Cultura

ENTREVISTA

Ángel Gracia: "Soy un poeta que ofrece una mirada limpia a lugares y a gentes, que se fija en otras cosas"

El poeta y escritor ha publicado "El silencio y su canción", una novela entre la realidad y la ficción

Ángel Gracia: "Soy un poeta que ofrece una mirada limpia a lugares y a gentes, que se fija en otras cosas"
Ángel Gracia: "Soy un poeta que ofrece una mirada limpia a lugares y a gentes, que se fija en otras cosas"
N.V.

HUESCA.- El poeta y escritor Ángel Gracia tiene en las librerías su última obra, El silencio y su canción (Pregunta ediciones, 2020), una novela entre la realidad y la ficción centrada en el mensaje que José Antonio Labordeta transmitió a través del programa de televisión Un país en la mochila. En concreto, se fija en el primer episodio de esta serie de TVE que se comenzó a grabar en la primavera de 1991 en El Maestrazgo turolense, capítulo que no se emitiría hasta el 14 de octubre del 95. Un mensaje que todavía hoy "sigue absolutamente vigente", afirma el autor. El silencio y su canción se terminó de imprimir el 19 de septiembre de 2020, diez años después de la muerte del cantautor José Antonio Labordeta.

¿Cómo surge la idea de escribir esta novela?

Yo siempre he tenido una gran vocación y pasión por Un país en la mochila, un programa de Labordeta que forma parte de la formación sentimental y cultural de muchos de nosotros de aquella época, no solamente en Aragón sino en España. Además, creo que últimamente hay mucha tontería y mucha modernez con las series, que está bien, pero quería revindicar una serie que va entre el documental y la ficción y que refleja muy bien nuestra sociedad de aquella época, en la que España estaba obsesionada con preparar bien los Juegos Olímpicos, la Expo de Sevilla y echar tierra en nuestra España rural. Y Labordeta muestra de dónde venimos, de esa España prácticamente vaciada; es un programa que ya entonces hablaba de este problema demográfico en nuestro país desde hace décadas. Esto en el plano cultural, y desde el plano mío sentimental, ese capítulo concreto lo he visto muchas veces, le tengo un gran cariño y gracias a él descubrí El Maestrazgo. Yo lo ví en directo la primera vez que se emitió, el 14 de octubre del 95, y es un programa que me ha acompañado siempre. Una vez, estando en un bar de Villarluengo, en la comarca de El Maestrazgo, emitieron ese programa y justo, con todos los del bar, vimos la escena en la que aparecía el mismo bar, una especie de muñeca rusa, y allí tuve una especie de revelación y dije, bueno este programa me persigue. Lo ví también en el extranjero, cuando lo emitió TVE Canal Internacional para homenajear a José Antonio Labordeta el día siguiente a su fallecimiento, y ese impulso inicial, esa especie de epifanía inicial, la fui ajustando racionalmente a las cosas que yo quería contar, fui cuadrando todas las cosas en mi cabeza.

¿Por qué el protagonista de la novela es Jorge, un joven técnico de sonido cuyo primer trabajo fue precisamente en la grabación de ese programa?

Pensé que un punto interesante de mostrar la grabación de ese capítulo era que hablase, en lugar de un lugareño o el mismo Labordeta, una persona que venía desde fuera y que veía el territorio con ojos nuevos, y entonces pensé que si el narrador era el técnico de sonido, un chaval joven recién venido de Madrid, pues ofrecería un punto de vista con un choque cultural brutal, porque si él viene del Madrid de la movida cultural de los años 90 y de repente se encuentra con este territorio y con estas gentes, va a descubrir un mundo nuevo, no solamente en el ámbito natural y patrimonial-cultural, sino en un aspecto que me parece muy importante que es el de las relaciones humanas. Él va viendo cómo se generan unas relaciones diferentes, más naturales, más nobles, más directas, más sencillas, cómo es la gente de los pueblos y cómo era Labordeta.

¿Hay más realidad que ficción en la novela? ¿Cómo fue el proceso de documentación?

