Cultura

RECONOCIMIENTO

Gutiérrez Caba recoge la Espiga de Honor

El actor dedica el galardón a todas las actrices “que nunca reciben un premio”

Emilio Gutiérrez Caba posó ayer con su Espiga de Honor en la Seminci de Valladolid.
Emilio Gutiérrez Caba posó ayer con su Espiga de Honor en la Seminci de Valladolid.
Efe

El actor vallisoletano Emilio Gutiérrez Caba dedicó este lunes la Espiga de Honor de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) a “las actrices españolas que nunca reciben un premio” y que “soportan una película o una obra de teatro y nunca tienen un reconocimiento”.

El actor, visiblemente emocionado al recibir la Espiga de Honor de la 66 Seminci en su casa, recordó este lunes que su madre, la actriz Irene Caba Alba, que “nunca recibió un premio”, y por ello le quiso dedicar este galardón a ella y a todas las actrices.

Gutiérrez Caba, que estuvo acompañado por los actores Mercedes Sampietro, Roberto Enríquez, Ana Fernández, Ana Gracia y el productor Gerardo Herrero, confesó que vive un momento “muy emocionante” tras recibir la Espiga de Honor después ser premiado por la Academia de Cine.

El actor debutó en el teatro en 1962, disciplina en la que ha desarrollado una destacada carrera como ha hecho en el cine, donde ha participado en grandes proyectos como La colmena, de Mario Camus, Réquiem por un campesino español, de Francesc Beltriú, Werther, de Pilar Miró o La sombra del ciprés es alargada, de Luis Alcoriza.

Ganador de dos Goyas a Mejor actor secundario por La comunidad, de Alex de la Iglesia, en el año 2000, y por El cielo abierto, de Miguel Albaladejo, un año después, el vallisoletano ha recibido galardones del Círculo de Escritores Cinematográficos y de la Unión de Actores.

También tiene un Premio Ondas a Mejor actor y el mismo galardón que otorga la Unión de Actores por su papel en la serie Gran Reserva, pues su carrera también ha ocupado la televisión, con papeles como el del personaje Juan de la Cruz en Teresa de Jesús.

El festival le entregó también la Espiga de Oro de Honor al bodeguero Peter Sisseck, quien confesó que de pequeño tuvo la idea “imposible” de ser director de cine y ahora puede celebrar que, en un año “maravilloso” de la uva, pudo recibir además este galardón otorgado por la Seminci.