51 FESTIVAL INTERNACIONAL DE CINE DE HUESCA
María Botto: “Prefiero que el premio del jurado se acerque al del público”
La actriz cuenta su interesante vida y versiona a Janis Joplin en el festival

María Botto Rota (Buenos Aires, 1974) está disfrutando de lo lindo siendo jurado del Festival Internacional de Cine de Huesca, donde ha podido ver “muchas historias de carácter social”, algunas realmente “duras” e “interesantes”, que demuestran “mucho esfuerzo” por parte de los directores.
“No las veo con responsabilidad. Me gustan o no me gustan. Espero que baste con eso, porque prefiero que el premio del jurado se acerque al del público”, ha confesado la actriz este miércoles en la tercera sesión del ‘Vermú con...’, presentado por Chus Fenero.
La artista se ha metido al público en el bolsillo con sus anécdotas, su compromiso social, su gracia natural y su talento, completamente demostrado cuando, por petición de un espontáneo, ha cantado a capella una versión del mítico Mercedes Benz, de Janis Japlin. Sin duda, uno de los momentos más icónicos de la 51ª edición del certamen.
Actriz en una familia actoral
Aunque de pequeña soñaba con ser charcutera, porque pasó hambre en su infancia, María Botto pronto quiso ser actriz, una decisión lógica teniendo en cuenta que es hija de los actores Cristina Rota y Diego Fernando Botto, y hermana de Juan Diego Botto.
“Me han dicho ‘hija de’ o ‘hermana de’ toda la vida, pero cuando tienes 49 años eso no es una carga. Tengo mucha gratitud por mi familia”, ha contado.
María Botto debutó en la gran pantalla siendo una niña en Stico (Jaime de Armiñán), pero con 19 años se salió del camino para probar suerte en la música. No le fue nada mal, ya que quedó segunda representando a España en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar de 1994.
“Al volver le dije a mi madre que me gustaban mucho más Madrid y la interpretación, porque éste es un mundo muy competitivo, mientras que el del teatro es más colectivo”, ha recordado.
No obstante, la actuación tampoco es un camino de rosas: “Es una profesión que me da muchos disgustos, porque es muy dura. Hay mucha inestabilidad, pero me da la posibilidad de contar historias”, ha añadido.
"Por fin me siento orgullosa de ser un poco argentina"
El padre de María Botto fue asesinado en 1977 por su oposición a la dictadura argentina de Videla, lo que acabó provocando que en 1978 su familia emigrara a España.
“Estoy muy orgullosa de mi madre, porque se exilió con tres hijos. Allí aprendí que, cuando uno vive el horror, lo más revolucionario es vivir”, ha asegurado.
Como reside desde los 4 años en España, Botto siempre se ha considerado española y, tras la tragedia que sufrió, incluso llegó a sentir rabia por tener raíces argentinas.
Pero todo cambió recientemente cuando volvió al país que le vio nacer y comprobó en primera persona cómo el gobierno está trabajando la ley de memoria histórica.
“Después de 40 años, por primera vez estoy orgullosa de sentirme un poco argentina”, ha destacado la actriz, a la que por fin le gustaría hacer un proyecto cinematográfico en su país de origen.
Dos nominaciones a los Goya
Uno de los momentos más álgidos de su carrera fue cuando rodó Celos (1999) con Vicente Aranda, quien ya había confiado en ella en Si te dicen que caí (1989).
“Me cogió porque le gustaba cómo decía los tacos y porque le preguntó a Aitana Sánchez-Gijón si le gustaría trabajar conmigo y ella dijo que sí”, ha destacado sobre la reciente ganadora del Premio Luis Buñuel del Festival de Cine de Huesca, a la que ha definido como “una mujer extraordinaria, generosa y buena compañera”.
Por esta película recibió su primera nominación al Goya, mientras que la segunda llegó por Soldados de Salamina (2003), de David Trueba. “Ahora soy consciente de la suerte que tuve de trabajar con él”, ha valorado.
Una "friki" que ha trabajado en Hollywood
Mi vida en ruinas (Donald Petrie, 2009) y Hustle (Jeremiah Zagar, 2022) han sido dos de sus incursiones más sonadas en Hollywood, que le dieron la oportunidad de actuar con actores que admira como Richard Dreyfuss -a quien llamó “godfather”, padrino en inglés, en un momento surrealista- y Adam Sandler.
“La diferencia entre trabajar aquí y allí es que tienen mucho dinero. En España estaba haciendo una peli de dos millones de euros, que es un presupuesto notable, mientras que la de Hustle era de 170”, ha comentado entre risas.
En esta segunda tenía que estar “sí o sí” porque aborda la industria del baloncesto, deporte del que es tremendamente fan, al igual que de las historias de “muertos vivientes”.
De hecho, le gustan tanto que durante el vermú demostró ser “una friki” que ha jugado compulsivamente a los ochos videojuegos que se han comercializado de la saga Resident Evil.
Por este motivo estuvo encantada de participar en Malnazidos (Javier Ruiz Caldera y Alberto De Toro, 2022), una historia de zombies en la Guerra Civil española.
Un futuro con igualdad
La igualdad de la mujer en tareas como la dirección y la escritura de guiones “por fin está llegando”, ha celebrado Botto.
“Estamos en un momento fantástico, pero todavía queda camino. Parece que por fin interesan los conflictos de la mujer como algo universal, no como algo privado”, ha subrayado.
María Botto, que “siempre” intenta participar en cortos porque “hay que abrir caminos”, ha terminado avanzando sus dos próximos proyectos: Dirigir la adaptación al teatro de A la puta calle (Cristina Fallarás, 2013), protagonizada por la aragonesa Ana Roche; y la serie sobre sucesos paranormales El otro lado, con Andreu Buenafuente y Berto Romero, que se estrenará en septiembre.