Cultura

La Banda de Huesca hace del agua un torbellino musical

El Teatro Olimpia acoge hoy, a las 20:30 horas, el concierto de Santa Cecilia

La Banda de Música de Huesca en uno de sus conciertos
La Banda de Música de Huesca en uno de sus conciertos
Pablo Segura

El agua, el primero de los cuatro elementos de la naturaleza con la tierra, el fuego y el aire, representa flexibilidad, adaptabilidad, fluidez, intimidad, necesidad de vincularse emocionalmente. Es el elemento del entendimiento, es decir, del escuchar, de ser receptivo, de la empatía, es el elemento que cede, que se adapta, retrocede y acepta.

Y precisamente como elemento del escuchar es como lo va a presenta hoy la Banda de Música de Huesca en el concierto que ofrecerá, con motivo de la festividad de Santa Cecilia, en el Teatro Olimpia de Huesca, a las 20:30 horas.

El director de la Banda, Alejandro Escuer, explica a este periódico que para este concierto en el Olimpia, “en el que no es lo mismo que tocar en el Parque en el que el escuchar es más distendido porque puedes hablar con el de al lado y el repertorio es más para todos los públicos y con piezas más cortas, hemos montado algo más grande y con el agua como elemento unificador”.

La Banda propone una mirada musical a esa fuente de vida e inspiración que son los mares y ríos, los seres que los habitan y a las actividades humanas en el medio acuático, y lo hace a través de diferentes compositores.

Jugará con las luces y audios de ambiente que predispondrán al público para disfrutar de un concierto que comenzará con Aquarium, de Johan de Meij. Se trata de una pieza “que es como un acuario en el que cada pez tiene su tema característico y es como si los vieras pasar, pero en el lugar de eso los escuchas”, explica Alejandro Escuer. Es una música que, por sí sola ya gusta, pero si se conoce resulta especialmente descriptiva porque de ese gran mar musical van emergiendo los peces.

Otra forma de plasmar el agua a través de un pentagrama es haciendo referencia a la literatura, y en este caso la Banda de Huesca ha escogido la novela Moby Dick de Herman Melville, a través de la obra The White Wale, de Michel Geisle, que desde el punto de vista musical se centra en cuatro momentos “en los que aparecen la ballena, el capitán o la tranquilidad, que es un canto al mar”, avanza Escuer.

Continuarán con un pasodoble dedicado a la localidad granadina de Lanjarón del compositor Fernando Penella, “que más allá de la marca de agua, es el pueblo del agua por sus manantiales y sus fuentes con frases de Federico García Lorca”, cuenta el director de la Banda.

El recital seguirá con A Song for Japan, de Steven Verhelst, una canción que se hizo en memoria de las víctimas del desastre natural provocado por el tsumani que asoló Japón en 2011. “Se trata de una canción que es muy bonita y emotiva” y con ella se hace un guiño a que “el agua también puede causar catástrofes que conllevan muerte y destrucción y arrasando con todo lo que encuentra a su paso”, indica Alejandro Escuer, que puntualiza que esta música “no describe una destrucción, sino todo lo contrario, es un recuerdo a las víctimas y un canto a la vida”.

El programa incluirá también un episodio de la Biblia, en concreto el del Arca de Noé con la obra Noah’s Ark, de Bert Appermont, “muy descriptiva respecto a este pasaje bíblico. Desde la construcción del arca, como se montan los animales, el diluvio universal y como amainan las aguas y se vuelve a la normalidad”, relata el director de la banda.

Para despedir la actuación, Caribbean Concerto, de Kees Vlak. Como dice Escuer, “relax, desconexión y fiesta con ritmos latinos, una propuesta más distendida en la que el agua evoca playas cristalinas y paradisiacas”.

Sin duda, una idea diferente la que propone la Banda de Música de Huesca para zambullirse en el mar y bucear entre peces, ir en barco y que verte sorprendido por Moby Dick en alta mar, refrescarse en una fuente en Lanjarón, recordar entre acordes a las víctimas de terremoto y maremoto del Pacífico que asoló Japón y a los animales que para salvase subieron al arca de Noé, y terminar en una playa del Caribe entre palmeras y una inmensidad azul que la vista no alcanza a ver, pero el oído sí a escuchar. El agua se hace música esta noche en el Teatro Olimpia.