Cultura

la entrevista

Malen Salleras: “Esta exposición se tiene que escuchar con el latido de la vida”

Hasta finales de octubre, esta artista vinculada al Valle del Isábena tiene abierta en Espacio Pirineos la muestra ‘A cielo abierto’

Malen Salleras.
Malen Salleras.
E. F.

Hasta finales de octubre, la imponente nave central de Espacio Pirineos acoge la exposición A cielo abierto, de la artista Malen Salleras, vinculada al Valle del Isábena. A Cielo Abierto es la manifestación real, en el plano físico, de lo que transmite esta tierra ribagorzana a la artista, a caballo entre Mallorca y Lascuarre, población de la que plasma los paisajes abruptos y valles suaves, la fortaleza inamovible y a la vez la poesía.

Lugar que te acoge, te atrapa y se reserva, con un código secreto que no se acaba de desvelar. “Estar en esta tierra, a mí me lleva a la necesidad de crear y de sentir que todo en la tierra está vivo y nosotros somos parte de ello”, confiesa, con el apego de una vecina más. “Llevo 20 años viniendo y considero el Valle del Isábena mi casa”.

De orígenes mallorquines, “mi relación con el valle es a nivel familiar, pero poco a poco ha calado en mí su fuerza, las montañas, el poder de la naturaleza, la calidez de sus gentes y también, de alguna manera, la sensibilidad que destilan y la acogida que tengo en el valle”, explica esta artista intensa y vital ante una muestra fundamental en su trayectoria. “Últimamente, me apetecía plasmar en mis obras esta fuerza que sentía y este sentimiento que inunda el corazón, que es la fuerza de la tierra”.

A todo esto, se suma la magia de la sala expositiva. “Cuando conocí Espacio Pirineos, el año pasado, me sentí fascinada y tuve la necesidad de crear algo específico y dialogar con esta inmensa nave maravillosa. Decidí crear únicamente obras relacionadas con la tierra, la vegetación, la lluvia, el aire de aquí. Además, hay algunas obras que incluso tienen piedras de aquí. Es únicamente de la zona y hecho con elementos de la zona”, confiesa, encantada con el resultado.

“Cualquier artista lo consideraría un lugar privilegiado porque resalta las obras. Para mí, de hecho, hay un antes y un después porque este espacio invita a abrirte y atreverte a crear”, comenta en relación a algunas piezas de gran tamaño que tuvo que hacer en el suelo y que resultan muy llamativas.

“Hay telas grandes de 4 por 3 metros. Otras más pequeñas como el trocito de río Isábena en primavera con el deshielo, más íntimo”, detalla aludiendo a las técnicas.

Entre ellas, hay mucha mixta, con tela acrílica, cordones de seda y pigmentos naturales; otras, “las más novedosas”, con hierro y piedras; otras son solo acrílico; y algunas óleo, “que disfruto por su plasticidad”, indica.

Aunque el Valle del Isábena es lo que la ha inspirado, considera que el visitante debe acercarse a la muestra con una mirada más amplia. “No hay que buscar lugares ni semejanzas. Hay pinturas que representan ríos que pueden ser el Ésera, el Isábena. Lo importante es que esta exposición se tiene que escuchar con el latido de la vida. Las obras se han de mirar y sentir. Se tiene que venir con ganas de sentir texturas, colores y formas y el corazón que hay detrás”, concluye.