Cultura

VIOLENCIA MACHISTA

Andrés Lacasta: "La vejación a la mujer ha sido un motor narrativo en la cinematografía"

Junto con David Vila y Ana Asión, presentan un nuevo libro que revisa roles y estereotipos en el cine en relación a la violencia machista

Andrés Lacasta: "La vejación a la mujer ha sido un motor narrativo en la cinematografía"
Andrés Lacasta: "La vejación a la mujer ha sido un motor narrativo en la cinematografía"
S.E.

HUESCA.- Profundizar en la realidad social de la violencia contra las mujeres sigue siendo un ejercicio de una extrema complejidad. Un nuevo título propone adentrase en esa realidad enmarcándola en el ámbito de las artes y el audiovisual, pues estas narrativas siguen siendo "un agente que conforma realidades, construye subjetividades y legitima tipos de conductas".

Cine y violencia contra las mujeres: Un enfoque caleidoscópico, presentado este miércoles en la Biblioteca Pública por su coordinador, José Alberto Andrés Lacasta, y dos de sus autores, el sociólogo David Vila y la historiadora del arte Ana Asión, revisa las narrativas y estereotipos cinematográficos que "de una forma u otra" relacionan con la violencia de género.

La aproximación caleidoscópica viene determinada por lo híbrido de su propuesta, incluyendo artículos firmados por cineastas, críticos y docentes universitarios como las cineastas Vicky Calavia o Nocem Collado o la videorealizadora María Ruido, el sociólogo Jorge Gracia o la comunicadora Rebeca Gracias, entre otras. Y por la estructura que sigue, acogiendo los 16 artículos en tres grandes bloques que revisan los estereotipos y prototipos narrativos, las realidades que viven las mujeres a partir de películas, como Te doy mis ojos, Voces distantes o Big Little Lies -"serie con una buena circulación entre el público que representa un buen ejemplo de una ficción en la que la sororidad tiene un papel importante en la prevención de las violencias machistas y en la salida de procesos de violencia", tal como relata el autor de dicho artículo David Vila-, y la exploración de aspectos relacionados con la violencia machista en determinados géneros como el cine de suspense o el pornográfico.

El libro observa, por un lado, la representación de la mujer y cómo "esta ha aparecido como un recurso, desde el punto de vista narratológico, muy recurrente y eficiente a la hora de hacer funcionar determinado tipo de tramas", explica José Alberto Andrés Lacasta. Es decir, "todo lo que tenga que ver con el papel vejatorio hacia la mujer" aparece de manera recurrente como "elemento motor de determinado tipo de narraciones", explica, señalando cómo, incluso, se "pueden encontrar manuales de guión de los años 60 y 70 de Hollywood donde advertían que esto funciona siempre".

Por otra parte, el libro observa también los roles y los arquetipos otorgados a las mujeres dentro de la cinematografía, "no solo en la más tradicional sino también en la actual -aludiendo al contexto "online"- donde observamos una serie de modismos formales que tienen que ver con la narración que son miméticos al cine de los años 50", explica. El acoso, el feminicidio, la trata, la tortura sexual, la violencia psicológico, el estereotipo ridículo con todo lo que tiene que ver con lo femenino aparecen catalogados como recursos narratológicos altamente efectivos, "que han servido como motor en muchos guiones de películas", añade Andrés Lacasta, "y que persisten en la actualidad con bastante virulencia y desfachatez inaudita", haciendo referencia a ciertas narrativas acogidas en Youtube.

Ana Ansión, que firma el artículo El papel de la mujer como reflejo de la sociedad española del franquismo y la Transición: su huella a través del cine, hizo referencia a cómo se articularon dichos modismos dentro del cine hecho en España durante el franquismo y la Transición. La forma en que la mujer aparecía representada en las narrativas audiovisuales "coincide" con ese estereotipo de mujer que se quería trasladar desde el régimen, "siempre en casa, dedicada a sus hijos y a su marido, y que se ve muy bien en La tía Tula o Calle Mayor". Mientras que "a medida que nos acercamos a los años 60 y 70", explica, la mujer es representada "saliendo de casa, adoptando un rol que todavía tiene unos carices bastantes machistas, (...) pasando de estar encerrada en casa a ser un objeto sexual".

Siguiendo el axioma desde el que han partido los autores, de la cinematografía como constructora de realidades, el libro también recoge el cambio de paradigma que sucedió en los años 60 y 70 "cuando comiencen a tomar cuerpo las primeras posiciones críticas" a estos recursos narrativos vejatorios. Estudios que se centrarán en analizar roles, cuestiones físicas en las composiciones de determinados planos, el uso del lenguaje, así como el papel de la mujer como espectadora o como integrante de la industria del cine, a través de obras de diferentes realizadoras y realizadores -"como son Ida Lupino, Agnes Varda, las primeras películas de Ken Loach o las de los hermanos Dardenne, a quienes que dedicamos una buena parte de los capítulos"- que "pondrán en solfa" este discurso. En España, los autores identifican lo que han venido a denominar como "la tetralogía del cine social (...) que marcó una pauta de conciencia, de puesta en solfa de determinado tipo de elementos", y que está compuesta por las películas Te doy mis ojos, El bola, Los lunes al sol y Solas. "Son películas que marcaron un hito, que se pusieron al nivel de Loach y Varda, haciendo un cine muy combativo, tanto desde el punto de vista creativo como narrativo".