Teatro Sin Muros juega con la locura y la cordura

La XXIX Muestra de Teatro y Danza Joven de Huesca ofrece este miércoles una farsa del absurdo que, en tono de comedia, narra el caos que se provoca en un manicomio cuando unos locos se rebelan y encierran a sus cuidadores. Así, se crea tal confusión, que cuando llega la policía es incapaz de distinguir quiénes son los cuerdos de la historia.

Tararí es el título de la obra, escrita por Valentín Andrés Álvarez, que será interpretada por Teatro Sin Muros, a las 20 horas, en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner.

Dirigidos por Misael Hernández, los alumnos de los talleres municipales del Ayuntamiento de Huesca eligieron el montaje de manera democrática.

“El tema les interesó desde el principio por ser un juego entre lo que es la locura y la cordura o lo justo e injusto”, asegura el profesor en una entrevista con este periódico.

También aporta mucho contenido el hecho de que sea una farsa, cuyo sentido del humor no es el de una comedia divertida al uso.

“El público no se va a desternillar, porque es más bien una función llena de humor negro, sarcasmo e ironía, algo que produce una risa reflexiva en los espectadores”, sostiene Misael Hernández.

El tratamiento de los personajes también constituye un gran atractivo, sobre todo para el alumnado, puesto que son “muy difíciles de interpretar”, valora.

“Con estas características, es una motivación extra para hacerlos y también de cara al público, ya que captan enseguida su atención”, destaca sobre esta obra “compleja”, en la que los espectadores irán entrando “poco a poco” en la trama.

Yaiza Abadía (directora), Lara Poch (administradora), Julia Aylagas (vigilante), Sofía Aznar (visitante) y Carla Fontán (comisaria y portera) interpretarán a los personajes “cuerdos”, mientras que Elvira Gella, Lucas Martínez, Sofía Romero, Cayetana Estaún, Lizara Bail y Esther Barón darán vida a los “locos”.

El grupo ya escenificó el año pasado una pieza corta de Gloria Fuertes en Huesca, hasta que la pandemia cortó su progresión y rompió la dinámica de grupo, recuperada este curso.

“Este año ha sido muy duro y nos ha costado un gran esfuerzo conectarnos, pero finalmente hemos disfrutado de todo el proceso de memorización, expresión corporal,...”, especifica.

La primera etapa de trabajo “fue muy fructífera” con los clásicos talleres, en los que abordaron distintos temas y estilos en las improvisaciones grupales.

En la segunda llegó el momento de elegir la propuesta final, sacada adelante pese a la situación sanitaria, las clases del instituto y los exámenes, ya que la edad de los actores y actrices oscila entre los 12 y los 15 años.

Aunque los protagonistas de la obra son todos adolescentes, tienen cierta experiencia en el mundo de la interpretación, puesto que ya acudían a los talleres infantiles del Ayuntamiento.

“Ahora es la primera vez que van a actuar en la Muestra más adulta, por eso hemos apostado por una obra mucho más compleja que las antecesoras. El aplauso está completamente ganado y merecido por lo que han hecho”, sentencia entusiasta Misael Hernández.