Cultura

la entrevista

Juan Carlos Marco Pueo: “Dejar un patrimonio escrito honra a los que lo transfirieron oralmente”

El escritor de Fonz, reconocido con varios premios, publica el libro de relatos cortos en aragonés ‘La Casa Los Telaires y atros rellatos’

Juan Carlos Marco Pueo.
Juan Carlos Marco Pueo.
S. E.

El profesor y escritor foncense Juan Carlos Marco publica La casa Los Telaires y atros rellatos, de Gara d’ Edizions. Un libro de relatos cortos en aragonés que según desvela el propio autor a este diario, “se trata de relatos que autopubliqué hace cinco años en el libro Be regulá. Me he decidido a reeditarlos al contar con el consejo profesional y la ayuda de Chusé Aragüés”.

La casa Los Telaires está escrito, dice, para “un pequeño número de lectores en aragonés, al igual que son pocos los que lo usan a diario, pero también es para todos aquellos que quieran conocerlo o, al menos, una de sus variedades, este libro puede resultarles útil. Por otra parte, me interesa conectar con un público que aprecie la belleza literaria de una lengua tan poco conocida como esta”. En este sentido subraya Marco que “si bien muchas veces se menosprecia, siento una gran satisfacción cuando descubro que, usándola, he logrado emocionar a un lector”.

Sobre la elección del título explica el escritor que gusta mucho ese capítulo cuya idea está basada en un hecho real y revela que “mi mujer, cuyo segundo apellido es Tejedor, me comentó que se había puesto en contacto con ella un israelí que, rastreando su árbol genealógico, había encontrado familiares con el mismo apellido por la zona de Zaragoza. Él guardaba una llave que pertenecía a la última casa que su familia tuvo en España. Utilicé esta historia y la ambienté en la casa de mi familia”.

Aunque de los dieciocho relatos que incluye el libro, Marco destaca el primero: El zagal d’El Burrello porque “es el primer relato que escribí en lengua aragonesa y con él gané un premio hace ahora ya veinte años. Describo las peripecias vitales de un hombre que, desde joven, se dedica a recorrer medio mundo y al final de su vida regresa a su pueblo, donde se sorprende de que todavía lo recuerden por su apodo”. En verdad, confiesa que, “es la manera en que mucha gente me identificaba cuando de niño vivía en Fonz, donde nací”.

Marco habla de temas cotidianos en sus relatos puesto que asegura que se inspira en la gente, “en lo que dicen, en cómo se comportan, en sus movimientos. Cada persona puede ser una fuente inmensa de inspiración”.

Sobre el futuro, comenta que “lo que más entretenido me tiene últimamente es la escritura de una nueva novela en aragonés. Tenía pensado hacerla en castellano, pero, sin yo pretenderlo, empecé a visualizarla en aragonés, y decidí dejarme llevar”. “Confío más en las musas que en mí mismo”, apostilla.

Y es que advierte que “mi lengua materna es el aragonés y la escritura en esta lengua me permite plasmar sobre el papel sentimientos y vivencias que concibo en aragonés”.

Por otro lado, dice también que “me interesa incrementar el patrimonio literario de esta lengua que, tristemente, lleva camino de desaparecer”. Además, sentencia que “dejar un patrimonio escrito es una forma de honrar a quienes me lo transmitieron oralmente”.