Cultura

PERIFERIAS

Fronteras migrantes

Juan Guardiola, exdirector del CDAN, habla sobre la edición "Fronteras" del festival, en la que colabora con la programación de cuatro exposiciones

Fractalización de las fronteras más allá de las metrópolis. Mapeando topografías fronteras emergentes, 2014 (Imagen de la conferencia de Sebastián Covarrubias y Maribel Casas)
Fractalización de las fronteras más allá de las metrópolis. Mapeando topografías fronteras emergentes, 2014 (Imagen de la conferencia de Sebastián Covarrubias y Maribel Casas)
S.E.

Bajo el concepto de “frontera” se presentan en el Centro de Arte y Naturaleza (CDAN) de Huesca, en el marco del Festival Periferias, las exposiciones de Enrique Carbó & Didier Sorbe, Orencio Boix, Natalia Escudero y Antoni Muntadas

Se trata de cuatro muestras que, desde la pluralidad, abordan dicho término con una óptica poética, social y política

Empecemos pues por comprender qué entendemos por frontera, un vocablo que, en el sentido etimológico y gramatical de la palabra, tendría una primera definición como el adjetivo femenino derivado del sustantivo frente. 

En términos descriptivos, la frontera es el límite entre dos o más naciones, esta discontinuidad geográfica es una convención establecida por decisiones políticas, regida por textos jurídicos y defendida por instituciones militares. 

Así mismo, los espacios demarcados entre fronteras conllevan la posesión de una nacionalidad y un vínculo jurídico, denominado ‘ciudadanía’. Por lo tanto, podemos asegurar que no existe “identidad” sin “frontera”

A menudo, las fronteras responden a decisiones arbitrarias que no se corresponden con accidentes geográficos físicos ni con áreas culturales homogéneas, sino que son el resultado de la subjetividad de los hombres de Estado. Es más, el hecho que confirma que se trata de una iniciativa unilateral es que la imposición del trazado siempre se realiza en ausencia de un acuerdo o negociación

Muchas de estas fronteras, trazadas a partir de paralelos y meridianos, surgieron en periodos coloniales y fueron impuestas sin el consentimiento de las poblaciones afectadas. Sin embargo, la gran mayoría se han mantenido tras las independencias surgidas del proceso de descolonización.

A este respecto, Michel Foucher, co-comisario junto a Henri Dorion, de la exposición Fronteras, coproducida y mostrada en el Musée des Confluences (Lyon) y en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona en 2006 y 2007 respectivamente, señala que, además de la separación física, “en geografía política, la frontera es una línea imaginaria entre dos naciones, que separa los derechos imaginarios de unos de los derechos imaginarios de los otros”, invitando así a la diferenciación, dado que las fronteras no son el resultado de dichas diferencias, sino que tienen como efecto colateral, el crearlas. 

La frontera, a la vez corte y costura, cesura e interfaz, frente y frontera… designa el lugar del “otro” y define su identidad en base a la ficticia diferencia entre “ellos y nosotros”. ¿Cómo es posible en la era de Internet y de la Globalización que las fronteras se multipliquen y se presenten como realidades inevitables? 

Solo en Europa hemos asistido desde 1989 al nacimiento de numerosos países (con las fronteras que ello trae consigo), además de la caída del muro de Berlín, la desintegración de la antigua URSS o la guerra de los Balcanes, hechos que han contribuido a una mayor fragmentación del mosaico europeo. 

La situación continúa hoy en día, las tensiones territoriales y nacionalistas en Escocia, Córcega o Cataluña nos recuerdan que las fronteras, lejos de ser un hecho fijo e inamovible, son una realidad fluida y cambiante.

En 1985 España firmó el tratado de adhesión a la Comunidad Económica Europea; se inició así un proceso progresivo de transformación de nuestro país y sus fronteras en un lugar cada vez más infranqueable, dado su carácter de primera línea del bastión de la actual Unión Europea. 

Con el advenimiento del siglo XXI, hemos asistido a los momentos más conflictivos y tensos entre migrantes y policías de varios estados, el más reciente es el vergonzoso hacinamiento de migrantes en el puerto de Arguineguin en Gran Canaria, el pasado noviembre de 2020. 

Del mismo modo, también hemos visto algunas de las imágenes más lamentables de la falta de aplicación de los derechos humanos más básicos. Entre los numerosos hechos graves ocurridos se encuentran los incidentes captados el 6 de febrero de 2014, por una de las cámaras de la Guardia Civil en el paso fronterizo del Tarajal (Ceuta), durante un intento de entradas de inmigrantes que ocasionó la muerte de 15 personas por ahogamiento. 

