Cultura

LA ENTREVISTA

Mar Blanco: “Fue una mujer con un incendio dentro que avivaba constantemente”

La escritora y pintora presentó en la Biblioteca Antonio Durán Gudiol de Huesca su poemario ‘La guardiana de fuego. Frida Kahlo’

Mar Blanco.
Mar Blanco.
S.E.

De “auténtico regalo”. Así define la escritora y pintora Mar Blanco la presentación en Huesca de su poemario La guardiana del fuego. Frida Kahlo (Los libros del gato negro). Conducido por Angélica Morales en la Biblioteca Durán Gudiol, y “con un público apasionado, de los que dan juego y engrandecen cualquier evento, fue un encuentro mágico” en el que se recitaron poemas de este libro inspirado en la artista mexicana.

“Frida siempre me llamó la atención. Fue una mujer con un incendio dentro que avivaba constantemente. Además de una artista enigmática, como abrasada por su dolor físico, su amor por Diego Rivera y sus opciones personales”, apunta Mar Blanco.

La pintura era “la manera de amar la vida” que tenía Frida Kahlo, que construyó un universo pictórico “potente y colorido. Un viaje hacia un mundo particular y único, en el que esa mezcla de pasión y misterio es lo que me atrajo en un primer momento, pero lo que me produjo una fascinación definitiva fue su afán de superación, ese darle la vuelta al dolor y transformarlo en arte, en belleza”.

“Presenciar el nacimiento de una belleza terrible, para la que ella inventa otra realidad” es la actitud ante la vida que atrapó de Frida a Mar Blanco, y que volvió en ocasiones en estos dos años convulsos.

Y si siempre es un reto buscar el significado y las emociones ocultas tras sus pinturas, Mar Blanco ha elegido las que le impactan de forma especial, y que recoge en el apéndice de su libro. “El trabajo de Frida Kahlo posee un alfabeto de signos muy particular que he tratado de plasmar en este poemario inspirado en algunos aspectos de su vida y su obra”, y en el que pintura y escritura se funden, “bajo la complicidad de los espejos, la serendipia artística de la pintora mexicana y el compromiso con la palabra”.

Como dice Mar Blanco, “hay un origen como algo irremediable, un fuego cruzado con el ser a través del signo, y el silencio en la revelación de la nada”.

Alegorías, símbolos, signos que no dejan de mantener “una viva relación iconográfica con el mundo de la simbología tradicional indígena; es decir, sus afinidades y diferencias puestas al servicio de la creación a través de la palabra poética”.

Al ahondar en los poemas de Mar Blanco, a cada lector le sorprende algo diferente de Frida Kahlo, aunque hay cierta coincidencia con “la hondura, alejada de la imagen que tenemos de la pintora”. Como ella misma expresó: Con mi reflejo en el espejo, me pinté yo. “Traspasar ese juego de espejos nos ofrece la oportunidad de superar la imagen, a veces frívola y superficial, que nos han transmitido”.

En cualquier caso, al irla descubriendo, lo que más le ha sorprendido de ella a Mar Blanco son varias cosas: “Descubrir que una llama se fragua perpendicular a la herida (de ahí parte el título del poemario). Esa contradicción entre una mujer revolucionaria contra la ideología dominante de la época y la tradición del silencio que envolvía al mundo femenino, invisibilizando a la mujer; la sumisión en su relación con Diego Rivera que la llevaba constantemente al abismo, y su capacidad para desentrañarse a sí misma desde esa otra ciudad que la observa, donde sangra la esperanza, donde tal vez la muerte siga siendo azul”.