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La muerte de Javier Brun, un mazazo para el mundo de la cultura

Ramón Lasaosa, Teruca Moreno, Jesús Arbués y Rubén Moreno lamentan su pérdida

La muerte de Javier Brun, un mazazo para el mundo de la cultura
La muerte de Javier Brun, un mazazo para el mundo de la cultura

HUESCA.- El mundo de la cultura llora la muerte de Javier Brun. El que fuera responsable del servicio de este Área en el Ayuntamiento de Huesca y que falleció este domingo a los 60 años de edad, es recordado como gran gestor, buena persona, muy culto y alguien a quien no le gustaba el protagonismo.

Ramón Lasaosa, concejal de Cultura del Consistorio oscense, lo conocía desde hace muchos años. Cuando  Brun se incorporó al Consistorio yo estaba metido en el grupo de teatro La Tartana. Fue el primero que me ofreció hacer una exposición, y la relación a lo largo del tiempo, sin ser íntima, fue constante por todos los proyectos que puede trabajar con el Ayuntamiento”. En la actualidad, “era una ayuda absoluta porque conocía todo el funcionamiento del mundo cultural de Huesca”.

De hecho, Lasaosa ha reconocido a este periódico que gran parte del nivel cultural de la ciudad, “en el sentido de programación y posicionamiento a nivel nacional, se ha debido a las  acciones que se han llevado a cabo por iniciativa de Javier como jefe del servicio del Área de Cultura del Ayuntamiento, desde la creación de la Feria de Teatro, a partir de las primeras muestras, que fueron el germen de esta iniciativa, hasta la creación del ArtLab y el Espacio de Arte Joven, dos infraestructuras culturales imprescindibles para la ciudad”.

Ramón Lasaosa lo define como “una muy buena persona, y alguien que no busca en ningún momento el protagonismo. A pesar de todo lo que había hecho, prefería mantenerse en un segundo plano y dejar más espacio al político o el director del evento, pese a haber sido imprescindible para su realización. Su muerte ha sido un mazazo para todos”.

Teruca Moreno conoció a Javier Brun en 2011 cuando asumió la responsabilidad de la concejalía de Cultura. Ella llegó al Centro Cultural del Matadero con el objetivo de formar equipo con las personas que estaban allí trabajando. “Me encontré con un equipo fabuloso, y Javier estaba a la cabeza de ese grupo, que hoy se queda huérfano”.

Recuerda esos cuatro años “con muchísimo cariño” porque para ella era un reto afrontar la concejalía de Cultura, “y Javier me ayudó muchísimo. Fue mis ojos y mis oídos durante los años que tuve esa responsabilidad. Fue un regalo enorme conocerlo”. También ha destacado que “Javier estuvo siempre por encima de las ideologías de los diferentes grupos políticos que han estado gobernando en el Ayuntamiento de Huesca. Eso es importante porque quiere decir que era muy profesional y con una gran categoría personal”.

Lo define como un hombre “cultísimo, un gran gestor y conocedor de las vanguardias. Por eso Huesca era un referente cultural a nivel nacional”. Hablando desde el corazón y con la voz entrecortada, Teruca Moreno lo ha recordado como una persona que lucho porque la cultura “fuera un instrumento que estuviera al alcance de todos los ciudadanos, apostando por la universalidad”. “A mí me lo enseñó prácticamente todo, me daba mucha seguridad a la hora de tomar decisiones, algo que siempre hacía después de escucharle a él, y siempre acertaba”.

“Fue el mejor compañero para su mujer Begoña, el mejor padre para Tristán y Mauro, con los que disfrutaba muchísimo, y fue el mejor hijo porque estaba muy pendiente de sus padres”, ha asegurado entre sollozos Teruca Moreno.

Quien también se ha mostrado visiblemente afectado por “este mazazo” es Jesús Arbués, director de Viridiana Centro de Producción Teatral. Ambos se conocieron hace casi 30 años. Arbués se pasó por el despacho que Brun tenía en la Residencia de Niños con un proyecto debajo del brazo: los Talleres de Teatro. “Eran una locura, y con él los sacamos adelante porque se lo creyó. Desde entonces fuimos amigos, aunque también pasamos por momentos difíciles, siempre por discrepancias en cómo hacer las cosas”.

Emocionado y con un nudo en la garganta, ha reconocido a este periódico que tenía apuntado en su agenda “llamar hoy a Brun porque teníamos que ir hablando de la desescalada, de si abríamos el Espacio de Arte Joven y de cómo lo hacíamos... Así de tragicómica es a veces la vida”. Precisamente, los dos momentos en los que la vida puso enfrente a Jesús y Javier “fueron cuando mejor nos llevamos, al nombrarlo director del Centro Dramático de Aragón y cuando tuvo que hacer la Feria de Teatro que yo no hice. En ese momento siempre fue un caballero, sabiendo que yo lo estaba pasando mal”.

Cuando has trabajado con una persona 28 años, has hablado con ella miles de veces de cientos de cosas, has estado de acuerdo y en desacuerdo, has discutido, has sido su amigo, has estado en su boda..., “lo más lamentable de su muere, y de forma repentina, es que no podamos juntarnos los amigos y despedirnos. Da mucha pena no poderle estar todos juntos y darle un abrazo a Begoña”.

Rubén Moreno, gerente del Teatro Olimpia y director del Festival de Cine de Huesca, también tuvo una relación muy estrecha con Javier Brun. “La semana pasada estuvimos hablando por la subvención del Ayuntamiento al festival, y con el Olimpia estábamos intentando articular una programación conjunta de cara al otoño para salir todos reforzados”.

Su fallecimiento “ha sido un palo muy gordo”. Para Moreno era “el teórico, el que se paraba a pensar, porque frente gente como Luis Lles o yo, que estamos metidos en la vorágine del día a día o de lo que tiene que pasar el siguiente fin de semana, daba el punto de serenidad más reflexiva. Era una persona muy culta y con una visión más amplia de la que podíamos tener los que estábamos encerrados en el día a día”.

Rubén Moreno ha destacado también el papel de Javier Brun, que siendo “poco visible, apoyaba cosas difíciles de hacerlo, como la danza y el circo, que han tenido mucha repercusión en la ciudad. Hizo mucho por ellas, no solo en Huesca sino en Aragón, trabajando de manera internacional para desarrollar programas como el que se hacía en San Lorenzo”.

Su relación era buena, aunque en el día a día “discutía mucho con él porque reflejaba a la institución con la que siempre tengo que pelear”. Por eso, el sabor es “agridulce. En lo personal siempre te llevabas bien, pero las relaciones profesionales, a veces, eran tensas”, lo que no impedía que “él volviera a llamar, tuviera una palabra amable y relajara las tensiones”. En ese plano personal, es donde Moreno ha querido poner una sonrisa. “Contaba chistes muy sosos que repetía una y otra vez y, en más de una ocasión, en momentos inapropiados. Una anécdota graciosa con la que también me quedo, porque es una pérdida dura y difícil. Huesca está donde está en el mundo de la cultura por mucha gente, entre ellos Javier Brun, que nos deja un poco huérfanos”.