Cultura

MÚSICA

¡Que llegan con burros los músicos de La Orquestina!

El grupo de música tradicional recorre los pueblos del Biello Sobrarbe y ofrece conciertos íntimos y sin amplificador

¡Que llegan con burros los músicos de La Orquestina!
¡Que llegan con burros los músicos de La Orquestina!
L.O.F.

HUESCA.- Cae la tarde, se escucha un rebuzno a lo lejos y parece una ensoñación de un tiempo que se fue en un pueblo del Biello Sobrarbe, todos por debajo de la veintena de habitantes. Pero no, ¡es real! Llegan los "mosicos" (músicos) al pueblo como antaño, con los "trastes" (instrumentos, por ejemplo) cargados en dos burras por los caminos de herradura ahora apenas transitados. Casi sin recuperar el aliento, La Orquestina del Fabirol, con sede en San Juan de Plan, empieza a tocar a pelo, en acústico absoluto, sin amplificador. Y solo para los vecinos que salen a la llamada de los acordes tradicionales que permiten volver a soñar.

"Era emular a los músicos que se desplazaban así. Pero también es una reflexión, porque esta pandemia nos debe hacer replantearnos hacia dónde vamos y el concepto de la ruralidad. Igual hay que dar un paso atrás para seguir avanzando", indica Roberto Serrano, uno de los fundadores de La Orquestina del Fabirol. Y el burro, ese animal noble, en peligro de extinción, es un símbolo.

Sucedió en los últimos días de agosto en Latorrecilla, Santa María de Buil, Urriales, Arcusa, Mondot, Javierre de Olsón y Olsón. Todo surgió a partir de una ocurrencia de llegar sin avisar a tocar a un pueblo, ante quien hubiera, 10 o 15 personas, según explica Roberto Serrano. Se pusieron en contacto para conseguir los burros con Carlos Baselga, que como director de documentales y cortometrajes les propuso grabar la experiencia de caminar cinco días por el Biello Sobrarbe con sus instrumentos. Y lo hizo Pilar Abío, miembro con Baselga y Josepe Velasco del Colectivo Cuadra. Se ha grabado todo y lo van a editar.

"Al principio queríamos aparecer sin avisar, como experimento sociológico, pero por la pandemia, nos pusimos en contacto con un vecino de cada pueblo para asegurarnos de que se cumplirían las medidas", comenta Serrano. Solo unos pocos sabían de la llegada de La Orquestina para evitar que acudiera público forano al concierto en tiempos de coronavirus.

Pero a pesar de la aparente improvisación, estaba todo muy calculado y, en cada lugar, se colocaron las sillas a la debida distancia. "Programamos una sesión vermú y una sesión noche. Los músicos de la Orquestina cargamos los instrumentos en las burretas y emprendimos el camino", indica. Fueron Roberto Serrano, Elena Requejo, Pedro Ramos y Alfonso Casanovas y solo faltaba Sandra Almárcegui, que no pudo sumarse, para completar la Orquestina.

"Ha dado para muchas cosas y para hacer nuestra propia lectura del camino. Además, te cambia la perspectiva del paisaje", indica. "Uno de los días aprovechamos para darle un toque final a una de las canciones que apenas teníamos ensayada, porque esto te abre la creatividad", comenta. Y se escuchó una reciente canción "La tuya parola" que está teniendo mucho éxito: "Da-me las tuyas parolas, /las d"ixe verbo fluyito,/ si s"acoflan n"a mía boca/ se"n pribarán de l"olvido (Dame tus palabras,/ las de ese verbo fluido,/ si se acomodan en mi boca/ evitarán el olvido)". "Forma parte del ideario del grupo cantar en aragonés, porque recoges las cosas como te las han contado y haces del aragonés tu lengua literaria. Pero sin más, quien quiera ver fronteras en esto, él verá, porque no utilizamos la lengua para ello. Nunca habíamos hecho una canción diciendo por qué cantábamos en aragonés. Es una metáfora y gusta mucho".

Comenzaron con una sesión vermú en Latorrecilla, un pasacalles con los burros para unas quince personas. No fue fácil, como tampoco aparejar los animales con los instrumentos. Echaron a andar "a paso burro" hasta Santa María de Buil, pasando por el despoblado de Puybayeta, para ofrecer una sesión de tarde. "Hubo cosas muy emocionantes al llegar a Buil, tocaron las campanas... Para la gente que llegaran los músicos fue algo muy especial y más en un año como este", comenta.

Al día siguiente, quisieron hacer el "camino de la escuela", por donde los críos de Urriales iban al colegio a Buil. Por allí, hace tiempo que no pasaba nadie. "De repente nos salió un jabalí, pero para eso las burras son geniales", comenta Serrano. Por la tarde, pasaron por Castellazo para llegar a Arcusa y ofrecer su repertorio. Allí, un artista incluso les regaló una obra. "Los de Santa María de Buil y Arcusa fueron los conciertos con más asistentes, pero no pasarían de las cincuenta personas, con mascarilla y sentados con distancia. Además, evitamos las canciones que invitan a bailar", comenta Roberto Serrano.

Al día siguiente, se desplazaron hasta Mondot y aprovecharon para grabar recursos, pequeñas píldoras musicales, encontrarse con gente en el camino... Y la sesión de noche la ofrecieron allí. El sábado, el vermú en Javierre de Olsón, para terminar en Olsón. "Ha sido una experiencia preciosa. Nos han tratado genial", concluye.