Cultura

EXPOSICIÓN

Teresa Salcedo: “Hay que aprender a ver y hay que enseñar a ver”

La pintora exhibe exposición en La Casa Amarilla hasta el 4 de febrero 

Paquete de pinturas (1969-1983). Rollo de pintura I Ching (2006-2007)
Paquete de pinturas (1969-1983). Rollo de pintura I Ching (2006-2007)
S.E.

Hasta el 4 de febrero del próximo año, la oscense Teresa Salcedo tiene abierta al público la exposición titulada Todo es pasaje en la Galería La Casa Amarilla de Zaragoza, en el número 72 del paseo Sagasta. ¿Por qué ese título? “Todo son páginas de un libro que van pasando y que conforman el conjunto de la vida”, dice la artista. Y añade que la galería con la que trabajaba en Zaragoza “ha cerrado y me ofrecieron trabajar en La Casa Amarilla y es un nuevo comienzo. Entonces, había que plantear un recuerdo de lo vivido, antes que exponer una obra nueva que todavía está en fase de toma de decisiones”.

Así nace la selección de las 11 obras expuestas. Para empezar, el denominado Paquete de pinturas, 1969-1983-“obras plegadas y prensadas de diversos formatos y fragmentos, un paquete de obras rescatadas, que tiene forma de paquete prensado, que pertenece a los años 60, a mi primera historia, a mis primeros cuadros realizados en Bolea en mi infancia, y hablan de recuerdo, hablan de reconocimiento y con una coherencia para construir una historia coherente con la vida”-.

Otra obra seleccionada es Rollo de pintura I Ching, 2006-2007, un rollo de pintura de 400 x 85 centímetros, “junto a una pintura del último proyecto como son fragmentos de islas; también hay un papel cosido de los años 90 y también obras de gran formato, que son muy decisivas en mi trabajo, y pertenece mayoritariamente al último proyecto que he realizado entre 2004 y 2017, que es el proyecto Shakkei o paisaje prestado”.

Teresa Salcedo en la exposición de La Casa Amarilla.
Teresa Salcedo en la exposición de La Casa Amarilla.
S.E.

“Y todo esto -añade Teresa Salcedo- está bajo la atenta mirada de Goya, representado en el grabado número XII de los Desastres de la guerra, que hacen un poco de pantalla decisiva y hacen un poco de paisaje prestado al conjunto de esta muestra”.

Una imagen “del vómito de un hombre ante el montón de cadáveres en un escenario de tránsito, envuelto en sombras”, junto a la que se lee esta leyenda: “Para eso habéis nacido”. Una estampa esa de Goya “que es mía, va viajando conmigo siempre y en este caso Chus Tudelilla, la directora de La Casa Amarilla, es la que ha rescatado esta obra junto a la selección con mucho acierto, desde luego muy rápida, con mucha profesionalidad”.

Todo esto “en un entorno lleno de libros que dotan de reciprocidad interna a la obra, libros que son indispensables en mi vida y aquí se manifiestan de forma muy contundente. Me pidió que hiciera una selección de libros que fuera acoplada a la obra y estoy contenta porque es como si hubiera trasladado un trozo de mi casa (a la exposición), y estoy muy bien”. Selección de poesía japonesa, Ciorán, la teoría del color, Allan Poe…

Básicamente, Teresa Salcedo trabaja óleo y lino, pero aquí hay papel japonés y tinta japonesa… ¿El interés por lo japonés, de dónde le viene? “Hay relatos que parece que los haya vivido y me pertenezcan. La pintura japonesa siempre me ha emocionado y es una gran verdad, claro, nos anteceden en 3.000 años y tienen un discurso muy claro en los tiempos. Siempre me ha interesado buscar orígenes y orígenes que me llevan a volar, que me llevan a viajar, que Goya ya me mete en la realidad ordinaria, ya me dice no te pases mucho de cabeza”.

Al preguntarle cómo se define su pintura en este momento, Teresa responde: “No tengo ni idea, no lo sé. Es una pintura que trabaja ideas… Además, no solo es pintura, yo soy una trabajadora del arte, utilizo la pintura como medio fundamental pero utilizo la instalación, he utilizado la fotografía, he usado el video y ahora tampoco quiero estar a la orden del día con todo esto. Ahora, lo que quiero es aprender de la pintura. Llevo diez años yendo al Museo del Prado casi a diario y yo quiero seguir aprendiendo”.

Habla del arte “como único fundamento de vida” y que tiene una “capacidad transformadora terapéutica” y -resalta- “además es infinito. Tiene la capacidad de adaptarse a nuestro tiempo, de ser atemporal, de ser eterno y sobre todo, de inscribirse en nuestra vida y darnos respuestas, lo único es que hay que aprender a ver y hay que enseñar a ver, hay que dotar a la enseñanza de medios para el aprendizaje, porque sino estamos perdidos”.

Ahora, comenta Teresa Salcedo, “mi proyecto es trabajar, trabajar y trabajar…”. ¿Y cuándo expondrá en Huesca? “No lo sé, exponer en tu localidad me ha causado siempre mucho impacto”.

Hasta hace poco, en Madrid ha tenido un pequeño estudio “que me ha permitido uno de mis sueños, que ha sido ir al Museo del Prado con mucha frecuencia”, y un taller muy grande en Gredos, “donde he podido trabajar bien”. “Ahora lo he dejado todo y he instalado definitivamente la obra en Zaragoza, en un estudio grande. Estaré grandes temporadas en Zaragoza, pero seguiré errante, donde me lleve la pintura”.