Cultura

¿QUIÉN SOY?

Jesús Prades, atrapado por la enseñanza musical

“La música es un trabajo más, por mucho que nos empeñemos en magnificar este oficio como si de algo divino se tratara”, afirma

Jesús Prades con 12 años y en la actualidad.
Jesús Prades con 12 años y en la actualidad.
S. E.

Se puede decir que Jesús Prades Cavero (Huesca, 1983) lleva casi toda su vida en la música, aunque lo que pensaba que sería de mayor y lo que realmente ha llegado a ser, nada tienen que ver. “Sentía gran atracción por los aviones y los barcos (lo malo es que aún siento tal atracción). Yo quería ser piloto de líneas aéreas y lo grave es que, incluso estando metido de lleno en la música, seguía planteando ese futuro. Por h o por b, terminé quedándome con la música, por la que no sentía especial admiración, aunque siempre me había llamado la atención la batería”.

No obstante, en el conservatorio, “empecé con el trombón de varas porque no había batería”. Cursó unos años de este instrumento y “dejé el conservatorio y cogí por fin las baquetas. Estuve unos años estudiando batería con Javier Pajarola y, a su vez, percusión con José Luis Sampériz Morera en la banda de Música de Huesca, agrupación en la que además estaba ya tocando el trombón y el bombardino”. Cuando por fin en Huesca se podía estudiar percusión de forma oficial, “me preparé la prueba y entré directamente a grado medio. Años más tarde accedí al Conservatorio Superior de Música de Navarra, donde me licencié”.

Allí empezó su vida laboral como docente, “y es donde prácticamente he estado hasta ahora. He trabajado en diferentes escuelas municipales de música de la Comunidad Foral, así como en el Conservatorio Superior de Música de Navarra”. Hasta que el año pasado, “empecé a trabajar como profesor de percusión en la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, y aquí estamos. Muy feliz, la verdad”.

Más variada es su vida como músico en activo. “Mi primer grupo fue Zahorí, con 14 años. Edhu Palacho me llamó cuando yo llevaba dos clases de batería, dos, y después de la cuarta, estaba grabando en Zaragoza un disco con este grupo”. Luego tocó “con orquestas de la ciudad como Fénix Group, Ciudad de Huesca o Krisol. Han sido muchas las formaciones en estos años, pero las dos más recientes han sido el Grupo Manacor y Olga y los Ministriles. En Manacor he estado los dos últimos años y con Olga y los Ministriles, unos seis/siete años. La verdad es que no tenía intención de dejar estas dos agrupaciones, ya que en ambas se trabaja a un nivel muy profesional, pero claro Andalucía está lejos y es complicado compaginar ciertas cosas”.

Reconoce que, “en el fondo, me encanta mi trabajo, aunque en mis planes no estaba ser profesor. La enseñanza es algo que te atrapa, pero también te quema por dentro. España es el país de la burocracia. Los docentes dedicamos más tiempo a temas administrativos que a temas académicos y, en mi opinión, eso no puede ser”.

Respecto a su vida en tiempos de ocio, explica Jesús que “hasta hace bien poco, mis aficiones giraban en torno a la música”, pero con el paso de los años, ha llegado a la conclusión de que “la música es como un trabajo cualquiera, por mucho que nos empeñemos en magnificar este oficio como si de algo divino se tratara. Por ello, creo que es interesante desconectar y utilizar el tiempo libre para otras cosas” como, por ejemplo, “navegar -este curso, en Huelva aproveché para sacarme el título de patrón de embarcaciones, era algo que siempre había querido y ahora solo me falta dinero para el barco y el amarre-, ver el mar, disfrutar de mi preciosa hija Irune, echar unas risas con Montse, su mamá, ver a mi familia y compartir momentos con Elena, mi pareja”.