Cultura

EXPOSICIÓN

"Mano de Hierro" pone de manifiesto la potencia teratológica de la materia

La artista Cristina Ramírez expone una serie de esculturas y dibujos "sin puntos de fuga"

"Mano de Hierro" pone de manifiesto la potencia teratológica de la materia
"Mano de Hierro" pone de manifiesto la potencia teratológica de la materia
R.G.

HUESCA.- La galería de arte La Carbonería de Huesca acoge hasta el 9 de enero una nueva exposición centrada en el dibujo y la escultura de Cristina Ramírez, quien con Mano de hierro nos invita a reflexionar sobre el funcionamiento del ser humano, lo que le rodea y el caos a través de la teratología y representado como cuerpo, muro y paisaje.

La artista define su trabajo, que tiene mucha relación con el paisaje, como "una representación de un mundo que no pertenece al nuestro, como una especie de mundo visionario que nos devuelve nuestra imagen como seres humanos", y especula sobre la posición que tenemos en el cosmos, "que somos uno más, sin apenas importancia". Al hilo de lo cual explica que tiene mucho que ver con algunas corrientes filosóficas como el nihilismo cósmico que "todo el rato pone al ser humano fuera del centro de todo, lejos de la visión antropocéntrica".

En Mano de hierro, el último trabajo de Ramírez que "ha cobrado forma en el último mes", se exponen una serie de obras en pequeño formato, prolijas en detalles, que no ofrece descanso a la mirada, que continúa ese trabajo sobre el nihilismo cósmico y el paisaje pero en el que "se abre una vía nueva de investigación de largo recorrido donde viro a cuestiones más concretas", revela esta licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Granada, y en Historia del Arte por la Complutense de Madrid.

El espacio principal lo ocupan una serie de obras nuevas en las que, como explica la artista, "hay una reflexión en torno a la materia entendida como cuerpo y como paisaje y, por otro lado, entendida como muro". En este sentido, desvela que lo que hace con esta materia es transformarla de tal manera que todo deja de funcionar y todo colapsa. "Transformo o desvirtúo el cuerpo fragmentándolo, encerrándolo en la geometría, o sea, pervirtiendo un poco la naturaleza del cuerpo", dice Ramírez y añade, además, que "transformo el paisaje aplicándole reglas geométricas que no deberían estar, por ejemplo, en el caso del muro, hay unas piezas en las que hacen que se transforme en una cuestión viva, como tejido y hueso, perfectamente integrado, y con esa transformación pierde su función". Comenta que lo que vemos es cómo "el cuerpo vira hacia lo disfuncional y lo amorfo, el paisaje no puede ser contemplado con la calma que solemos observar un paisaje representado y el muro, de pronto, nos inquieta porque deja de ser muro y empieza a ser tejido vivo". "Y en esta pérdida de su función lo que hace es revelarse contra el sistema que obliga a una funcionalidad plena" y aclara la artista que "es como esta situación que hemos vivido, que a pesar de todo, tenemos que seguir trabajando y funcionando".

Ramírez que suele trabajar con dibujo, en esta ocasión, para esta muestra, advierte que, ha incluido algunas piezas de escultura que son las que le dan color a la exposición ya que afirma que "la obra gráfica es en blanco y negro pero la escultura tiene color" y añade que "las piezas que he trabajado se basan en los típicos gabinetes de curiosidades de los siglos XVII y XVIII con fósiles, rocas, restos arqueológicos, esto se inspira, sobre todo, en los corales que llevaban a los gabinetes europeos de mares tropicales con colores vivos como rojos o púrpuras y las protuberancias óseas son en tonos beige o tierra, como de restos arqueológico". Como todo lo demás, "los corales, ­en lugar de conservar su forma orgánica animal, de pronto, representa signos y anagramas que tiene que ver con la magia del caos y, de alguna manera, la magia lo que hace es alterar la realidad y la materia". En el caso de ellos hay color rojos vivos, púrpuras y en otras piezas, como protuberancias óseas, son en tonos beige y tierra.

PORTAL DE ACCESO

La muestra cuenta con una pieza principal, un dibujo de gran formato, que "es un octógono organizado en torno a otro octógono interior, y cada porción del octógono contienen una especie de sustancia orgánica atravesada por unas líneas compositivas con una especie de vástagos, que actúa como de portal de acceso a la exposición". Ramírez revela que esta pieza, que "tiene mucho que ver con estructuras de la ciencia ficción o de la arquitectura recreativa de los parques de atracciones, además, tiene mucha relación con una cuestión que a mi me interesa muchísimo que es cómo se entendía en el arte paleolítico el muro de las cuevas que funcionaba como una membrana que separa el mundo real, del mundo mágico, esa idea está muy presente en esta exposición", hace muy complicada la contemplación porque "esta carne con estas líneas que lo atraviesan, lo que hacen es como centrifugar la imagen y no tiene un punto de fuga, no hay reposo, te obliga a estar todo el rato dando vueltas".

En cuanto a la situación actual a causa de la covid-19, que obliga a recortar el horario y el número de visitas en La Carbonería, que, preferiblemente, serán con cita previa para mantener todas las medidas de seguridad, de martes a viernes, de 18 a 20 horas, y los sábados, de 11 a 14, Ramírez asegura que "es de agradecer que siga habiendo este apoyo a la cultura" y se muestra "muy afortunada de tener ahora mismo un proyecto".