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José Antonio Casas Portella: “Mi mayor satisfacción sería que mis alumnos sigan siempre pintando”

El sariñenense se ha volcado en el arte desde 1977, ejerce como profesor de dibujo en Barcelona y ha organizado múltiples exposiciones

José Antonio Casas Portella.
José Antonio Casas Portella.
S.E.

Dicen que en las pinturas rupestres, pasando por la antigua Grecia, en el Renacimiento o la teoría de la perspectiva, los conceptos matemáticos no solo han servido como soporte técnico para crear sino que se han plasmado en las obras de artistas como Durero, Leonardo da Vinci, Picasso o Dalí, porque la realidad es que las matemáticas están escondidas en las grandes obras de arte, formando dos mundos que tiene mucho en común.

Así lo ha demostrado el pintor José Antonio Casas Portella, nacido en Sariñena hace 83 años, volcado en el arte de pintar desde 1977 y profesor de dibujo y pintura desde hace 22 años en Barcelona.

Su pasión por el dibujo surge en el colegio de Sariñena, “con don Pío, el maestro que fue el principal mentor en mi desarrollo cultural”, explica José Antonio rememorando aquellos años en que sus notas destacaban en matemáticas y dibujo. “Todo el curso desarrollábamos trabajos para la exposición final que compaginaba dibujos artísticos y lineales, puesto que era el encargado de realizar los carteles”, perfeccionando los mismos, y especialmente el carbón. Posteriormente acude a la Escuela de Comercio de Zaragoza “a estudiar peritaje mercantil en 1952 y estuve trabajando como empleado de banca 40 años”. Una vez prejubilado y dada la condición de su carácter dinámico, creativo y emprendedor, pronto comienza a organizar, preparar y participar en reuniones de ambientes culturales para realizar exposiciones de dibujo colectivas, lo que le motiva a intensificar su formación.

Su vida social en Barcelona le lleva a conocer a artistas muy importantes: “Conocí a Rafael Cortiella, gran ilustrador, que tenía una escuela de pintura, que me enganchó”, y fue el principio para mejorar su técnica. “Iba a clases de acuarela, pastel y óleo, y tras perfeccionar mi estilo con clases de figura y composiciones, me detuve un tiempo en el “pastel”, pasando después al óleo y es cuando decido preparar temas para iniciar mis exposiciones”, participando en varias individuales y colectivas, en museos de Cataluña, La Rioja, Aragón, Francia o Italia, “sin olvidar en el Museo La Laguna o en el Cafetín Trallero de Sariñena”.

Su pasión y dedicación por la observación de los aspectos de la materia que le rodea, le permiten obtener muestras pictóricas que motivan la creación de sus obras. Los espacios de su entorno le llevan a crear los temas que plasma en los lienzos, todos ellos en una estética propia de lo que su visión particular capta con sus pinceles; como manifiesta un crítico de arte la vocación pictórica está en el corazón. Su estilo figurativo produce con espontaneidad los dictados de su visión particular.

En la actualidad imparte clases en el Taller de Pintura y Dibujo de la Escuela Pere Calders de Barcelona, donde enseña a sus alumnos la técnica pictórica en el camino hacia impresionismo. “Si otros pintores enviaban a las telas formas con identidad, los impresionistas pintamos el momento de luz, más allá de las formas que subyacen bajo este estilo”, expresa el artista sariñenense.

“He llegado a tener hasta ochenta alumnos, ahora tengo unos cincuenta. Para mí, el tema de la enseñanza ha sido increíble, me ha conquistado, es una faceta muy bonita por la relación que creas con los alumnos, con los que he hecho hasta cuarenta y cinco exposiciones y he programado otras tantas para cada uno de ellos”, dice Casas.

“Recuerdo a muchas personas que cuando llegaban a la jubilación solo pensaban en pasar los días, yo he sido muy afortunado con la pintura”, asegura.

Como dice en su libro “El impresionismo y mi vida en la pintura”, “mi mayor satisfacción sería conseguir que el grupo de alumnos siga siendo parte de mi familia, que todo cuanto la técnica me ha dado lo consiga transmitir fácilmente a todos los alumnos, que quienes se vayan sean transmisores de nuestra filosofía o que hayan alcanzado un esplendor pictórico, y que sigan siempre pintando…”

Desde hace un tiempo, comparte la pintura con la escritura, ha editado, el citado “El impresionismo y mi vida en la pintura”, narrando sus experiencias en sus muchas exposiciones y sus amplias relaciones en el mundo pictórico, así como los muchos años de docencia. Su segundo libro, “Subiendo a los Pirineos”, fue editado, y presentado en un centro de actividades de Barcelona, el 9 de marzo de 2017, donde pone en antecedentes la vida en los muchos valles del Pirineo, con sus excursiones y sus participaciones esquiando en sus muchas estaciones invernales, del mundo montañero, y ‘Los Caminos Perseguidos’, una obra narrativa sobre unos alumnos de una Escuela y de su aula de dibujo y pintura.