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Alejandro Sanz lleva hasta la `NASA' a Zaragoza con un concierto de ensueño

Casi 24.000 asistentes han disfrutado de la esperada actuación

Alejandro Sanz, en Zaragoza.
Alejandro Sanz, en Zaragoza.
EFE

Alejandro Sanz ha devuelto este sábado la música al estadio de la Romareda de Zaragoza con su gira Sanz en vivo, con la que ha llevado a los casi 24.000 asistentes a la 'NASA' y para los que ha robado El alma al aire dando música de calidad en este suspiro de guiños flamencos.

El artista madrileño ha recuperado su vertiente más cercana, sincera y humilde en su vuelta a Zaragoza con canciones que han viajado en el tiempo como Mi persona favorita, que pertenece al disco que sacó en 2019; Cuando nadie me ve del 2000 y Viviendo deprisa de 1991.

Durante dos horas, la ciudad ha podido escuchar casi una treintena de temas entre los que ha destacado Amiga mía, un clásico en su trayectoria que ha fundido entre abrazos a los allí presentes y con el que ha explicado a esa princesa de cuento infinito -llamada Zaragoza- que la música no solo es su trabajo sino también su idioma.

El concierto, que ha mostrado en su introducción los tatuajes del artista para destacar su vena más humana, ha comenzado con No es lo mismo, Lo que fui es lo que soy, Deja que te bese, Regálame la silla donde te esperé y Hoy llueve, hoy duele, cinco de las canciones más esperadas por sus fans, que incluso han sido noticia por mostrar las ganas que tenían de este show haciendo cola desde el martes.

El turno de los bises lo ha interpretado en clave acústica con Viviendo deprisa para seguir de manera intimista y en solitario con su piano en Y ya te quería, el tema de su último disco compuesto por Manuel Alejandro.

Alejandro Sanz ha pisado fuerte para confesar estar enamorado localmente de la capital aragonesa, con la que ha compartido miradas con las luces apagadas mientras sonaban Looking for Paradise, Mi marciana, Mares de miel e Iba.

Porque a la pregunta Y si fuera ella Zaragoza ha respondido que sí lo es, una ciudad llena de ganas de volver a soñar a lo grande, de reparar esos corazones partidos que llevan años haciendo de estas letras su banda sonora y de disfrutar de Ese último momento que, seguro, se repetirá.