Cultura

MÚSICA

Infancia rumbera, en el Festival Solidario Pequepop

China Chana puponía a bailar a la chiquillería en el evento celebrado en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner de la capital altoaragonesa

Los niños invadieron el escenario del Manuel Benito Moliner en el concierto de Cina Chana.
Los niños invadieron el escenario del Manuel Benito Moliner en el concierto de Cina Chana.
L.LL.

Algunos de los niños y niñas que estuvieron en la primera edición del Pequepop seguramente estarán ya estudiando en la Universidad. Porque el Pequepop, el festival de pop (y rock y otras especias sonoras) para toda la familia, celebra ya sus 12 primeros años. Y lo ha festejado en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner de la capital oscense (su sede habitual desde el primer año) a ritmo de rumba de la mano de China Chana, grupo de fusión y mestizaje surgido hace ya tres lustros en la población zaragozana de Villamayor de Gállego. El Pequepop ha ido creciendo año a año, y se podría asegurar que esta 12ª edición ha sido, al menos en Huesca, la más exitosa de su historia, la que ha contado con más público que nunca.

Han pasado solo cuatro meses desde la última visita a la capital oscense de China Chana, que estuvieron animando la última de las noches musicales de las pasadas fiestas de San Lorenzo, mostrando su vibrante rumba mestiza en la línea de bandas como Ojos de Brujo o D’Callaos. Como cada año, la “rusa” Ferropotrina se encargó de animar y alentar a la chavalería antes de la salida del grupo al escenario. Y a partir de allí, se desató la algarabía en la sala porque lo cierto es que es imposible resistirse al imparable embrujo de la rumba. Desde la primera canción, la optimista y buenrollista Busca la suerte, el escenario se vio invadido por niños y niñas que saltaron, brincaron y bailaron a lo largo de toda la actuación ante la atenta y gozosa mirada de sus progenitores.

Para calmar los ánimos, China Chana continuó con un cadencioso bolero-bossa nova, Cuando quieras, tras el que Ferropotrina preguntó a la gente menuda si conocía los instrumentos que tocaban los componentes del grupo, lo que sirvió para irles presentando. Siguieron después con un híbrido de rumba y jota, Augua, que interpretaron en aragonés, y con la rumba catalana El puente verde, que cantó el guitarrista Javi en lugar de Ana, la cantante principal de la banda. Fue el punto de inflexión de la velada porque, a partir de allí, el escenario se vio totalmente ocupado por la chiquillería, que no dejaba siquiera ver a los músicos. Se desató la locura, niños y niñas corriendo por los pasillos del Antiguo Matadero, alegría, bailes, globos y risas, que para eso estamos en el Pequepop.

Muchos niños llevaron juguetes que se entregarán aCruz Roja para que los distribuya.
Muchos niños llevaron juguetes que se entregarán aCruz Roja para que los distribuya.
Roger Navarro

Tras el júbilo desbordante de la rumba catalana Mi canastero (ventilador incluido), para rebajar la tensión China Chana abordó el tema más triste de su repertorio, La escalera, una canción melancólica en forma de balada aflamencada que trata del problema de los “sin techo”. Seguidamente, Ferropotrina se arrancó a cantar una jota “a la rusa”, que dejó en entredicho sus facultades canoras. Fue el preludio a esa rumba-jota del grupo, La pajera, en la que China Chana introduce guiños tanto a la Jota de la siega que cantaba Imperio Argentina en la película Nobleza baturra como a El manisero que cantaba Antonio Machín.

Rescataron después Vivir, una rumba de su primer disco. Y como “no solo de rumba vive el hombre” (como decía Albert Pla en uno de sus discos), interpretaron más tarde Camina a ritmo de reggae con inflexiones de jazz manouche. En la recta final sonaron La bicicleta (que Ferropotrina aprovechó para sacar a pasear de nuevo su mini-bici) y Hasta la luna. Y todavía hubo tiempo para la apoteosis rumbera final en el bis con la canción Así es la Lola. Y así terminó en el Pequepop 2022, con niños, niñas y padres contentos tras más de una hora y media de frenesí rumbero. Quienes se lo hayan perdido, tienen otra ocasión de vivir la experiencia el próximo jueves, día 22, en el Teatro de las Esquinas de Zaragoza. Están avisados.