Cultura

‘El susurro de las piedras’, una visión multicolor de la historia del valle de Chistau

Joaquín Villa Aused reunió a medio centenar de personas en la ermita de San Fabián en la presentación de su libro

Joaquín Villa Aused presentó el libro acompañado de su hijo Quino.
Joaquín Villa Aused presentó el libro acompañado de su hijo Quino.
S.E.

La presentación El Serol de las piedras (El susurro de las piedras) escrita por Joaquín Villa Aused, con traducción al aragonés chistabin por su hijo Quino Villa, tuvo una excelente respuesta vecinal en la pintoresca ermita de San Fabián, en Gistaín, lugar elegido por el autor que tiene 93 años recién cumplidos.

La obra de 335 páginas de contenido con imágenes y numerosas fotos que forman parta del valioso archivo documental Fabirol, de Quino Villa, ha sido editada por el Ayuntamiento de Gistaín, con la colaboración de Agora l’aragonés y el Gobierno de Aragón.

El autor es el más longevo en el valle de Chistau y ha escrito una obra donde ofrece una visión multicolor sobre la historia, rituales y tradiciones, espiritualidad popular y múltiples aristas de la tradición oral del pueblo, según se constató en la presentación celebrada recientemente y la que asistieron cerca de medio centenar de personas.

Rosa Bruned, concejala de Cultura en el Ayuntamiento que preside David Bielsa, intervino en los inicios del acto para dar paso a Quino Villa, hijo del autor, quien se refirió “a la importancia de la escritura como reto cognitivo en la edad madura”. Quino es, también, autor de relatos, novelas y sexólogo, psicólogo, investigador del chistabín y miembro de l’Academia de l’Aragonés.

Conservar el patrimonio oral

El autor intervino en chistabín, su lengua madre, la misma con la que ha escrito su primera obra publicada, y se refirió a la importancia de “escribir sobre una cultura de tradición oral que corre el peligro de perderse”.

En la misma línea contó cuales fueron los sentimientos que le llevaron a escribir este libro, al poco tiempo de que falleciera su mujer Nieves, tras 66 años de convivencia. Además, compartió recuerdos personales relacionados con la ermita antes de dar paso a las intervenciones del público.

Joaquín Villa y su hijo Quino se refirieron al acto en términos de “muy entrañable e íntimo, con buena sintonía del público con el autor y los mensajes que ha trasladado”.

A sus 93 años, Joaquín sigue adelante con su nueva novela, en chistabín, que ya tiene “bastante avanzada” y no descuida la escritura cotidiana de sus memorias en las que trabaja desde hace ocho años.

En la vida cotidiana de Joaquín Villa Aused, hay tiempo para pasear por los alrededores del pueblo, dedicarse a la huerta y los animales de su pequeña granja, lectura y escritura. Lo resume en pocas palabras: “Me levanto a las cinco y media de la madrugada, no me voy a dormir hasta las doce de la noche, y aún me falta tiempo. No me cabe en la cabeza que haya personas que se puedan aburrir, eso no tiene sentido en mi vida, ni antes ni ahora a mis años”.