Cultura

PIRINEOS SUR

Los Chikos del Maíz: “Se nos ocurren pocos sitios más bonitos para actuar que el Auditorio de Lanuza”

Tony Mejías, que forma el grupo con Nega, cuenta cómo será su primer concierto en el festival y habla sobre su trayectoria

Los Chikos del Maíz.
Los Chikos del Maíz.
S.E.

El 13 de julio ofreceréis vuestro primer concierto en Pirineos Sur. ¿Qué nos podéis adelantar de esta cita tan especial?

—Será un concierto de 90 minutos donde presentaremos nuestro último disco, Yes Future, pero sin olvidarnos de repasar los temas que nos han traído hasta aquí. Siempre nos ha gustado hacer conciertos dinámicos, donde el público participe. Intentaremos que el entorno favorezca a esa comunión con la gente que venga y que puedan disfrutar.

¿Es una actuación muy esperada para vosotros?

—Sí. Conocíamos el festival porque han actuado otros años amigos y amigas nuestras y, además, por lo especial del lugar donde está el escenario. Personalmente, siempre había tenido la ilusión de poder actuar ahí. Se me ocurren pocos sitios más bonitos para hacer un concierto.

¿Qué os parece compartir cartel con dos leyendas como Rapsusklei y R de Rumba?

—Son dos referentes del rap español y dos personas que han ayudado mucho a que esta cultura crezca. Nos parecen dos compañeros de cartel inmejorables y más siendo en su tierra el festival.

Como avanzabas, en la cita presentaréis vuestro último disco, Yes Future. ¿Cómo está funcionando este trabajo?

—Estamos muy contentos. Es un disco que tiene sonidos muy diferentes a lo que habíamos estado haciendo hasta ahora, lo cual sabíamos que era un riesgo, pero la aceptación del público está siendo muy buena. Venimos de una gira por salas que ha funcionado fenomenal y creemos que es la mejor manera de testar cómo lo ha recibido la gente. A nivel personal, nos gusta mucho el resultado y si además funciona, es una muy buena noticia.

Además del cd, incluís un libro en el que varios autores reflexionan sobre el antifascismo o el cambio climático. ¿Por qué os animasteis a completar así la parte musical?

—Cuando hacemos un disco intentamos que exista un concepto a partir del título. Quisimos incorporar un libro donde escritoras, periodistas, pensadores que conocemos y que son referentes para nosotros reflexionan sobre el futuro en distintos campos. Todas con una visión de que ese futuro es posible.

¿Veis un futuro positivo?

—Lo vemos jodido, pero tenemos la obligación militante de ser optimistas. No tenemos la opción de no serlo. Está claro que, entre pandemia, crisis climática, ascenso de la extrema derecha y las guerras que hay en marcha no parece muy halagüeño, pero es dentro de este sistema capitalista donde no existe un futuro, donde hay unos recursos limitados y no hay espacios para vivir todas en unas condiciones de dignidad mínimas. Pero sí existen políticas alternativas donde construir esos espacios y darle la vuelta al momento histórico actual. Por muy negro que parezca, rendirse no mejorará el futuro, sino que lo empeorará. No será fácil, pero ya venimos de la larga noche y estamos convencidos de que se podrá construir un futuro alternativo donde quepamos todas.

¿Qué opinión tenéis de los últimos resultados electorales?

—En primer lugar, es terrible la normalización de la extrema derecha por parte de nuestros medios de comunicación y cómo se ha permitido ese ascenso y que tengan opciones de poder en casi todos los territorios. Es nauseabundo que personas que se jactan de querer recortar en derechos y libertades, y querer ir décadas atrás en esas materias tengan cabida en nuestro espectro político. En segundo lugar, vemos como hay un voto de castigo orquestado, una vez más, desde los medios, haciendo pasar la opinión por información. Vemos como programas de supuesto entretenimiento familiar como El Hormiguero están día tras día boicoteando cualquier partido o político que no sea de su agrado. Podemos ver cómo se ha construido un falso relato de que ETA sigue viva, aunque parte de las víctimas estén hartas de la utilización política, y sigan comprando ese discurso. Cómo han creado una alarma social sobre la ocupación de vivienda cuando es algo muy puntual y la mayoría de las veces responde a una necesidad y suele hacerse en viviendas vacías de bancos. El problema de la vivienda es que no se puede acceder a ellas con un sueldo normal, pero eso no lo cuentan. Han creado un relato y tienen un poder que es muy difícil combatir en las urnas, ni qué decir en el día a día. Pero una vez asumido eso no podemos lamentarnos y flagelarnos eternamente. Hay que construir una alternativa, hay que hablar de propuestas y de mejoras sociales e intentar cambiar las cosas. A nivel electoral se ha demostrado no hace tanto que se puede. A nivel de organizaciones y colectivos sociales, sobre todo en algunos lugares del Estado, también. Las elecciones no han dado muchas alegrías, pero, una vez más, creemos que sí existe el futuro también en términos parlamentarios. Pero mientras llega, toca construir en la calle.

Hace 18 años desde que empezasteis y 15 desde que publicasteis vuestro primer disco. ¿Qué balance haríais de estos años?

—Cuando comenzamos en ningún momento imaginábamos llegar a cumplir 18 años como grupo, ni mucho menos actuar en festivales masivos, en el Wizink o hacer gira por Latinoamérica. Como repasamos en la canción Ecos de un futuro pasado, ha habido luces y sombras, pero estamos muy contentos con lo logrado, sentimos que hemos llegado más lejos de lo imaginado y que ahora es momento de disfrutar y quitarnos algo de presión a la hora de componer. Tenemos ya una carrera a nuestras espaldas que ni habríamos soñado, pero siempre intentamos que lo mejor esté por venir.

Paraísos artificiales y La estanquera de Saigón son dos de vuestros temas más escuchados. ¿Por qué conectan tanto con la gente?

—Cada canción tiene su historia. En Paraísos artificiales, además de una gran letra e instrumental, se sumó a colaborar por primera vez Laura, que es como nuestra “quinta Beatle”. Forma parte de varias de las canciones más celebradas de la banda y nos ha ayudado a transitar otros caminos sonoros y explorar otro tipo de letras. Por último, La estanquera de Saigón es un tema muy característico nuestro. Por sonido, por letra, por fuerza… Sería una canción prototipo de Los Chikos del Maíz, con un estilo que nunca falta en nuestros discos.

¿Qué ha sido lo mejor y lo peor de vuestra trayectoria?

—No vale la pena darle muchas vueltas a qué ha sido lo peor. Como es lógico, en 18 años pasan muchas cosas buenas y malas. Letras que hoy día no escribiríamos, conciertos en los que no estuvimos a la altura, conciertos donde quien nos contrató no lo estuvo, conciertos prohibidos, gente en contra… pero todo eso también forma parte de nuestra historia y de un modo u otro nos ha hecho mejorar y saber por dónde encaminar nuestro proyecto. Lo mejor, por muy pelota y típico que suene, es el público. Sin ellas y sin ellos no tiene sentido nada. Y en nuestro caso es más importante aún porque han sido muchas veces la mirada crítica que necesitábamos para reconocer errores y crecer. Por elegir un momento puntual, el concierto en el CSO La Traba de Madrid pocos días después del asesinato de Carlos Palomino fue una de esas noches que no olvidaremos. Ir a Latinoamérica también ha sido la hostia, algunos festivales grandes, tocar en Europa, pero ese día fue mucho más importante. Sólo teniendo memoria podremos ir hacia ese futuro posible que dibujamos.