Cultura

OJO AVIZOR

Rozalén: “No puedo tener un discurso de igualdad si no tengo en cuenta a todos”

La cantante manchega concedió una entrevista a reporteros vinculados a entidades de personas con discapacidad de Cadis

Concha Lisa y David Pérez conversan con Rozalén.
Concha Lisa y David Pérez conversan con Rozalén.
S.E.

Un equipo de reporteros y reporteras vinculados a diferentes entidades de personas con discapacidad de Cadis Huesca entrevistará a una personalidad relevante en derechos, participación social, reconocimiento de la sociedad y movimiento asociativo, los cuatro ejes que articulan los actos del 25º Aniversario de Cadis Huesca.

Las acciones del 25 Aniversario de Cadis Huesca cuentan con la colaboración de Fundación “la Caixa”, Ayuntamiento de Huesca, Gobierno de Aragón y Diputación Provincial de Huesca.

Actuación de Rozalén en la Cartuja de las Fuentes de Sariñena, en el cierre de SoNna.
Actuación de Rozalén en la Cartuja de las Fuentes de Sariñena, en el cierre de SoNna.
DPH

¿Por qué incorporaste en tu música a una intérprete de lengua de signos?

Beatriz y yo nos conocimos en Bolivia, haciendo cooperación en un curso que se organizaba en Castilla La Mancha. Ella trabajaba en un instituto con alumnos sordos y yo venía de la psicología. Cuando la conocí, yo me enamoré de la lengua de signos y a ella le gustaron mis canciones. Y así de casualidad, empezamos hacer cosas juntas y yo veía que eso provocaba cosas muy bonitas y encima todo el mundo podía venir a escucharnos. Creo que hay que hacer, más que decir. Yo no puedo tener un discurso de igualdad si no tengo en cuenta a todos.

¿Qué inspira a Rozalén?

—A mí me inspira todo lo que me pase desde que me levanto hasta que me acuesto. Cualquier pared de éstas, por ejemplo… fíjate si puede haber historia aquí. Me inspira todo aquello que tenga una historia detrás.

Yo cuento lo que vivo, lo que siento, pero también lo que observo alrededor y si uno sabe mirar, puede encontrar grandes historias siempre.

¿Tu música puede ayudar a cambiar la situación de la violencia contra la mujer y de las personas vulnerables?

—No lo sé. Si eso fuera así, no seguirían pasando muchas cosas. Porque mucha gente ha hecho canciones con intención de cambiar las cosas.

La lengua de signos, presente en el concierto.
La lengua de signos, presente en el concierto.
DPH

Sí que creo que no sólo la música, sino el arte en general, la cultura, es un instrumento súper amable para transmitir información y para hacerte pensar. Y sí que puedo pensar que algunas canciones pueden salvarte en algún momento determinado como a mí me ha hecho a nivel emocional. Pero sí, la cultura y la música pueden hacer pensar a la gente, quiero pensarlo. Cambiar el mundo, ya me parece demasiado. Pero cada uno, desde su trinchera, tiene que hacer lo que pueda.

¿Qué te llevó dedicarte al mundo de la canción?

—Yo estudié Psicología, porque pensaba que iba a ser otra cosa, o que tenía que ser otra cosa. Pero canto desde que hablo y toco instrumentos desde los 7 años. Entonces, quizá las señales me han ido llevando a eso, pero aún no me lo termino de creer que éste sea mi camino. Ahora sí que lo deseo, cantar toda mi vida. Pero ha sido todo un proceso lento.

¿Por qué el nombre de Rozalén?

—Rozalén es mi apellido. Yo soy Mª de los Ángeles Rozalén Ortuño y desde el cole, tanto a mi hermano como a mí, como es un apellido tan peculiar y así, con mucha fuerza, pues era la típico de “señorita Rozalén…” y a mi hermano lo llamaban Rozan y al final me fueron quitando nombres y se quedó el apellido. Pero tampoco lo he elegido yo, lo ha elegido la gente.

¿Qué sentiste al ganar el Goya?

—(Risas) a veces se me olvida que tengo un Goya, fíjate. Porque es de esas cosas que piensas que jamás en la vida te pueden pasar a ti, hasta que te pasan. Y no sé como fui capaz de decir una palabra, hasta agradezco que me tocase la gala telemática, porque si llego a estar ahí con los nervios que tenía, a lo mejor me tropiezo o lo que sea al subir a por él (risas). Pero es impresionante. Soy una privilegiada.

¿Has cantado alguna vez en un paraje o sitio como éste?

—Pues mira, en Lituania he estado tocando muchos años y los conciertos que daba con mi guitarra eran en inglés y además en iglesias antiguas.

Yo empecé cantando en una iglesia, porque el cura de mi barrio me metió un sermón -nunca mejor dicho- para decirme que tenía “que compartir el don que Dios me había dado”. Entonces yo empecé cantando en una iglesia… Y la acústica que tiene una iglesia, eso sí que no lo hay en ningún otro sitio.

¿Cómo fue la experiencia de trabajar con personas con parkinson u otras patologías?

—Fue en un periodo de prácticas, pero pude comprobar que la musicoterapia, como una herramienta más para mejorar la calidad de la vida de las personas, es súper poderosa. Ya no sólo en parkinson, en alzhéimer, por ejemplo, la música es lo último que olvida el ser humano. Esto es muy significativo. Con niños con autismo, roza lo mágico. Es como buscar otro medio de comunicación. Aquella experiencia afianzó en mí el poder curativo y terapéutico que tiene la música. 

Agradecimientos: equipo de comunicación Festival SoNna