Cultura

ENTREVISTA

José Domingo Dueñas: “Más que una profesión, la literatura era para Sender una forma de vivir, de entender el mundo”

El especialista en Ramón J. Sender repasa la obra literaria del autor de Chalamera, su evolución y su estilo, y recomienda algunos de sus libros

José Domingo Dueñas
José Domingo Dueñas
Pablo Segura

Coincidiendo con la celebración, este año, del 120 aniversario del nacimiento del escritor Ramón J. Sender, DIARIO DEL ALTOARAGÓN ha entrevistado a José Domingo Dueñas, uno de los mayores especialistas en la obra senderiana. Profesor del área de Didáctica de la Lengua y la Literatura en la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación del Campus oscense de la Universidad de Zaragoza, Dueñas es doctor en Filología Hispánica con una tesis sobre la obra periodística de Sender de los años veinte y treinta. Así explica cómo se interesó por la obra del narrador oscense: “Yo terminé la carrera en 1983, Sender murió en 1982. Entonces era un autor muy nombrado, sobre todo en Aragón. Uno de mis grandes profesores, José Carlos Mainer, era (y es) especialista en Sender. Además, en mi entorno familiar también se apreciaba mucho a Sender. Mi cuñado, Víctor Garcés, de Huesca, había sido un gran lector de Sender, y en su círculo de amigos estaba Jesús Vived, al que conocí muy pronto. Vived ha sido, como bien se sabe, el gran biógrafo de Sender. Todo me llevaba, pues, al autor de Chalamera”, a cuya obra, desde entonces, “he dedicado bastantes páginas”.

¿La obra de Sender ha sido valorada en España, ocupa el escritor oscense en la historia de la literatura española el puesto que merece?

-Ese es un asunto siempre delicado. Casi ningún autor estará de acuerdo con el lugar que ocupa en el campo de la crítica y de la historia literarias. Sender fue un autor muy popular en determinados periodos, en los años treinta y a finales de los sesenta y principios de los setenta. En otros momentos, por razones más de orden ideológico, político o personal que literario ha quedado más relegado. No obstante, en los últimos años vivimos -pienso- una nueva revalorización del autor. Además, en todo momento se ha mantenido como objeto de estudio en las universidades y de lectura en los institutos. Recientemente algunas editoriales privadas (Virus Editorial, Tropo, Rasmia, Constraseña) han apostado por sus títulos. Eso quiere decir que sus libros se siguen leyendo. Es un autor, pues, respetado y leído, a pesar de que no vivamos seguramente los mejores tiempos para la literatura.

En sus más de cien obras, la mayoría novelas, Sender ha tratado muy diferentes temáticas en las distintas etapas de su vida. ¿El paso de los años, cómo afectó a su evolución literaria, a sus temáticas y su estilo en la labor narrativa?

Ramón J. Sender
Ramón J. Sender
S.E.

-Sí, se pasó la vida escribiendo. Más que una profesión, la literatura era para él una forma de vivir, de entender el mundo. Se le ha achacado que escribió demasiado. Firmó verdaderas obras maestras pero también otras menos logradas. En una producción tan amplia es muy difícil mantener siempre un mismo grado de excelencia. No obstante, todos sus escritos tienen un sello muy personal y, por ello, todos aportan una visión de las cosas siempre ocurrente, amplia, original. Su mejor época se extendió seguramente entre 1930 y 1960, es decir, mantuvo durante muchos años una gran fuerza fabuladora. Además, al final de su vida encontró nuevas fórmulas también muy logradas, así, en Monte Odina (1980) o en Álbum de radiografías secretas (1982), donde combina narración, ensayo, memorias, periodismo, etcétera.

¿Cómo se puede definir el estilo literario de Sender?

-Él decía, como han dicho otros, que el estilo es el hombre. Es decir, pretendía no ser artificioso, sino directo, llegar bien al lector. Siempre se le ha considerado un autor realista, pero su realismo es complejo, “un realismo de esencias”, como decía Julia Uceda, o a veces, un realismo “mágico”, como lo calificaba Francisco Carrasquer. Hay obras de Sender difíciles, pero generalmente la profundidad de Sender está en el pensamiento, en el lirismo, no en el estilo.

"Sus primeros maestros fueron Baroja y Valle-Inclán"

¿Tuvo Sender claros referentes en la narrativa o la poesía española? ¿Su obra tiene influencias relevantes?

