Una década de "21", el disco más vendido de este siglo

LONDRES.- Cuando Adele escribió los primeros versos de Rolling in the deep en el sótano de un restaurante chino de San Francisco no sabía que, años más tarde, su disco 21 le cambiaría la vida y se convertiría en un clásico atemporal de la historia de la música, batiendo todos los récords.

Sin más pretensión que la de hablar del amor sin filtros y dar rienda a los sentimientos provocados por una reciente ruptura, la gran capacidad compositiva de la cantante hizo el resto, convirtiendo a 21 en una obra maestra del pop contemporáneo que ganó seis premios Grammy y que, una década después de su estreno, sigue siendo el disco más vendido del siglo XXI.

Después de un destacado debut con 19, la británica se enfrentaba al gran reto de muchos artistas: su segundo álbum.

La misma sensación de miedo que probablemente sintió en su primera aparición televisiva, frente a estrellas como Björk o Paul McCartney, y de un joven periodista musical, Ian Wade, que recuerda cómo se hizo "fan" de la joven desde ese instante.

Unos años después fue precisamente él quien tuvo que reseñar 21 para la BBC tras su lanzamiento en 2011, cuando admitió que el disco de Adele era "tan maravilloso que estás obligado a levantarte y aplaudir tras la primera escucha".

La combinación resultante de las melodías clásicas y atemporales de 21 como Someone like you, el blues sureño que se atisba en I´ll be waiting, o la bossanova que aporta color al Lovesong de The Cure, junto con una producción de calidad, y unas letras con las que todo el mundo pudo sentirse identificado... fue todo un éxito. Pero el detonante fue, especialmente, la feroz balada Rolling in the deep, cuyo ya icónico ritmo no es más que el del corazón de la propia artista a punto de explotar de rabia; y que, ni siquiera el baterista de la canción, Leo Taylor, imaginó al crearlo que acabaría siendo "tan bueno".

A CONTRACORRIENTE

La británica sabe que, como dicta uno de los once temas de 21, es One and only (Una y única) y su éxito radica ahí. Solo tiene que ser ella misma, con su desparpajo, su sentido del humor y su personal voz; y ni siquiera necesita hacer giras anualmente -solo ha hecho tres en su carrera- porque las canciones se venden solas.

En la época del "streaming" y la música "fast food", Adele es de las únicas artistas que puede ir a contracorriente del esquema actual y pasarse seis años cocinando un disco a fuego lento, porque la "marca" que ha forjado con 19, 21 y 25 es sinónimo de calidad.

Adele no es igual que el resto de sus contemporáneas, pues mientras el resto de la industria mira al futuro, la británica prefiere mirarse en el espejo de todos aquellos que la precedieron para heredar su legado y prolongarlo en el tiempo.

Su última aparición mediática, que fue en octubre de 2020 en el programa Saturday Night Live, tuvo en vilo a muchos fans que esperaban que anunciara su nuevo álbum, pero fue en vano.

Lo que sí ha podido conocer la agencia Efe es que en este futuro disco, uno de los productores habituales de Adele, Paul Epworth, "no está tan involucrado" y tampoco Taylor, aunque este añadió que "es posible" que salga en 2022.

Con 31 millones de copias vendidas y un triple récord Guinness a sus espaldas, es un hecho que todavía ningún disco ha podido hacer sombra a 21 ni a Adele una década después - ni siquiera su sucesor, 25- y sus temas suenan hoy tan frescos como el día en el que nacieron de un corazón roto en aquel sótano.