Cultura

ARTES ESCÉNICAS

Carmen Barrantes: “Siento que formo parte de la familia del teatro”

La actriz repasa su fructífera trayectoria tras haberse convertido en la primera oscense en ganar dos Premios Max

Carmen Barrantes, haciéndose un selfie en el Teatro Español (Madrid).
Carmen Barrantes, haciéndose un selfie en el Teatro Español (Madrid).
Pepe Añón

A principios de los años 80, una niña con una falda de papel rojo subía al escenario del colegio Santa Ana para cantar una canción. Casi no llegaba al micrófono, pero de manera natural entonó los siguientes versos: “Tengo en casa a mi mamá, pero mis mamás son dos: en el cielo está la Virgen, que es también mamá de Dios”.

El público, perplejo por el talento de la criatura, estalló en aplausos al término de la interpretación y ella, casi sin intentarlo y sin saberlo, había conquistado a los espectadores por primera vez en su vida.

Cuatro décadas después de este momento inolvidable para ella, Carmen Barrantes Labayru (Huesca, 1977) se ha convertido en una auténtica dama del teatro nacional, una labor que se ha visto recompensada con dos Premios Max -los más importantes de las artes escénicas-, lo que supone un hito que no había conseguido ninguna artista oscense anteriormente.

“Después de mucho esfuerzo, siento que estoy dentro del panorama teatral y que soy de la familia”, asegura la actriz y productora en una entrevista con este periódico, en la que repasa su biografía.

Carmen Barrantes vivió su infancia en el barrio María Auxiliadora de Huesca y siempre estaba metida “en todos los saraos que había”, recuerda.

Era un trasto y todavía lo sigo siendo. Estábamos todo el día en la calle y solo subíamos a casa para beber agua”, rememora la actriz, que aún mantiene muchas amistades de esos años.

Además de ir en bicicleta por su barrio, la oscense también disfrutaba mucho en los campamentos con los ‘scouts’. “Fui mucho tiempo a Villanúa, donde casi se puede decir que crecí. Lo recuerdo con muchísimo cariño”, dice.

Ya en la adolescencia, Barrantes se apuntó al grupo de teatro del instituto Ramón y Cajal, y con 14 años comenzó a militar en la compañía Galadriel, de la mano de Damián Torrijos y Teresa Moreno.

“Con ellos aprendí mucho. Vi cómo trabajaban, cómo se pasaba frío en la sala de ensayo,... y esta experiencia me motivó para seguir adelante”, confiesa.

Al acabar el instituto, Barrantes se trasladó a la capital aragonesa, donde por la mañana iba a clases de Magisterio Musical y por la tarde a la Escuela de Teatro.

“Me saqué las dos cosas a la vez y cuando terminé, me marché a Madrid. Allí me di cuenta de que para entrar en esta profesión había que derribar un muro de hormigón, así que pedí una beca al ya desaparecido Centro Dramático de Aragón y obtuve una pequeña gracias a Javier Brun, con la que conseguí estudiar en Buenos Aires”, especifica.

La grieta del muro de hormigón

Tras una etapa fructífera en Argentina, Barrantes regresó a España con ilusión y grandes ideas, lo que le permitió montar, junto a Jorge Usón y Alberto Castrillo-Ferrer, el espectáculo Cabaré de caricia y puntapié.

“Gracias a la obra se abrió una grieta en el muro de hormigón y pasamos por ella”, valora la artista, que estuvo durante diez años protagonizando este montaje.

“Gracias a la obra Cabaré de caricia y puntapié se abrió una grieta en el muro de hormigón y pasamos por ella”, valora la artista, que estuvo durante diez años protagonizando este montaje.

El éxito fue tal que en 2010 le llevó a ganar su primer Premio Max al Mejor Espectáculo de Teatro Musical, un trofeo que compartió con sus dos compañeros en esta aventura. “Recuerdo ese día como uno de los más felices de mi vida. Fue increíble y muy inesperado, porque en ese momento no mucha gente había visto la obra y éramos nuevos, estábamos empezando”, valora.

Cabaré de caricia y puntapié les puso en el mapa y con ella aprendieron “muchísimo”, pero su crecimiento no se paró allí y en 2011 creó Nueve de Nueve Teatro con Jorge Usón, Laura Gómez-Lacueva y Hernán Romero.

Una década después, la oscense acaba de recoger su segundo Premio Max a la Mejor labor de producción por una obra de esta compañía, Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban), confirmando su consolidación en la escena.

El pasado lunes, encima del escenario del Teatro Arriaga de Bilbao, Barrantes se sintió “muy respetada y muy querida” por la industria.

“Lo mejor de todo esto es poder compartirlo con todo el mundo. Me puse feliz porque sabía que mi familia y mi hija lo estarían viendo, y también porque así pude dar las gracias a todo el equipo y al público que compró la entrada para ver el montaje. Es un momento de amor increíble y un impulso para seguir”, enfatiza.

Su compañero, Jorge Usón, nombró a Aragón, Huesca y Ontinar entre sus agradecimientos, algo que no podía faltar en este sueño tan agradable.

“Realmente no creo que haya conseguido nada, aunque lo haya conseguido. Todavía quedan muchas cosas por hacer y los premios son un asterisco en todo esto, pero nunca un objetivo”, añade Barrantes.