El mismo programa es una fuente de información, pero he investigado un poco y en los libros de Labordeta aparecen referencias. En aquella época Labordeta era un personaje público muy conocido y concedía muchas entrevistas, y en ellas encontré muchas de las ideas de Labordeta que luego aparecen en el libro, o sea, muchas de las frases que aparecen en el libro las podría haber dicho él perfectamente en la realidad. Parto de esa base y he hablado con Alejandro Tena, que era cura entonces de Cantavieja, he hablado con varias personas, incluso algunas que aparecían en el programa como personajes secundarios, pero esto es literatura, esto no es una investigación histórica y hay personajes de ficción, hay situaciones de ficción, pero que creo pueden resultar verosímiles y que encajan con la idea del libro.

¿Qué mensaje quería lanzar Labordeta con este programa?

Que tenemos que mantener el legado cultural y la identidad de donde venimos, no podemos darle la espalda a eso. Él, a lo largo del programa, va ofreciendo como posibilidades; cuando entrevista a un empresario que tiene un hostal cerca de Villarluengo hablan de las enormes posibilidades turísticas que tiene el territorio. Él parece que va como señalando potenciales y posibilidades que luego se han revelado como ciertas, y en esta comarca si que ha habido un desarrollo turístico. Él iba ofreciendo posibilidades de desarrollo y de sostenibilidad. La idea que nos da es que se puede conciliar esa España rural, que parece que viene del pasado pero que en realidad es puro presente, y que no podemos renunciar a ella porque allí vivían y viven cantidad de españoles.

¿Es una novela homenaje a Labordeta, es una novela reivindicativa, de denuncia...?

Es una novela de formación del personaje, que descubre todo ese mundo, y por supuesto que es un homenaje a Labordeta, pero más allá de Labordeta incluso, me atrevería a decir que es un homenaje al territorio rural de nuestro país. Yo soy poeta y mi punto de vista no es el del historiador o el del sociólogo, sino el de un poeta que también ofrece una mirada limpia a los lugares y a las gentes, que se fija en otras cosas que no son, a lo mejor, las puramente periodísticas, cómo se relacionan las personas en ese medio, cómo se relaciona la propia gente con el medio, el respeto y la veneración que hay. Es una mirada literaria de un autor, que soy yo, que no deja de ser un poeta aunque escriba novelas.

¿Le costó mucho tiempo escribir la novela?

Sí, sí. Son ideas que uno tiene en la cabeza siempre y hasta que no madura tu mente, tu sensibilidad, pues no consigues trasladarlas al papel. Hace 20 años que llevo con ese libro en la cabeza, y luego he intentado que sea muy sencillo, una nouvelle, una novela muy breve, tiene 90 páginas, y precisamente eso para mí conlleva una tremenda dificultad porque hay que ser más conciso, más preciso con el lenguaje y puede costarte incluso más que una novela de 200 o 300 páginas. Pero también te puedo decir que he disfrutado mucho esribiéndola porque al ser una novela en la que manifiesto todo mi cariño por el territorio y por Labordeta, cuando se escriben las cosas desde ese punto de vista del buen rollo, pues se disfruta.

¿Sigue vigente el mensaje de Un país en la mochila?

Hombre, hemos mejorado tecnológicamente, porque ahora casi todo el mundo tenemos internet, han mejorado las comunicaciones, las carreteras..., pero lo que es el mensaje creo que sigue absolutamente vigente. No podemos renunciar a esa identidad rural de esa España de la que venimos y no podemos dar la espalda a los territorios en los que la despoblación continúa. Cuesten lo que cuesten las inversiones, hay que mirar hacia estos territorios. Cuando hay una reivindicación popular y hay un diputado (de Teruel Existe) defendiendo esas ideas es porque todavía hay mucho camino por recorrer.

PROYECTOS

¿En qué está trabajando actualmente?

Ahora tengo una novela a medias y tengo también un poemario inédito que lo estoy corrigiendo, y estoy intentando avanzar en un libro de cuentos que todavía me va a costar un tiempo porque quiero que sean entre diez y doce cuentos y llevo hasta ahora solamente tres o cuatro.

Mantiene, pues, su dedicación a diferentes géneros literarios.

Yo voy intentando cambiar no solamente de género literario sino de registro. Yo tengo una novela sobre el acoso escolar, Campo rojo, de 2015, muy diferente a El silencio y su canción, en donde no hay ningún conflicto interior de ese calibre. Voy buscando cosas y el salto ahora va a ser todavía más grande porque lo que intento hacer es una distopia ciencia ficción. Me gusta ir probando diferentes géneros.