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Cuando Audie Murphy rodó en Fraga

El actor, valorado en su tiempo, ha sido recordado ahora por Tarantino

Cuando Audie Murphy rodó en Fraga
Cuando Audie Murphy rodó en Fraga
S.E.

EXISTE una teoría, propuesta en 1929 por el escritor húngaro Frigyes Karinthy, que asegura que cualquier persona puede relacionarse con otra a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios; es la Teoría de los Seis Grados de Separación. Y esto se puede aplicar también a cualquier población.

En la última película de Quentin Tarantino (Érase una vez en Hollywood) aparece un personaje que rodó una película en la provincia de Huesca: Audie Murphy. Tarantino, gran admirador de los spaghetti-western, quiso hacerle un homenaje a este actor, construyendo el personaje de Rick Dalton, interpretado por Leonardo DiCaprio, al que se nombra en la película.

Los spaghetti-western nacieron en Europa, a comienzos de la década de los sesenta, como una forma de clonar con bajos presupuestos los westerns americanos y también como una vuelta de tuerca a un género agonizante, demasiado rígido en fórmulas, tipologías y estereotipos. Entre 1960 y 1975, Europa produjo cerca de seiscientos títulos que giraban en torno a la temática del oeste, casi el doble de las producciones americanas (westerns) en veinte años (1940-1960). Ignorados por la crítica, que los consideraba un cine menor, su declive se puede datar bien entrados los años setenta, con el ascenso de las películas de karatecas y el cambio de gusto de los espectadores, que hasta ese momento habían respondido de forma generosa en las taquillas. Las técnicas del montaje, los movimientos de cámara mucho más ambiciosos (con el abuso de los zooms), la temática (la venganza, generalmente), la caracterización de los personajes (antihéroes extremadamente violentos) y la música (magníficas bandas sonoras, entre los que destaca, muy por encima del resto, el gran maestro Ennio Morricone, que consigue deslumbrar potenciando los coros y los temas épicos) son las diferencias más significativas con el western tradicional, que había encumbrado a grandes estrellas como John Wayne o Henry Fonda. En el cielo del spaghetti-western brillan con luz propia Clint Eastwood, Klaus Kinski, Lee Van Cleef, Franco Nero o Terence Hill.

España coproduce en 1964 el primer spaghetti-western que merece al pena ser recordado: Por un puñado de dólares, una película de vaqueros que costó veinte millones de las antiguas pesetas, dirigida por Sergio Leone y que, en lugar de inspirarse en una película americana, lo hace en la japonesa Yojimbo, de Akira Kurosawa. En Por un puñado de dólares, protagonizada por un actor de tercera fila que redondeaba el mes limpiando piscinas, Clint Eastwood, Leone forja un sólido personaje con los restos del héroe clásico. Su fórmula es sencilla y efectiva: crea un mercenario sin nombre, melancólico y cínico, cuya gran motivación en la vida es conseguir dinero. En el western hispano-italiano el papel de los indios como personajes étnicos va a ser suplantado por el de los mexicanos. Se le coloca la etiqueta de zapata-western. El motivo principal es que en España, escenario habitual de rodajes, era mucho más fácil encontrar paisajes y gentes con un aspecto más próximo al del mexicano que al gringo, por lo que las historias se situaban inevitablemente en un impreciso escenario fronterizo que podía ser Nuevo México, Texas o California. Para ello se construyeron poblados western como el de Colmenar Viejo y Hoyo de Manzanares, en Madrid; el poblado de Las Salinillas y el Rancho Leone, en Tabernas, Almería; o el poblado de Esplugas City, en Barcelona. Se denomina chorizo-western si fue rodado en Madrid o butifarra-western en Barcelona o cercanías. En 1965, en Esplugas de Llobregat, una población cercana a Barcelona, se convierte en el Far West al instalarse unos estudios dedicados al rodaje de spaghetti-westerns, coproducciones con Italia que no pasaban de ser productos de relleno para programaciones doble. Y allí es donde aparecen algunas poblaciones de las comarcas del Bajo Cinca y de Los Monegros: Fraga, Candasnos, Ballobar y Peñalba. Títulos como La venganza de Clark Harrison, (1965) o La balada de Johnny Ringo, (1967), de José Luis Madrid, Dinamita Jim (1967), Viva Carrancho (1966) o Doc, manos de plata (1966), de Alfonso Balcázar, Cinco pistolas de Texas (1966), de Juan Xiol, La diligencia de los condenados (1970), Abre tu fosa amigo…llega Sábata (1971) o Dallas (1974), de Juan Bosch, Condenados a vivir (1971) y Condenados a morir (1971), de Joaquín L. Romero-Marchent son algunos ejemplos de dichas producciones, además de otras muchas de las que sólo se tomaron exteriores y de las que no se tiene constancia, que se rodaron a lo largo de una década y que, en muchas ocasiones, se terminaban en los Estudios Elios de Roma. En 1966 se estrenó Texas Kid. Lesley Selander dirige un correcto western producido entre España y Estados Unidos, protagonizado por Audie Murphy (el soldado con más condecoraciones del ejército de Estados Unidos, músico y conocido actor tejano) y rodado entre Fraga y Esplugas de Llobregat. Una historia clásica de pistolero que tiene que volver de México a su pueblo para vengar la muerte de su hermano.

Tarantino ha querido recordarlo en su última película.