Cultura

LA ENTREVISTA

Gabriel Sopeña: “Los celtíberos son una humanidad extinta con un universo ritual rico”

Doctor en Filosofía y Letras, trata hoy ‘La religión de los celtíberos’ en las ‘Noches mágicas’ del IEA

Gabriel Sopeña.
Gabriel Sopeña.
Toni Galán

Gabriel Sopeña, doctor en Filosofía y Letras con Premio Extraordinario de Doctorado de su promoción y profesor titular de Historia Antigua y miembro del Instituto de Patrimonio y Humanidades de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, participa hoy en el ciclo ‘Noches mágicas’ del Instituto de Estudios Altoaragoneses de Huesca. A partir de las 22:00 horas, en el patio exterior, hablará de La religión de los celtíberos: acerca de sus dioses y de sus ritos. “Se trata de una humanidad extinta, cuyo comportamiento podemos abordar solo de manera fragmentaria; pero que nos permite comprender un profundo espesor espiritual y un universo ritual muy rico”.

Precisamente, la originalidad de sus ritos es, según Gabriel Sopeña, lo que más va a sorprender a los oscenses que acudan a su conferencia. “Las religiones antiguas en la ecúmene romana, hasta el triunfo definitivo del cristianismo, no se basaron en profundas creencias personales. Constituyeron, fundamentalmente, elementos de una robusta cohesión social, sustentada en el correcto cumplimiento de los rituales. En ese sentido, los celtíberos, como todos los celtas, exhibieron una ética que definió los contornos de una ritualidad muy atractiva”.

Los celtíberos fueron pueblos afincados en las postrimerías del Sistema Ibérico, en sentido extenso: Soria, Guadalajara, parte de Zaragoza, de Teruel y La Rioja, fundamentalmente. “El Alto Aragón escapa al ámbito nuclear de estas prácticas, adscribiéndose al área cultural ibérica”.

En cualquier caso, los celtíberos son de los grandes olvidados, si hablamos de su estudio en determinadas etapas educativas, algo que corrobora Gabriel Sopeña. “Independientemente del irracional desvarío del sistema educativo español desde hace décadas -en el cual se reafirman y empecinan nuestros gobernantes-, lo cierto es que en nuestro ámbito se le da importancia solo a lo útil y nunca a lo valioso, a lo cercano y no a lo verdaderamente importante. Los celtíberos son un pueblo vencido, y, como tal, interesa ocultarlos a los estudiantes, igual que sucede con los cartagineses o con las sociedades indígenas de la América hispana”.

Sin embargo, para entender nuestro presente, hay que mirar a ese pasado, a la historia, que “es una ciencia moral, el conocimiento de las cosas por sus causas. Como seres humanos, tenemos igual compromiso ético contraído con los gaseados de Treblinka durante la Operación Reindhard, entre 1942 y 1943, que con los deportados por Nabucodonosor a Babilonia, en el año 587 antes de Cristo. Exactamente el mismo, por más que el tiempo transcurrido sea mayor”.

Gabriel Sopeña insiste en que “la persona pasa, es finita; pero la especie continúa en el espacio y el tiempo. Y es perentorio asumir que pueblos como los celtíberos nos permiten un impulso en el necesario rearme moral de nuestros días”.