de Ecuador reflejó el folclore de todo el país, desde la costa pacífica a la profunda selva amazónica, uno de los santuarios de la cultura inca.

El Grupo Lumumba de Tanzania apostó por una música con influencias indias, árabes y africanas, en la que el tambor es el rey. Por su parte, el Grupo Bert de Armenia llamó la atención por su coreografía y sus instrumentos antiguos, algunos de inspiración árabe, mientras que el Grupo Folklórico Nacional de Guatemala ofreció una muestra de la cultura maya.

El Salavat Coupere de Tatarstán (Rusia) destacó por sus cálidas y vivas danzas y su elegante vestuario, mientras que Les Balisiers de Guadalupe (Francia), embajador de la música antillana, lució unos trajes criollos muy llamativos por su gran colorido.

El cierre del desfile corrió a cargo de los Sbandieratori Ducato Caetani de Italia, cuyo espectáculo reproduce las celebraciones que tenían lugar en el siglo XVI, cuando las banderas eran un arma que se combinaba con la espada. El Grupo Santiago de Sabiñánigo fue el único ausente en el desfile de clausura, aunque sí estuvo presente estos días atrás en el Pabellón Olimpia.