Cultura

LITERATURA

"Un conzieto d' o Dotor Ocs", la primera obra de Verne en aragonés

La Sociedad Hispánica Jules Verne ha creado una versión multilingüe de "Une faintaisie du Docteur Ox" que ha traducido al aragonés Francho Nagore

"Un conzieto d' o Dotor Ocs", la primera obra de Verne en aragonés
"Un conzieto d' o Dotor Ocs", la primera obra de Verne en aragonés
S. E.

HUESCA.- El doctor en Filología Románica y profesor de Lingüística General e Hispánica del Área de Lengua Española en la Universidad de Zaragoza, Francho Nagore, ha sido el encargado de realizar la primera traducción al aragonés de la obra Une faintaisie du Docteur Ox de Julio Verne. Se trata de "una de las novelas cortas más interesantes y curiosas de Verne, que aúna las características más destacables del estilo verniano de la época: la fantasía, el humor y la ironía", destaca Nagore, y revela que la Sociedad Hispánica Jules Verne, con sede en Baleares, que tiene por objeto la investigación y difusión de la vida y obras del escritor francés Julio Verne desde la máxima diversidad cultural posible, se decantó por esta novela "por ser bastante desconocida por el público en general, y muy distinta de la serie de "Viajes extraordinarios".

Por ello, han publicado esta edición inédita, multilingüe, de Una fantasía del Doctor Ox en siete lenguas habladas en el territorio español. Indica el traductor que, de este modo, "se ha querido reflejar la riqueza lingüística del estado español" al versionarla en aragonés, aranés, asturiano, castellano, catalán, euskera y gallego, dando "visibilidad a las lenguas del ámbito geográfico de la entidad, con independencia del número de hablantes o de su diferente situación".

Además, añade Nagore que se trata de una novedad ya que la edición original de 1872, en la revista Musée des Familles, no tenía una traducción en castellano porque "las únicas traducciones que había eran de la edición de 1974, que contiene modificaciones y supresiones realizadas por editor, por lo que se trata de una edición adulterada".

Este singular relato humorístico de Verne, que tiene lugar en una pequeña y acogedora aldea de Flandes, Quinquedone, un lugar apacible, de gente hospitalaria y feliz, donde un científico loco, el doctor Ox, planea revolucionar el pueblo con la instalación de un alumbrado a base de gas oxhídrico, se puede adquirir completa a través de la Sociedad Hispánica Jules Verne. No obstante, recuerda Nagore que los interesados en adquirir solo la traducción en aragonés, de unas doce páginas, "tienen a su disposición la novela, con el título de Un conzieto d"o dotor Ocs, publicada por el Consello d"a Fabla Aragonesa, en cualquier librería altoaragonesa o en la propia sede de la entidad editora".

Nagore se embarcó en este proyecto, según explica, porque colabora con el "grupo de investigación T3Axel, que tiene su sede en el Campus Universitario de Huesca, bajo la dirección de la doctora María Pilar Tresaco, que desarrolla investigaciones en torno a la obra de Julio Verne y vi que el texto no era excesivamente largo, así que me animé a traducirlo", pero, además, porque cuenta con la experiencia de traducciones previas desde el francés al aragonés.

Su conocimiento pasa por transcripciones de todo tipo, desde poemas traducidos al aragonés de Juan Ramón Jiménez, de Octavio Paz, entre otros autores, a obras del francés como Liberté de Paul Éluard, del portugués, Fernando Pessoa y, sobre todo, ha publicado versiones en aragonés de varios libros como Triga breu (1949-1995), de Ángel Crespo, In nuce, de Hèctor Moret o O fosal marino, de Paul Valéry".

En esta ocasión, además, "he tenido la suerte de aclarar dudas y enmendar errores de la traducción que iba realizando con la doctora María Lourdes Cadena, profesora de Filología Francesa en el Campus de Huesca, que, precisamente, en su tesis doctoral realizó un estudio sobre esta y otras novelas cortas de Verne y también con la profesora Pilar Tresaco que ha supervisado algunos borradores", reseña.

Al hilo de lo cual desvela que, en cuanto al vocabulario, ha habido algunos arcaísmos que utiliza Verne, así como denominaciones de armas, que han hecho que se obstruyera brevemente una traducción fluida. Destaca algunas palabras a modo de "insultos como butor, que he traducido por carnuz, nombres de peces como barbillón, que literalmente es pequeño barbo, pero que he traducido por chipeta". Y reseña ciertas expresiones idiomáticas que no tienen una traducción literal, "para las cuales es difícil encontrar un equivalente más o menos similar en aragonés". Así dice, por ejemplo, que expresiones como "vint jeter à nouveau le trouble lo he traducido por benió á sembrar biraca de nuebas; o lui obéissait aveuglement por li obedexeba á güellos pretos".

A pesar esas pequeñas dificultades solventadas, señala que "la traducción me ha ayudado a ser más consciente de las muchas semejanzas, en aspectos léxicos y morfosintácticos, entre el francés y el aragonés, como la doble negación, la conjugación compuesta con estar o el uso del complemento ne".

EL ARAGONÉS SE ENCUENTRA ENTRE "LUCES Y SOMBRAS"

Sin duda, esta traducción es un hito que deja al aragonés a la altura de idiomas como el gallego o el euskera, en un momento para el aragonés, según manifiesta Nagore, lleno de "luces y sombras". Asegura que "por un lado, la transmisión intergeneracional está desapareciendo en casi todo el territorio propio del aragonés pero, por otro, está siendo inventariado, estudiado e investigado cada vez más y con mayor rigor", "aunque todavía queda mucho por conocer" advierte.

Indica Nagore que "se está publicando bastante, tanto novela como poesía, y tanto en aragonés literario común como en algunas variedades dialectales", sin embargo, critica que "continúa habiendo todavía bastante desconfianza de los hablantes dialectales tradicionales hacia el aragonés común, que no entienden que la potenciación de un aragonés referencial es la única posibilidad de salvación tanto del aragonés en general como de cada dialecto en particular".

En este sentido, explica que "las Normas Gráficas del Aragonés, referencia normativa desde hace 45 años a la hora de escribir, están siendo menospreciadas por unos y por otros, con lo que se corre el riesgo de echar por tierra el proceso de normativización logrado poco a poco a lo largo de muchos años". Y aunque "el aragonés está cada vez más considerado, tanto a nivel institucional como social, no deja de ser, en muchos casos, meramente anecdótico o testimonial".

Valora el esfuerzo de muchos maestros por llevar el aragonés a algunas escuelas como materia voluntaria, pero añade que "hay que incrementar el número de centros que la ofertan, así como el número de profesores y modernizar los métodos".