51 FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE HUESCA
Estela Rasal: "Nuestro objetivo es que el certamen recobre la imagen que tenía antaño"
La actriz y productora oscense, que ha trabajado en el equipo del festival desde el año 2014, debuta como directora en la nueva edición del certamen

Estela Rasal (Barcelona, 1975) se incorporó al Festival Internacional del Cine de Huesca en 2014 y desde entonces no ha dejado de esforzarse en los departamentos de producción y dirección del certamen, que este viernes inaugura su 51ª edición, la primera con ella al frente.
Antes de convertirse en la directora de la cita, que se celebra hasta el 17 de junio, la oscense trabajó duro como parte de los equipos de Jesús Bosque, Azucena Garanto y Rubén Moreno, sus antecesores en el cargo.
“Cuando empezamos, el festival estaba de capa caída y durante estos últimos años hemos tratado de volver a situarlo en el lugar que le corresponde”, explica Rasal en una entrevista con DIARIO DEL ALTOARAGÓN, en la que confirma que su objetivo es que el certamen “recobre la imagen que tenía antaño”.
Después de 10 años trabajando en el festival en diferentes facetas, ¿tenía ganas de dar el salto a la dirección?
—Sí, me apetecía cambiar y ver el festival desde otro punto de vista.
¿Qué objetivos se ha propuesto en esta nueva era?
—El objetivo principal es que el festival recobre la imagen exterior e interior que tenía antaño, porque es el más importante de Aragón y uno de los seis de España que clasifica cortos para los Oscar, pero hace falta que además de serlo, lo parezca, así que vamos a desarrollar el proyecto un poco más. Hacemos de lanzadera para los cortometrajistas, tenemos que generar sinergias para que se produzcan proyectos, para que sea motor de desarrollo cultural, social y económico para el territorio. Todo eso es lo que tenemos que fomentar con la ayuda de las instituciones públicas y privadas, si no es imposible.
¿Qué sorpresas nos esperan en esta edición?
—Este año, sobre todo, estamos potenciando mucho más la línea de los cortometrajistas, que es la esencia del festival. Tenemos prácticamente el doble -más de 60- por la ciudad y eso enriquece mucho en todos los niveles. Estamos preocupándonos mucho también de las actividades de industria o ’networking’ para generar acuerdos entre todos los agentes socioculturales del territorio y los que vienen de fuera.
En la cita compiten 79 cortometrajes de 29 países dentro de los concursos internacional, iberoamericano y documental. ¿Cuáles son algunos de los temas que van a tocar la fibra del público?
—Hay temática social en abundancia. Algunos reflexionan sobre la Guerra de Ucrania, el género o el colectivo LGTBIQ+. También hay comedia, animación y mucha ópera prima.
Hablemos de los homenajes. ¿Qué supone para Huesca recibir a Pablo Larraín?
—Pablo es un director que tiene una proyección impresionante, por eso le damos el Premio Ciudad de Huesca Carlos Saura, porque le queda todavía un carrerón. Es un director y productor muy interesante, que lo ha demostrado desde sus inicios en Chile, con películas impresionantes, hasta su salto a Hollywood. Tener a alguien de su talla es importante porque es un respaldo para el festival.
Él recibirá esta noche un galardón que lleva el nombre de Carlos Saura, fallecido hace unos meses. ¿Cómo se va a acordar el festival del director oscense?
—En la gala haremos un homenaje hacia su persona sencillo, como somos nosotros y como era él, en el que contaremos con la presencia de su familia; su viuda Eulalia y su hija Ana. Tendremos alguna sorpresilla, pero se le rendirá tributo con la escenografía o los números musicales.
El glamour de esta edición lo pondrá Aitana Sánchez-Gijón, ganadora del Premio Luis Buñuel, que se le entregará el próximo martes 13.
—Sí, es una maravilla tenerla. Es muy joven para recibir este galardón porque es a una trayectoria y normalmente son personas mucho más mayores las que lo recogen, pero Aitana empezó tan pronto que tiene un pedazo de carrera impresionante. Es una de nuestras actrices más icónicas y además fue la primera mujer presidenta de la Academia de Cine. Podremos ver alguno de los cortos en los que ha trabajado, una faceta desconocida para el público.
El Premio Pepe Escriche va para Ventana Sur. ¿Por qué son merecedores de este trofeo?
—Ventana Sur es un mercado de distribución de películas en Latinoamérica en el que confluyen 2.000 distribuidores. Han ido creciendo y se han consolidado como el mercado más importante de allí, además en comunión con el Festival de Cannes. Se merecen el premio porque contribuyen a esa potenciación y distribución del cine en todo el mundo.
¿Qué otras actividades destacaría de la programación?
—Destacaría las de industria, las masterclass, un taller para adolescentes muy interesante para aprender a realizar un trabajo audiovisual desde el móvil de forma profesional, otro taller para los más pequeños sobre Charles Chaplin... Además recuperamos las Veladas Violetas y el Gastrocine, en el que participarán dos grandes cocineros (Luciano Nanni e Iris Jordán), que realizarán seis platos inspirados en seis cortometrajes. Va a ser un escándalo.
Argentina será el país de honor de esta edición. ¿Cómo se va a sentir este homenaje?
—En la gala inaugural vamos a tener un pequeño espacio para ellos, tenemos a dos miembros del jurado que provienen de allí (María Botto y Ariel Direse), contaremos con actividades formativas impartidas por Lucrecia Cardoso, secretaria del Ministerio de Cultura de Argentina; y con el chef Luciano Nanni, también argentino.
Recientemente comentó que el presupuesto del festival, de 230.000 euros, era insuficiente. ¿De cuánto dinero disponen los otros cinco certámenes españoles que también clasifican para los Oscar?
—Entre 400.000 y 800.000 euros. Con lo que tenemos nos vamos apañando, pero si queremos crecer, tener esa proyección que debemos consolidar y aumentar, un equipo que tenga una cierta permanencia, mantener los premios (de 25.000 euros) y los requisitos para calificar para los Oscar y los Goya, necesitamos equipararnos a ellos para ser competitivos.
¿Si las instituciones no apuestan más por el festival, podría perder terreno?
—Yo creo que sí, indudablemente. Y hay que evitarlo, porque el festival es diferenciador de nuestro territorio, lo dinamiza y ayuda a darnos una imagen y ser un estandarte de nuestra zona.