Cultura

LITERATURA

Joaquín Liesa: “No habla de la España vaciada porque no hay nada vacío”

El escritor altoaragonés presentó, en Huesca, el libro ‘La voz de los pueblos’

Joaquín Liesa
Joaquín Liesa
Pablo Segura

El escritor de Torres de Barbués, localidad de la que fue alcalde, Joaquín Liesa presentó la tarde del viernes, en el salón de actos de Caja Rural de Aragón de Huesca, el libro La voz de los pueblos, un texto que invita la reflexión sobre la despoblación de las zonas rurales con la esperanza de que la situación revierta.

Datos, fotografías, versos y prosa se mezclan en este libro para rememorar la infancia del autor y la de tantas otras personas nacidas en pueblos que abandonaron en busca de “una vida mejor”. En este sentido, advierte el autor: “no hago otra cosa más que trasladar a este libro mis inquietudes”. Según explica, pone sobre la mesa la pregunta de por qué en España, tradicionalmente, se ha visto a las zonas rurales y sus gentes de manera despectiva.

Liesa añade que La voz de los pueblos “no habla de la España vaciada porque no hay nada vacío, ese término se lo inventó alguien en Madrid porque, -insiste-, una cosa vacía es que no tiene contenido y, por lo menos, la estructura del pueblo queda”. Además, el autor defiende que hay “repoblación” en muchas zonas de “personas trabajadoras dedicadas a la agricultura y ganadería que se están trasladando a estas localidades, muchos son inmigrantes del centro de Europa, de África o, incluso, de Sudamérica”.

Ya en los años 60 y 70 comenzó a denunciar esta situación que le preocupa. “Entonces, -dice-, se iba la gente de los pueblos para mejorar su estatus social y económico porque no sé por qué pero se consideraba que la cultura en los pueblos era de inferior calidad a la de las ciudades y es que aquí siempre hemos visto ese estereotipo del señor de pueblo con boina como algo negativo”, “es más, en las ciudades se decía despectivamente, hasta hace poco “ese o esa es de pueblo”, recuerda Liesa. “Nunca he podido saber la razón, pero yo mismo me sentía inferior a los de la ciudad”, confiesa.

“Estas son las reflexiones que hago en el libro y también sobre el reparto de fondos y subvenciones desde las capitales”, de los que comenta que no son generosos con los pueblos. Asimismo, subraya que: “denuncio, un poco, el comportamiento de las ciudades salvajes, las que pasan los 200.000 habitantes”.