-Según confesaba él mismo, sus primeros y más importantes maestros fueron Baroja y Valle-Inclán. De Baroja le interesaba su modo de contar asuntos importantes sin darles aparentemente importancia. También coincidía con el autor vasco en que lo sustancial era no aburrir al lector. Sender siempre tuvo muy en cuenta al lector; es algo que aprendió en el periodismo. A Valle-Inclán lo respetó siempre como persona y como autor. A pesar de la diferencia de edad mantuvieron una envidiable amistad.

¿Es Sender un escritor para todos los públicos? ¿Parece que no está entre los autores más populares?

-Creo que es para todos los públicos. Tienes obras de notable profundidad filosófica, como La esfera (1947), pero también novelas de intriga, de humor, del oeste. En su variada producción hay donde elegir. En los últimos tiempos, no ha sido muy reeditado, pero tampoco olvidado, como decía. Además, vivimos en una época en que cuando un autor muere cae irremediablemente su proyección. Luego viene el momento de situarlo o no en la historia de la literatura. Sender ya lo ha logrado; otra cosa es el nivel de popularidad de que goce, eso varía bastante con el tiempo.

Poeta, dramaturgo y narrador

¿El Sender poeta, por qué es tan poco conocido?

-Bueno, ha sido siempre más conocido como narrador. Su enorme obra como novelista y como cuentista ha empañado otras facetas, pero también escribió poesía, en efecto, ensayo, teatro, artículos periodísticos. Rafael Conte recodaba que los poemas de Sender, sin ser propiamente un poeta, formaban un libro de más de ochocientas páginas. ¡Cuántos poetas no han escrito tanto! Cultivó una poesía muy entroncada con la de Valle-Inclán, de rimas muy marcadas, de léxico rico y rebuscado y de indudable mérito. No le interesó seguir tendencias más actuales, en este terreno. En la poesía seguramente la evolución es más rápida que en la novela, pero él siguió escribiendo como le gustaba. Pero sus poemas tienen mérito y pueden leerse hoy con gusto.

"Es un autor respetado y querido, a pesar de que no vivamos los mejores tiempos para la literatura"

¿Y Sender autor de teatro?

-Tampoco era propiamente un dramaturgo, pero escribió catorce obras de teatro, una de ellas, Mariposuela, hoy perdida, fue estrenada en el teatro Principal de Huesca en 1920, representada por los alumnos de la Escuela Normal de Magisterio. En los años treinta tuvo bastante éxito con otra obra, El secreto (1935), muy representada en aquel momento y traducida.

¿De los años anteriores a la Guerra Civil española, qué tres obras de Sender recomienda y por qué?

-Fue un gran momento creador para Sender, estuvo entonces muy involucrado en las luchas sociales de su tiempo, pero sin descuidar el componente artístico de sus obras. Destacaría Imán (1930), Siete domingos rojos (1932) y Míster Witt en el Cantón (1936). No obstante, hay todavía obras nada despreciables de aquella época que no han sido reeditadas después; así, El verbo se hizo sexo (1931), sobre Teresa de Jesús.

¿La Guerra Civil española y las muertes violentas de su mujer y su hermano por los fascistas, cómo afectaron a la obra de Sender?

-Siempre se sintió culpable por la muerte de su mujer, Amparo Barayón, en Zamora. Pensaba que la habían matado a ella porque no habían podido capturarlo a él. Luego, parece que no fue así. Cuando Amparo llega a Zamora ya habían matado a uno de sus hermanos y detenido a otro, es decir, se había abierto ya la represalia contra su familia. De su hermano Manuel escribió en muchos momentos, pensaba que era el hombre más cabal del mundo. No entendía de ningún modo que lo hubieran matado. A lo largo de su vida, Sender dedicó muchas páginas a la Guerra Civil; un asunto que se convirtió, sin pretenderlo, en el más crucial de su vida.

De la etapa del exilio, ¿qué obras destaca?

-En el exilio logró Sender una estabilidad económica y personal que no había logrado en España, también logró alejarse de los combates políticos del momento. Todo eso le ayudó a centrarse en su obra. Podríamos destacar numerosos títulos: Crónica del alba (1942), cuya serie se prolonga hasta 1966; Epitalamio del prieto Trinidad (1942), El rey y la reina (1948), El vado (1948), El verdugo afable (1952), Mosén Millán (1953), luego titulada Réquiem por un campesino español (1960), La aventura equinoccial de Lope de Aguirre (1964), etcétera.

¿A alguien que quiere comenzar a leer a Sender, qué obra le recomendaría?

-Yo recomendaría empezar por el Réquiem por un campesino español. Es una obra local y universal a un tiempo. Una de las mejores, si no la mejor, que se ha dedicado a la Guerra Civil española. También puede leerse El lugar de un hombre, un alegato humanista plenamente vigente.