En las imágenes se ve cómo agentes de la Guardia Civil dispararon pelotas de goma y botes de humo al mar, para poco después devolver en el acto a emigrantes a Marruecos. Las imágenes causaron gran controversia debido a la “manipulación” de las cámaras por parte de las fuerzas de seguridad del estado español, por la violencia policial empleada ante los indefensos inmigrantes y por ser una prueba visual de las denominadas “devoluciones en caliente”, una práctica ilegal en el marco jurídico de la Unión Europea.

A raíz de la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, antecedente de la actual Unión Europea, surgió la necesidad de elaborar una ley que regulara el tránsito de ciudadanos no comunitarios. España tradicionalmente ha sido un país de emigración, por lo que la producción legislativa se ha centrado en este ámbito. 

La Ley Orgánica de 1985 fue el primer intento de regular la emigración, pero fue duramente criticada por su tratamiento policial del fenómeno migratorio. Las deficiencias de dicha Ley fueron objeto de un recurso de inconstitucionalidad, y la transformación de la migración a finales de los años ochenta y los años noventa mostró la necesidad de redactar una nueva ley adaptada a las nuevas circunstancias. 

La actual Ley de Extranjería, nombre con el que se conoce a la Ley Orgánica de 2000 (modificada en 2003 y 2009) sobre “Derechos y Libertades de los Extranjeros en España y su Integración Social”, es la norma española que regula la entrada y estancia de los extranjeros extracomunitarios en el territorio español, así como los derechos y libertades que se les reconocen. 

La nueva ley introducía políticas de integración, ampliaba los derechos de los inmigrantes y establecía un principio de igualdad con los ciudadanos españoles; no obstante, fue recurrida por una cincuentena de ONGs agrupadas en la plataforma “Papeles para todos y todas. Ningún ser humano es ilegal”. 

La ley fue aprobada por todos los partidos parlamentarios, con la excepción del Partido Popular que argumentó supondría un “efecto llamada”, por lo que se traduciría en una entrada masiva de emigrantes. Las elecciones generales siguientes dieron la victoria por mayoría absoluta al Partido Popular, que realizó una reforma sustancial de la norma, volviendo en muchos supuestos a las soluciones de la ley de 1985, por lo que se la considera en verdad como una “contrarreforma”.

Este miedo de los políticos conservadores me recuerda una conferencia a la que asistí el 20 de junio de 2014, Fractalización de fronteras más allá de las metrópolis. Mapeando topografías y prácticas fronterizas emergentes, impartida por Sebastián Cobarrubias y Maribel Casas, como parte de las actividades programadas en la exposición Colonia Apócrifa: Imágenes de la colonialidad en España (MUSAC León, 2014). Ambos son especialistas en políticas emigratorias, movimientos sociales y economía política de la globalización. 

En la actualidad, su investigación estudia la externalización de la frontera sur de la Unión Europea, centrándose en el caso de España y su relación con Marruecos, así como con los países del África occidental. Desde la promulgación de la política de “Aprobación Global a las Migraciones” en 2005, las actuaciones de “gestión” y “seguridad” de fronteras se han desplazado a territorios alejados de los límites estatales convencionales. 

Lo que en términos oficiales se denomina la “Dimensión Exterior” de la política europea de fronteras, se trata en realidad de un proceso de estiramiento de fronteras, a modo de una “fractalización” fronteriza. De este modo, el Mediterráneo ha dejado de ser ya la frontera natural pues ésta se ha desplazado al sur de Mauritania, Mali, Níger, Chad y Sudán, por lo que nuestros turistas pueden descansar tranquilos y seguros pues se encuentran bien “protegidos”

Durante su conferencia, Cobarrubias y Casas enseñaron toda una serie de mapas militantes, pero también cartografías realizadas por movimientos sociales, que apuntan a la frontera y sus transformaciones, como punto de partida para entender la realidad actual. 

De entre todas las imágenes hubo una que captó especialmente mi atención: se trataba de una infografía que mostraba todos los costosos y sofisticados sistemas de vigilancia empleados por la Unión Europea (satélites, cámaras infrarrojas, busques de guerra, aviones militares…) todos apuntando a un mismo objetivo, que no era otro que una simple patera…. 

Efectivamente y parafraseando al entonces Ministro de Interior español, Jaime Mayor Oreja, cuando en 1996 anunció la devolución a sus países de origen de un grupo de inmigrantes (narcotizados), con esta lacónica frase: “Teníamos un problema y lo hemos solucionado”.