Cultura

DÍA DE ARAGÓN

Esas campanas del románico serrablés que hablan de vida

Mónica Ara invita a visitar Oliván y el resto de las iglesias de Serrablo y a recorrer el GR-16

Mónica Ara, directora de la oficina de Caja Rural de Aragón en Jaca junto a la iglesia de su pueblo: Oliván
Mónica Ara, directora de la oficina de Caja Rural de Aragón en Jaca junto a la iglesia de su pueblo: Oliván
S.E.

Las piedras de la iglesia de San Martín de Oliván del siglo XI hablan de los elementos distintivos del románico del Gállego. Pero no es solo la característica decoración exterior del ábside, que tanto llama la atención, lo que más destaca de la parroquia de su pueblo Mónica Ara, directora de la oficina de Caja Rural de Aragón en Jaca, sino las campanas, esas que ha acallado la pandemia.

Ahora, como ha hecho ella, toca disfrutar del silencio y de una ruta por las iglesias de Serrablo, construidas principalmente entre los siglos X y XI, adscritas al arte mozárabe o al primer románico aragonés.

Enseguida piensa Mónica Ara en la fiesta de las Cruces, que llevaba a los vecinos de Oliván hasta San Juan de Busa, uno de los ejemplos más paradigmáticos del conjunto. Y entre ese evocador silencio, de repente se ve comiendo con los vecinos en el soto de Oliván en esa jornada festiva para la que habrá que esperar. Esta solitaria ermita presenta el ábside y la puerta en arco de herradura que distinguen a este grupo de iglesias.

Muy cerca se sitúa el ejemplo más representativo: San Pedro de Lárrede. Desde Oliván, y por otros caminos, también se llega a Susín, donde igualmente se puede disfrutar de otra maravilla del románico o, en otra dirección, hacia la iglesia de Santa Eulalia de Orós Bajo.

La ruta por las iglesias del Serrablo lleva a muchas otras localidades del entorno, y se puede seguir, por ejemplo, a través de las indicaciones de huescalamagia.es. Además, Mónica Ara propone terminar la visita en el Museo Diocesano de Jaca, que alberga, según muchos especialistas, “una de las más bellas colecciones de pinturas murales románicas del mundo”. Allí, en la ciudad en la que trabaja a diario como directora de la oficina de Caja Rural, es donde propone poner un buen broche a esta invitación a redescubrir el Alto Aragón, con esta apuesta por conocer nuestro singular y valioso patrimonio. “Pero no solo tenemos la ruta de las iglesias, sino el sendero GR-16 para caminar o ir en bicicleta y una gran oferta gastronómica en el entorno para disfrutar”, indica.

Las campanas marcan el ritmo de un pueblo”, resalta, mientras recuerda los toques que anunciaban acontecimientos y que ya no ha escuchado en pandemia. Esa torre, escenario de sus juegos infantiles, llama hoy a la vida desde el silencio.