“Realmente no creo que haya conseguido nada, aunque lo haya conseguido. Todavía quedan muchas cosas por hacer y los premios son un asterisco en todo esto, pero nunca un objetivo”

Gabino Diego, un gran apoyo

En el mundo de la interpretación hay momentos de mucho trabajo y otros en los que no suena el teléfono. Aunque ahora se encuentra en una buena época, en 2012 la oscense no tenía ofertas laborales, por lo que incluso pensó en dejarlo todo y abandonar Madrid.

“Cuando estaba a punto de dejar el piso, Gabino Diego me llamó para sustituir a Eva Santolaria en una obra comercial (El apagón), en la que iba a ser la coprotagonista. Una semana después, mi cara estaba en un cartel enorme del Teatro Alcázar e hicimos una gira de un año”, recuerda la oscense, que cita al conocido actor como “el más fundamental” de su trayectoria.

Además de Diego y Usón, Barrantes nombra a Laura Gómez-Lacueva como otro pilar importante de su vida teatral. “Es como una hermana para mí. Y entre los intérpretes que más me han marcado también señalaría a Mona Martínez, que es una bestia en escena y una persona maravillosa”, añade.

Futuros proyectos

En estos momentos, Carmen Barrantes se encuentra de gira junto a su querido Gabino Diego con la obra Mojigatos, que el próximo 6 de noviembre pasará por Barbastro.

“Tengo todos los fines de semana ocupados hasta febrero, pero esta profesión es tan maravillosa como inestable, así que cuando esto acabe veremos si me meto en otro lío o sale algo. Estoy convencida de que así será”, desea.

Aparte de las artes escénicas, a Carmen Barrantes también le gustan el cine y la televisión, dos formatos que considera “maravillosos”.

“El teatro es mi medio, pero en unos años me gustaría verme protagonizando una gran película con un gran director. Sería feliz”, exclama entre risas.

“El teatro es mi medio, pero en unos años me gustaría verme protagonizando una gran película con un gran director. Sería feliz”, exclama entre risas.

La niña que vuelve “a casa”

Aunque se fue de la capital oscense siendo muy joven y ahora es toda una mujer, aquella niña intrépida y risueña vuelve de vez en cuando a casa para estar con los suyos. “Me pego todos los veranos en Tierz y en Huesca porque tengo allí a mi madre, mi hermana y mi sobrina. Disfruto mucho con mis amigos de toda la vida cuando voy”, señala.

“Quiero que me recuerden como una persona que ha sabido querer, que ha hecho caso a sus deseos y que ha sido libre”.

A la pregunta de si le agradaría que su hija Juana siguiera sus pasos, dice que lo único que le importa es “que sea feliz” y que decida lo que decida le apoyará “siempre”, promete una mujer que pese al éxito mantiene su sencillez, y a la que le gustaría que la recordaran como “una persona que ha sabido querer, que ha hecho caso a sus deseos y que ha sido libre”.

“Vivir de lo que me gusta es un absoluto privilegio”

Dedicarse al teatro “siempre” fue su sueño. Por eso, Carmen Barrantes se siente “una verdadera afortunada” por “vivir” de lo que más le gusta, lo que considera “un absoluto privilegio”.

En gran medida, este objetivo lo ha conseguido gracias a su propia compañía, Nueve de Nueve Teatro, que le da “grandes alegrías”.

Además de “vivir”, este proyecto le permite “trabajar con otras compañías y directores para crecer”. Así, “luego podemos volver a nuestra casita para arriesgarnos, gastarnos nuestro dinero y esperar a que el público responda”, dice.

Nueve de Nueve Teatro supone “un acto de amor y militancia”, que lleva detrás “muchas horas de ensayos” y en el que se crean “espectáculos que salen de un folio en blanco”, afirma.

Este fue el caso de Con lo bien que estábamos (Ferretería Esteban), una de las cuatro obras que han impulsado en la compañía, y que el pasado lunes recibió dos Premios Max a la Mejor labor de producción y la Mejor composición musical. Estrenada hace tres años en el Teatro Principal de Zaragoza, el montaje “es un esperpento musical, en el que destaca la química que tenemos Jorge (Usón) y yo y la partitura de Mariano Marín”, opina.

José Troncoso, el director, “nos ha dado lo mejor que tenía y nos ha dado mucho más de lo que teníamos”, con una pieza “singular y original” que se detiene en “la profesión, la llamada y el artista que todos llevamos dentro”, enumera.

“Habla de dejarte llevar por las pasiones y no por lo que se espera de ti, algo que los artistas solemos hacer”, confiesa.

El montaje ha coincidido con la pandemia, un momento en el que “mucha gente quería escribir, tocaba la guitarra, leía un libro o veía una película”, dice.

“El arte nos sacaba de ese encierro corporal y físico, que te hacía volar y te liberaba el alma, así que después de la covid la obra tomó otro sentido; Con lo bien que estábamos y no nos dábamos cuenta”, ironiza entre risas.

El montaje ya se pudo ver en 2019 en el Palacio de Congresos de Huesca, un sitio al que les gustaría volver con la excusa del triunfo en los Premios Max.

“Si nos llaman iremos encantados. Me encantaría volver a interpretar esta obra en Huesca”, remata Barrantes.