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Esculturas que son "un derroche de inclusión en el arte"

Ángel Orensanz no ha dejado de crear durante su confinamiento en París

Esculturas que son "un derroche de inclusión en el arte"
Esculturas que son "un derroche de inclusión en el arte"
S.E.

SABIÑÁNIGO.- Ángel Orensanz nació en Larués, comarca de La Jacetania, en El Puente de Sabiñánigo está el museo con su nombre y es uno de los artistas aragoneses más internacionales.

En París le ha pillado el confinamiento por la covid-19, pero no ha dejado de crear, siempre tiene en marcha colecciones para que sean admiradas en todo el mundo. "Me he dedicado a una gran producción, a una gran escultura de color, formas, ángulos distintos, acoplados a mí mismo, a mi personalidad", explica a este diario. La obra está integrada en el jardín y en la casa de París, "con los árboles, las luces, que dependiendo del momento del día cambian el objeto de la escultura. Pienso que esta obra será una exposición que irá a muchos países del mundo. Primero la exhibiré en Nueva York, en la Fundación Ángel Orensanz".

Con el título El anhelo y la persistencia, el artista aborda en esta obra el miedo, la incertidumbre y el pánico a lo desconocido. "En estas esculturas he hecho un derroche de inclusión en el arte, se podrían escribir cinco libros de lo que he hecho en estos dos meses y medio. Tengo muchos materiales, conozco los ángulos que tiene el espacio, dispongo de todo para la producción, ha sido positivo".

Siempre documenta su obra y de esta que nos ocupa dice que trata de dimensionar la importancia de las partes en el todo. "La desesperanza y el anhelo de salvación se entremezclan con la fuerza que sacamos los humanos en las situaciones límite; de eso sabemos bastante los aragoneses. Subyace el anhelo de la persistencia y, al mismo tiempo, eclosiona la devastación causada por el maquiavélico enemigo invisible, al que aún no conocemos talón de Aquiles".

Argumenta que siempre ha vivido una vida centrada en lo que hace y dándole un valor muy serio. "He tenido que luchar mucho para abrirme este camino en el que los demás se han fijado y lo han respetado siempre", dice.

Comenta que esta situación por la covid-19, que no ha afectado a sus proyectos, "nos cayó por sorpresa y lo ha ralentizado todo. Va a ser muy difícil reconstruir porque tampoco es algo que se haya ido. Tengo muchas cosas firmadas, documentadas oficialmente de toda mi obra, cómo va a progresar, dónde se va a exhibir", cuenta.

Le alegra mucho que el museo Ángel Orensanz y Artes de Serrablo haya celebrado ya su 40 aniversario. "Tener un museo en vida no es tan fácil y yo hace años que lo tengo, esto ayuda a ser más conocido. Algún día habrá también otro museo con el nombre de Ángel Orensanz".

En cuanto al de El Puente de Sabiñánigo, explica que no existiría si él no hubiera comprado la casa que lo alberga. "No se hubiera hecho porque el dueño que la vendía, Fidel Campo, decía: Yo no la venderé al ayuntamiento ni Amigos de Serrablo, ni será para las sobrinas, y yo que estaba interesado me preguntó que quién era yo, le dije que Ángel Orensanz y él me dijo: el de la obra de La Jacetania, y le conteste que sí, y me dijo que a mí sí me vendía la casa, y así fue, la compre y allí se hizo el museo".

Ángel Orensanz sueña en continuar con esta libertad que se tiene. "La gente es muy tímida, muy recelosa y muy censuradora y hasta un poquito envidiosa, esto es así en todo el mundo. Pienso que si te rebelas contra lo que es mediocre, malo, corriente y común, pues estas en un camino ya muy bueno, eso es cierto, es verdad", concluyel