Cultura

LA ENTREVISTA

Javier Rodrigo: “Ningún partido reclama o reivindica la figura de Franco”

El historiador dice que la denominación criminalísimo al hablar del dictador “necesita ser sometida como mínimo al escrutinio crítico”

Javier Rodrigo.
Javier Rodrigo.
S. E.

El historiador Javier Rodrigo presenta este viernes por la tarde en la Librería Anónima, de Huesca, Generalisimo: las vidas de Francisco Franco, 1892-2020, una obra que es “una reflexión sobre el espacio que ocupa Franco en la política y en la identidad de los españoles, básicamente. Pero como soy historiador, no me dedico solamente a los estudios del presente, sino también a la larga duración de las formas narrativas o de los estereotipos narrativos interpretativos, y decidí plantear una investigación sobre los mitos adheridos a la figura de Franco y a su larga perduración”.

Le interesaba -explica- ver la procedencia de algunos mitos, lo que circula siempre por los grupos de wasaps, como “lo de buen dictador, Franco trajo la Seguridad Social, Franco nos libró de la segunda Guerra Mundial, etcétera”, y en qué contextos se generan estos grandes mitos, “y me encontré todo un género literario de literatura política, como son las biografías de Franco, que nadie había explorado”.

Además, “ningún historiador de los nacidos después de la muerte de Franco, yo lo soy, soy del 77, se había acercado a la biografía de Franco. Todos los grandes biógrafos tenían sus cuentas pendientes con el dictador porque habían convivido con él, yo no”. Y esto “prefigura un acercamiento teórico hacia la figura de Franco diferente a los de quienes me han antecedido”.

Esta obra -resalta Javier Rodrigo- “reconstruye los grandes hitos vitales, pero los reconstruye en clave mitológica, en el sentido de cómo estos grandes hitos vitales han sido interpretados por los biógrafos como elementos constructores de la legitimidad del caudillo y de su poder”.

En la portada de la obra, varias denominaciones de Franco, “que son el hilo conductor del libro”, con las que se le nombró o que él mismo se autoatribuyó y que “van constituyendo diferentes capas narrativas sobre su figura y, por tanto, hay un Franco para cada época de su vida, para cada época de su poder, y cada uno de estos ‘francos’ tiene denominaciones diferentes” (Paquito, comandantín, caudillo...).

También denominación del dictador ya muerto, como la más reciente, “criminalísimo, “construida sobre todo por la narrativa memorialística actual, con la que yo en cierta medida no siempre estoy de acuerdo”. Y precisa: “Yo no estoy de acuerdo con que Franco sea el responsable último de todos los asesinatos y muertes violentas en la retaguardia, entre otras cosas porque Franco es elegido el líder, el generalísimo de todos los ejércitos y jefe del Estado, el 1 de octubre del 36, momento en el cual en buena parte de la retaguardia ya se han llevado a cabo la mayoría de los asesinatos por naturaleza política, sin ir más lejos en Aragón”. Una denominación, pues, que en su opinión “necesita ser sometida como mínimo al escrutinio crítico”.

Sobre el papel de la figura de Franco en estos momentos, dice: “Para mí es irrelevante. Ningún partido ni agrupación política reclama o reivindica la figura de Franco”.